MADRID, 2 Feb. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Rochester (Estados Unidos) han descubierto que el virus del papiloma humano (VPH) se oculta en pequeños orificios de la superficie de las amígdalas y eso hace posible que, además del cáncer de cérvix, también esté implicado en algunos tumores orofaríngeos.
Así se desprende los resultados publicados en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA), que podrían ser fundamentales para la prevención de estos tumores.
Se estima que durante la edad adulta la mayoría de las personas han estado expuestas al VPH, y las mismas cepas que causan cáncer de de cuello de útero (principalmente los tipos 16 y 18) son también responsables de muchos tumores de cabeza y cuello.
Y aunque existen pruebas verificadas para detectar el virus antes de que se desarrollen los tumores ginecológicos, no sucede lo mismo en los tumores orofaríngeos. De hecho, está previsto que estos tumores superen a los de cérvix en el año 2020.
Alrededor del 5 por ciento de las personas infectadas con el VPH desarrollarán cáncer de boca o garganta, lo que sugiere que el sistema inmune de la mayoría de las personas puede frenar fácilmente las infecciones por VPH. Sin embargo, la clave era saber por qué en este pequeño porcentaje se desarrolla el cáncer.
En ese sentido, en el estudio han visto que la respuesta puede estar en unas láminas delgadas y viscosas de bacterias localizadas en unos orificios situados en la superficie de las amígdalas, tras analizar muestras de tejido de 102 pacientes que presentaban una amigdalectomía. Cinco de ellas presentaban restos del VPH y cuatro contenían las cepas más peligrosas, el VPH 16 y 18. Y en todos los casos estaba presente estas películas en esos orificios.
AGUARDA EN LA TRINCHERA PARA RESTABLECER LA INFECCIÓN
El grupo cree que el VPH se elimina de la amígdala durante una infección activa y queda atrapado en esa zona, donde queda protegido ante ataques inmunes, esperando su oportunidad como si estuviera en una trinchera para restablecer la infección o invadir el tejido de la amígdala y desarrollar cáncer.
"Dada la falta de vacunación universal contra el VPH y la posibilidad de que el virus evada el sistema inmune, incluso en individuos con VPH detectable en la sangre, nuestros hallazgos podrían tener implicaciones de largo alcance para identificar a las personas con riesgo de desarrollar cáncer de cabeza y cuello y poder prevenirlos", ha reconocido Matthew Miller, uno de los autores del estudio.
Ahora, el equipo planea investigar posibles herramientas de diagnóstico, como un enjuague bucal, para detectar el VPH en la boca o la garganta. Y el siguiente paso sería desarrollar antibióticos tópicos que interrumpan la formación de esas películas para permitir al sistema inmune eliminar el virus.