MADRID 14 Jul. (EUROPA PRESS) -
El aspartamo es un edulcorante artificial muy utilizado en diversos productos alimenticios y bebidas desde la década de 1980 para sustituir al azúcar, como bebidas dietéticas, chicles, gelatina, helados, productos lácteos como el yogur, cereales para el desayuno, dentífricos y medicamentos como pastillas para la tos y vitaminas masticables.
Este edulcorante es bajo en calorías, pero aproximadamente 200 veces más dulce que el azúcar, tal y como detalla la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés).
En Europa, como en el caso de todos los aditivos alimentarios, la presencia de aspartamo debe indicarse en la etiqueta mediante su nombre o su número E (E951).
Este edulcorante y sus productos de descomposición están autorizados para el consumo humano desde hace muchos años, tras exhaustivas evaluaciones de seguridad. Se ha evaluado su posible daño para la salud en multitud de ocasiones, pero hasta ahora no se había establecido que estuviera conectado con el cáncer.
Ahora, la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) y el Comité Mixto de Expertos en Aditivos Alimentarios de la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han publicado este viernes una evaluación de las repercusiones del edulcorante aspartamo sobre la salud.
Citando "pruebas limitadas" de carcinogenicidad en humanos, la IARC ha clasificado al aspartamo como posiblemente cancerígeno para los humanos, incluyéndolo en el grupo 2B.
Para poner en perspectiva la conclusión de la IARC, el aspartamo se agrupará con otros alimentos/aditivos del grupo 2B, como las verduras encurtidas (asiáticas), como el kimchi, el colorante amaranto y el conservante butilhidroxianisol (BHA).
Sin embargo, las carnes procesadas como el jamón, el bacon y las salchichas para perritos calientes están clasificadas como carcinógenos del grupo 1 y la carne roja como carcinógenos del grupo 2A, lo que indica que representan un riesgo mayor para los consumidores que el aspartamo.
En base a toda la información, el Comité de FAO y OMS no ha variado la ingesta diaria admisible de este edulcorante, establecida en 40 miligramos por kilogramos de peso corporal.
Así, con una lata de refresco dietético que contenga 200 o 300 mg de aspartamo, un adulto de 70 kilos necesitaría consumir más de 9-14 latas diarias para superar la ingesta diaria admisible, suponiendo que no se produzca otra ingesta de otras fuentes alimentarias.
"NO ES MOTIVO DE GRAN ALARMA"
Tras estos nuevos posicionamientos de la OMS, muchos científicos han reaccionado. Por ejemplo, Alexandra Jones, investigadora senior de Política y Derecho Alimentario en el Instituto George para la Salud Global (Australia), ha defendido en declaraciones a SMC que "para los actuales consumidores de bebidas dietéticas, que incluyen este edulcorante, esta noticia no es motivo de gran alarma".
"El aspartamo ha sido clasificado en la categoría 2B de la IARC, lo que significa que hay pruebas limitadas de que pueda causar cáncer, no de que lo cause o sea probable que lo cause. El trabajo del Comité Mixto confirma que los niveles normales de consumo parecen ser seguros", ha resumido en declaraciones a SMC.
Misma opinión comparte Andrea Teng, investigadora senior del departamento de Salud Pública de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda): "Eso significa que su seguridad en las dosis actuales no es motivo de gran preocupación y que necesitamos investigar más y mejor para comprender sus efectos".
De hecho, la experta recuerda que las pruebas "son más sólidas en el caso de los vínculos entre alcohol y cáncer, o carne roja y cáncer", que entre el aspartamo y el mayor riesgo de desarrollar un tumor, tal y como ha concluido también el IRCA, adscrito a la OMS.
Además, Alan Barclay, dietista asesor, nutricionista, chef, y colaborador honorario asociado de la Universidad de Sídney (Australia), recuerda que la ingesta de aspartamo de la población "está muy por debajo de la ingesta diaria aceptable" y "es probable que esté disminuyendo debido a la popularidad de otras alternativas". "Por lo tanto, no es probable que incluso los consumidores más ávidos corran un mayor riesgo de contraer cáncer a causa del aspartamo", ha remachado.
De hecho, el experto apunta que en los últimos años se han aprobado otros edulcorantes intensos, como la estevia y la 'fruta del monje', y "han sido muy populares, ya que se perciben como alternativas más naturales".
"El uso de edulcorantes en nuestro suministro de alimentos es cada vez mayor. A medida que los gobiernos y los consumidores intentan reducir la ingesta de azúcar, aumenta el uso de edulcorantes en todos los alimentos, no solo en las bebidas. Es importante que sigamos estudiando sus efectos a largo plazo en diferentes parámetros de la salud", ha agregado Alexandra Jones.
PIDEN NO GENERALIZAR EL USO DE EDULCORANTES
Las recomendaciones de la OMS, publicadas en mayo, reclamaban no incorporar los edulcorantes no azucarados como medio para controlar el peso o reducir el riesgo de cardiopatías o diabetes. "Sería prudente reflexionar sobre los beneficios generales para la salud (y el bolsillo) de cambiar el hábito de tomar refrescos de cualquier tipo por alternativas más sanas, como el agua del grifo", ha reflexionado al hilo la experta.
En la misma línea, Rafael Urrialde de Andrés, vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición (SEN), ha reivindicado que los edulcorantes bajos en o sin calorías "son aditivos que sirven para rebajar o eliminar la cantidad de azúcar", pero para control y reducción del sobrepeso y obesidad, así como de otras patologías, "debe ser la dieta total la que se tenga en cuenta, porque un único producto alimenticio o un solo ingrediente o aditivo se puede ver anulado su efecto por el efecto del resto de alimentos y bebidas en la dieta".
"Asimismo, el uso de los edulcorantes bajos en o sin calorías no debe ser generalizado y no empezar a incorporarse, como se está haciendo, en productos alimenticios que antes ni tenían azúcar y a los cuales ahora, por la razón que sea, se les quiere dar o aportar sabor dulce", ha reiterado.
En cualquier caso, Andrea Teng ha finalizado recordando que "las bebidas azucaradas son el mayor problema": "Existen pruebas fehacientes de la relación entre las bebidas azucaradas y la diabetes, la caries dental y otras enfermedades crónicas".