La apatía en el cáncer no es solo emocional: es biológica, y ya sabemos cómo ocurre

Archivo - Mujer con cáncer, familia, acompañamiento.
Archivo - Mujer con cáncer, familia, acompañamiento. - NOSYSTEM IMAGES/ ISTOCK - Archivo
Publicado: viernes, 11 abril 2025 7:34

    MADRID, 11 Abr. (EUROPA PRESS) -

   La apatía, la fatiga extrema y la pérdida de motivación son síntomas comunes en pacientes con cáncer avanzado, a menudo considerados como efectos secundarios inevitables del deterioro físico que conlleva la enfermedad. Sin embargo, la ciencia aún busca comprender si estos síntomas responden exclusivamente al desgaste corporal o si podrían estar relacionados con mecanismos biológicos más complejos.

    En este contexto, un equipo internacional de investigadores ha explorado la posibilidad de que ciertas señales inflamatorias puedan afectar directamente al cerebro y alterar el comportamiento motivacional. Su trabajo se centra en descifrar los vínculos entre el sistema inmunológico, el sistema nervioso central y la conducta, abriendo nuevas vías para mejorar la calidad de vida de quienes padecen enfermedades crónicas como el cáncer.

FATIGA Y LA FALTA DE MOTIVACIÓN EN CÁNCER

   Una investigación realizada por miembros de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos), señala que la fatiga y la falta de motivación que experimentan muchos pacientes con cáncer podría deberse a una afectación de neuronas específicas del cerebro que detectan la inflamación.

   En un estudio publicado en 'Science', los investigadores informan que identificaron una conexión directa entre la inflamación relacionada con el cáncer y la pérdida de motivación característica del cáncer avanzado. Al estudiar ratones con caquexia relacionada con el cáncer, una afección típica de la enfermedad que provoca atrofia muscular y pérdida de peso, descubrieron una vía cerebral previamente desconocida. Esta vía detecta la inflamación y suprime activamente la dopamina, un factor clave de la motivación, lo que provoca apatía y pérdida de impulso.

   El bloqueo de la vía restableció la motivación, a pesar de que el cáncer y la pérdida de peso persistían. Esto indica que la apatía puede tratarse independientemente de la enfermedad en sí.

   "Las implicaciones de la investigación son profundas", señala el autor principal del estudio, el doctor Adam Kepecs, profesor de neurociencia y psiquiatría en WashU Medicine. "Hemos descubierto un mecanismo cerebral directo a través del cual la inflamación impulsa la apatía en el cáncer, y logramos restablecer la motivación normal en ratones con caquexia, a pesar de la inflamación continua a medida que el cáncer progresaba".

EL 70% DE LOS PACIENTES CON CÁNCER AVANZADO EXPERIMENTAN CAQUEXIA

   Aproximadamente el 70% de los pacientes con cáncer avanzado experimentan caquexia. Además del deterioro físico, los pacientes suelen sufrir fatiga severa, apatía y falta de motivación, lo que afecta su calidad de vida en general.

   Para comprender si estos síntomas psicológicos son efectos secundarios derivados del deterioro físico o si surgen de mecanismos biológicos específicos, el equipo de investigación, compuesto por el doctor Marco Pignatelli, profesor adjunto de psiquiatría en WashU Medicine, y el doctor Tobias Janowitz, profesor asociado en Cold Spring Harbor Laboratory, recurrió a un modelo murino de caquexia por cáncer bien validado. Se centraron específicamente en los síntomas conductuales, que no se habían investigado previamente, y mapearon las regiones cerebrales implicadas.

   Descubrieron que una estructura del tronco encefálico, la parte del cerebro que controla funciones vitales como la respiración y la frecuencia cardíaca, actúa como sensor de señales inflamatorias en el torrente sanguíneo, en particular una molécula llamada interleucina-6 (IL-6), cuyos niveles se encuentran elevados en la caquexia por cáncer.

   Cuando los niveles de IL-6 aumentan, las neuronas de esta región del tronco encefálico transmiten una señal a través de una vía específica que suprime la liberación de dopamina en el núcleo accumbens, una parte del cerebro clave para la motivación y la recompensa. La disminución resultante de la dopamina redujo la motivación de los ratones para realizar actividades.

UN POSIBLE TRATAMIENTO PARA LOS SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS

   Para determinar si interferir con esta respuesta podía tratar la falta de motivación y la apatía, Kepecs y sus colegas probaron dos enfoques diferentes: aumentaron los niveles de dopamina y bloquearon las neuronas que detectan la inflamación en el tronco encefálico. Ambos enfoques eliminaron o redujeron la apatía en los ratones.

El tratamiento de los ratones con un anticuerpo IL-6 similar a un fármaco ya aprobado por la Agencia Nortemericana del Medicamento (FDA, por sus siglas en inglés) para la artritis reumatoide, una enfermedad inflamatoria, también restauró la motivación del animal, un hallazgo que apunta a un posible tratamiento para los síntomas psicológicos asociados con el cáncer avanzado.

   "Lo notable es que la motivación se recuperó incluso en la etapa avanzada de la enfermedad", destaca Pignatelli. "Esto sugiere que podríamos mejorar la calidad de vida al actuar sobre el circuito cerebral".

   En enfermedades agudas como las infecciones, esta reducción de la motivación provocada por la inflamación puede ser adaptativa, ayudando al cuerpo a conservar energía para combatir la enfermedad, explica Kepecs.

PODEMOS ABORDAR LA BIOLOGÍA SUBYACENTE PARA MEJORAR LA MOTIVACIÓN

Sin embargo, en afecciones crónicas como la caquexia, la apatía prolongada (incluida la disminución del deseo de comer, moverse o socializar) puede resultar perjudicial, empeorando la salud y la calidad de vida.

   Dado que la IL-6 (la molécula inflamatoria que impulsa este efecto) se encuentra elevada en muchas otras afecciones, y las regiones cerebrales implicadas son fundamentales para la motivación, es probable que este mismo circuito contribuya a la apatía en diversas enfermedades crónicas.

   "Esto nos brinda una nueva forma de comprender la apatía en el cáncer avanzado", finaliza Kepecs. "No es solo una consecuencia del deterioro físico, sino una respuesta directa a la inflamación cerebral. Esto significa que podemos abordar la biología subyacente para mejorar la motivación y la calidad de vida, incluso cuando el cáncer en sí ya no es tratable".

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