MADRID 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los casos de fotodermatitis, o alergia al sol, han experimentado "un aumento significativo" en los últimos años, según informa la miembro de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME) y de la Junta Directiva de la Sección de Medicina Estética del Colegio de Médicos de Barcelona (COMB), la doctora Mercè Campoy, quien añade que estas afecciones suponen "serias implicaciones para la salud de la piel y el bienestar general".
Si bien es difícil establecer cifras precisas de esta incidencia, factores como el cambio climático, la disminución de la capa de ozono y los cambios en los hábitos de exposición solar pueden estar contribuyendo a su prevalencia.
Esta afección puede manifestarse de diversas formas, incluyendo erupciones, enrojecimiento, picazón e incluso ampollas en la piel. "Aunque no es una alergia en el sentido tradicional, ya que no implica una respuesta del sistema inmunológico, sus síntomas pueden ser muy molestos y afectar a la autoestima y el estilo de vida de quienes la padecen", explica la doctora Campoy.
Las causas exactas de la alergia al sol pueden variar de una persona a otra. Sin embargo, "se cree que factores genéticos, la sensibilidad de la piel y la exposición prolongada a la radiación ultravioleta (UV) pueden desencadenar esta reacción", aclara la experta. "Además, ciertos medicamentos, productos químicos y cosméticos pueden aumentar la susceptibilidad a esta afección", añade.
INFECCIONES CUTÁNEAS, ENTRE LOS PELIGROS
La alergia al sol no solo causa malestar físico y estético, sino que también puede tener consecuencias más graves para la salud cutánea. En este sentido, la doctora Mercè Campoy explica que, entre los principales peligros asociados con esta afección, se encuentra el daño solar acumulativo.
Las personas con alergia al sol suelen experimentar una mayor sensibilidad a la radiación ultravioleta (UV), lo que aumenta su riesgo de sufrir daño solar acumulativo. Esto puede conducir a un envejecimiento prematuro de la piel, la formación de arrugas y, en casos extremos, el desarrollo de cáncer de piel.
Por otro lado, la fotodermatitis también puede dar lugar a infecciones cutáneas secundarias. Estas lesiones pueden dejar la piel vulnerable a las infecciones bacterianas, fúngicas o virales. La picazón y el rascado asociados con esta afección también pueden aumentar el riesgo de infecciones secundarias, lo que puede requerir tratamiento médico adicional.
Asimismo, puede provocar un impacto psicosocial para la persona que la padece, causando estrés emocional, ansiedad y una disminución en la autoestima. La necesidad de evitar la exposición al sol y utilizar medidas de protección adicionales puede limitar las actividades al aire libre y las interacciones sociales, lo que puede tener un impacto negativo en el bienestar psicológico.
TRATAMIENTO
Según detalla la experta, existen diferentes tipos de tratamientos para abordar la alergia al sol y sus síntomas asociados. Estos pueden incluir terapias tópicas, como cremas y lociones calmantes, así como procedimientos médicos avanzados, como la terapia con láser y la fototerapia.
"En nuestra clínica diseñamos planes de tratamiento personalizado que se adapten a las necesidades individuales de cada paciente. Lo esencial es ponerse en manos de médicos expertos en el abordaje de este tipo de problemas cutáneos", destaca la doctora Campoy.
EVITAR LA EXPOSICIÓN PROLONGADA AL SOL
Ante este contexto, la doctora Campoy expone los principales puntos a tener en cuenta para prevenir la aparición de alergias de sol, entre los que destaca llevar a cabo una protección solar adecuada, utilizando protector solar con un factor de protección solar (FPS) de al menos 30, aplicándolo generosamente y replicándolo cada dos horas, especialmente después de nadar o sudar.
A su vez, la experta sugiere evitar la exposición prolongada al sol y buscar sombra durante las horas de mayor intensidad solar (entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde), así como usar ropa protectora, como sombreros o gafas de sol con protección UV.
Por otro lado, recomienda utilizar productos para el cuidado de la piel libres de fragancias y químicos agresivos que puedan irritar la piel sensible y, en caso de experimentar síntomas de alergia al sol de manera recurrente o severa, consultar a un médico certificado para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.