MADRID, 1 May. (EDIZIONES) -
Al nivel del mar nos encontramos a una presión atmosférica de 760 milímetros de mercurio. Por debajo del mar nos encontramos a unas presiones mayores que, de no gestionarlas bien, podemos dañar a nuestro cuerpo. Por eso es necesaria la formación de un club de buceo, así como seguir una serie de precauciones que a continuación te detallamos.
"Cada diez metros de profundidad hay una atmósfera de presión más. Entonces, en cuanto bajamos 10-15-20 metros sobre el nivel del mar, ganamos en profundidad, y van aumentando las atmósferas de presión. De esta manera, estamos expuestos a una mayor presión sobre nuestro organismo, que puede dañarlo si no lo gestionamos adecuadamente. En teoría puede afectar a todos los órganos de nuestro cuerpo porque estamos a mayor presión que a nivel del suelo".
Así nos lo explica en una entrevista con Infosalus Juan José Cantón Romero, doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, así como doctor especialista en Medicina Aeronáutica y subacuática del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid.
CUANDO NO SE PUEDE BUCEAR
De hecho, destaca que es necesaria una formación específica en este sentido, que se ofrece generalmente en las propias escuelas de buceo, y donde suele desaconsejarse esta práctica si ya se presentan alteraciones cardíacas o pulmonares: "Nuestro cuerpo está expuesto a esa presión de más cuando se sumerge en las profundidades del mar. De forma que, si nosotros tenemos algún tipo de alteración a nivel de nuestro organismo, como por ejemplo cardíacas, esta presión de más puede influir más que si estuviéramos sobre el suelo, y dañar a nuestro organismo".
Además, avisa este especialista de que, normalmente, no podemos bucear de cualquier manera porque cuanto más estamos sobre esa presión, y bajamos más en profundidad, contamos con una menor cantidad de oxígeno en el organismo y que sea aceptable para nuestra vida normal, tal y como afirma el también médico especialista en Neurología, Medicina del Trabajo, Diplomado Superior en Medicina Aeroespacial del Ejército del Aire y Médico de Vuelo del Ejército del Aire.
"Esa disminución de PO2, o de 'presión parcial de oxígeno', es lo que nos va a producir una serie de alteraciones a nivel del cuerpo. Fundamentalmente, se trataría de alteraciones cardíacas o pulmonares. Por eso los buceadores bajan con aire a presión para poder respirar debajo. No llevan oxígeno, sino aire a presión. Solamente, a partir de una determinada profundidad, esas botellas de aire van mezcladas fundamentalmente con helio", aclara este experto en medicina Subacuática.
Si te pones a bucear a 10 metros de profundidad lo tienes que hacer con una botella de aire comprimido para poder respirar de manera normal, insiste el especialista del Hospital Nuestra Señora del Rosario.
CÓMO AFECTA EL BUCEO A LOS PULMONES
En cuanto a los pulmones, por ejemplo, el doctor Cantón alerta de que "puede producirse hasta una explosión". Por eso, hace hincapié en la necesidad de que los buceadores realicen una serie de 'paradas técnicas' de manera paulatina conforme van ascendiendo de las profundidades tras la inmersión, y con las que reducir la presión a la que está sometida el cuerpo conforme desciende en profundidad.
"Al ascender de las profundidades el buceador debe realizar una serie de paradas para que los gases que se han mezclado a nivel de la profundidad arriba aparezcan lo mejor posible. Esas paradas son necesarias para hacer una descompresión y evitar problemas", remarca.
A los oídos les pasa lo mismo, y ese aumento de presión hace que no haya una salida de aire en el oído: "En la trompa de Eustaquio, a nivel del oído medio, es donde se queda ese gas o ese aire atrapado. Cuando ascendemos en la altura de profundidad del mar lo que hacemos es compensar las presiones del interior con el exterior y se hace a través de la trompa de Eustaquio. Si ésta estuviera obstruida por ejemplo por un catarro, donde hay mucosidad, no se hace bien la compensación y podría romperse el tímpano a nivel del oído".
ENFERMEDADES MÁS FRECUENTES EN LOS BUCEADORES
Con todo ello, le preguntamos al doctor Cantón por cuáles son las dos enfermedades más frecuentes en los buceadores. En primer lugar, apunta a la enfermedad descompresiva, y posteriormente, a la embolia arterial gaseosa.
En el caso de la enfermedad descompresiva apunta que tiene lugar porque al haber aumentado la presión con el buceo no somos capaces de sacar esos gases al exterior, concretamente nitrógeno, que se encuentra disuelto en sangre y en los tejidos por esa alta presión. Su síntoma más frecuente son unas pústulas a nivel de la piel, unas burbujas con ese aire, que salen cuando la presión disminuye, así como dolor muscular y de las articulaciones. "Si esto no se trata con cámara hiperbárica puede aparecer una sobrepresión pulmonar, impidiendo una correcta respiración, así como dolor torácico", advierte el doctor.
Sobre la embolia arterial gaseosa explica que tiene lugar porque no se ha compensado bien esa salida de aire del interior de nuestro cuerpo con el exterior: "Pueden aparecer burbujas en las arterias, igual que las que aparecen a nivel de la piel antes citado; y en concreto a nivel de las arterias pulmonares, y por eso se pueden producir embolias pulmonares; aunque también pueden afectar a otros órganos".
Ambos casos, según asegura este experto en Medicina subacuática, deben ser tratados en cámaras hiperbáricas, "una cámara donde se hace lo mismo que se hace cuando se baja a profundidades", con oxígeno al 100%, y donde se trabaja una recompresión del cuerpo.
Con todo ello, aconseja a la hora de prevenir estas patologías el limitar la duración de las inmersiones, la profundidad, así como la velocidad de ascenso. También subraya que es fundamental una buena formación a nivel de las escuelas de buceo, donde te orientan sobre lo que hay que hacer en cada momento a nivel de la respiración con la botella de aire comprimido.
En último lugar, y según la legislación española, recuerda que hoy en día ya no se recomiendan los reconocimientos médicos para poder bucear, y con la formación y el reconocimiento que aporta un club de buceo, son suficientes.