MADRID 30 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio muestra que aproximadamente el dos por ciento de la población desarrolla autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1, sobre todo en etapas más avanzadas de la vida. Esto hace que las personas sean más susceptibles a enfermedades virales como la COVID-19. El estudio, publicado en 'Journal of Experimental Medicine' es un trabajo de investigadores de la Universidad de Zúrich (Suiza).
Las infecciones virales hacen que las células del sistema inmunitario liberen interferones de tipo 1. Estas proteínas actúan como mensajeros tempranos que advierten a las células y tejidos no infectados de que un virus se está propagando. Esto permite que las células se preparen para combatir el virus cuando este las alcance. En personas con un sistema de interferón tipo 1 comprometido, pueden producirse infecciones virales graves porque el cuerpo no puede montar una defensa completa.
Investigaciones recientes han demostrado que entre el 5 y el 15 por ciento de las personas que están hospitalizadas con COVID-19 o gripe graves tienen una deficiencia en su respuesta al interferón tipo 1. Esto se debe a que su sangre contiene autoanticuerpos (anticuerpos que atacan las propias estructuras de una persona) que se unen a los interferones tipo 1 e impiden que el mensajero funcione.
"Con nuestro estudio queríamos averiguar qué hace que el sistema inmunológico de algunas personas se vuelva contra sí mismo y también comprender las consecuencias de tener autoanticuerpos contra los interferones tipo 1", explica el jefe del estudio, Benjamin Hale, profesor del Instituto de Virología Médica de la Universidad de Zúrich (UZH).
Su equipo de investigación utilizó una gran colección de muestras de sangre congeladas del Swiss HIV Cohort Study, donadas originalmente para la investigación sobre la infección por VIH. Analizaron las muestras de alrededor de 2.000 adultos que habían donado muestras de sangre dos veces al año durante varias décadas. "Este estudio solo fue posible gracias a este biobanco único de muestras de sangre longitudinales almacenadas y datos clínicos bien conservados", detalla Hale. El hecho de que los donantes fueran personas que vivían con VIH no tuvo relevancia para los resultados, porque en esta cohorte el virus fue suprimido por el tratamiento.
En primer lugar, el equipo de la UZH analizó las muestras de sangre en busca de autoanticuerpos contra los interferones tipo 1 para averiguar quién había desarrollado los autoanticuerpos, cuándo ocurrió esto y cuánto tiempo permanecieron estos autoanticuerpos en la sangre. El análisis reveló que alrededor del dos por ciento de los individuos produjeron autoanticuerpos contra interferones tipo 1 a lo largo de su vida y que esto ocurrió típicamente entre los 60 y 65 años. Esto confirma estudios previos que informaron que la prevalencia de autoanticuerpos contra interferones tipo 1 podría aumentar con la edad.
Además, mediante el estudio de datos clínicos, los investigadores del Departamento de Enfermedades Infecciosas y Epidemiología Hospitalaria del Hospital Universitario de Zúrich (USZ) también pudieron comprender qué factores contribuían al desarrollo de autoanticuerpos contra los interferones de tipo 1. Los individuos que los desarrollaron parecían ser propensos a producir también anticuerpos contra otras proteínas producidas por su propio cuerpo. Esta llamada pérdida de autotolerancia puede ocurrir en algunas personas con la edad.
"Es posible que estas personas produzcan anticuerpos contra sus propios interferones de tipo 1 porque son propensas a producir autoanticuerpos y están expuestas a altos niveles de interferones de tipo 1, por ejemplo, porque su sistema inmunológico produce interferones contra otras infecciones en ese momento", supone Hale.
El estudio descubrió que, una vez desarrollados, estos autoanticuerpos permanecieron detectables en la sangre de las personas durante el resto de sus vidas. Las personas con autoanticuerpos contra los interferones tipo 1, incluso cuando los habían desarrollado en 2008, tenían más probabilidades de sufrir una COVID-19 grave en 2020. "Estos autoanticuerpos tienen consecuencias para las personas décadas después, ya que provocan un sistema de interferón tipo 1 comprometido y una inmunidad reducida contra los virus", afirma Hale.
Comprender estos factores de riesgo podría llevar a futuras pruebas diagnósticas que permitan identificar a las personas mayores que son más propensas a desarrollar esta deficiencia y, por lo tanto, ayudar con las medidas para prevenir el desarrollo de autoanticuerpos. Identificar a las personas con autoanticuerpos contra los interferones tipo 1 también podría ayudar a priorizar a estas personas para recibir vacunas o antivirales a fin de prevenir infecciones virales graves.