MADRID 11 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un pequeño estudio exploratorio ha demostrado que los niveles de ciertos tipos de microbios en los intestinos de los bebés están relacionados con el rendimiento en pruebas de desarrollo cognitivo temprano, según un estudio de investigadores de la Universidad de Columbia Británica (Canadá), publicado en la revista de acceso abierto 'PLOS ONE'.
Cada vez hay más pruebas de que la comunidad de diversos microbios que residen de forma natural en el intestino humano -el microbioma- está relacionada con la salud humana, incluida la salud cerebral. Varios estudios en animales y seres humanos han insinuado conexiones entre el microbioma y el desarrollo cerebral en los primeros años de vida, pero pocos han examinado cómo las diferencias en los microbiomas de los bebés podrían estar asociadas con diferencias en sus capacidades cognitivas emergentes.
Para ayudar a comprender mejor estas posibles conexiones, Sebastian Hunter, de la Universidad de Columbia Británica, y sus colegas analizaron los datos de 56 bebés de entre cuatro y seis meses. Cada uno de los bebés había completado al menos una de las tres evaluaciones de diversas capacidades cognitivas, y los investigadores evaluaron sus microbiomas intestinales utilizando muestras fecales.
Descubrieron que los bebés que superaban con éxito una prueba de atención social conocida como "apuntar y mirar", que mide la capacidad de compartir la atención sobre un objeto con otra persona, solían tener mayores cantidades de microbios del filo Actinobacteria, del género Bifidobacterium y del género Eggerthella, y menores cantidades de microbios del filo Firmicutes, del género Hungatella y del género Strepcococcus.
Mientras tanto, las mediciones con electroencefalogramas de la actividad cerebral de los bebés en respuesta a la audición de un ritmo constante mostraron que ciertos patrones de actividad vinculados a un mejor procesamiento rítmico estaban asociados a niveles más altos o más bajos de ciertos tipos de microbios, así como a niveles de ciertas reacciones químicas metabólicas en las que intervenían microbios que estudios anteriores habían relacionado con el desarrollo del cerebro y la médula espinal.
No se encontraron vínculos entre el microbioma y las mediciones del flujo sanguíneo en el cerebro de los bebés en respuesta a grabaciones auditivas del habla humana hacia delante y hacia atrás.
En general, estos resultados coinciden con la idea de que el microbioma podría influir en el desarrollo cognitivo temprano, pero se necesitan más investigaciones para confirmar y aclarar este papel.
"En nuestro pequeño estudio piloto, observamos asociaciones interesantes entre el microbioma y la función cerebral en la primera infancia --escriben los autores--. Más réplicas e investigaciones podrían ser fructíferas para comprender el papel del microbioma en el desarrollo cognitivo temprano".