MADRID, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de la Facultad de Medicina de Harvard y del Brigham and Women's Hospital (BWH), en Estados Unidos, propone que las personas guarden muestras de su propia microbiota intestinal cuando son jóvenes y están sanas para utilizarlas más adelante en un trasplante autólogo de microbiota fecal (TMF), según publican en un artículo de opinión publicado en la revista 'Trends in Molecular Medicine'.
Su propuesta surge para combatir el hecho de que los cambios en la forma de vivir y comer de los seres humanos han provocado enormes alteraciones en el microbioma intestinal, especialmente en las últimas décadas, cambios que se han relacionado con el aumento de las tasas de asma, alergias, enfermedades del aparato digestivo, diabetes de tipo 2 y otras afecciones.
La idea de "reintroducir" el microbioma humano ha cobrado fuerza en los últimos años y ha sido objeto de acalorados debates desde el punto de vista médico, ético y evolutivo", afirma la autora del estudio, Yang-Yu Liu, profesora asociada de Medicina en Harvard y científica asociada de la División Channing de Medicina de Red del BWH.
"Todavía se desconoce si las personas de las sociedades industrializadas pueden obtener algún beneficio para su salud al restaurar su microbioma a un estado ancestral --prosigue--. En este trabajo, propusimos una forma de rejuvenecer el microbioma intestinal humano".
Los TMF con heces de donantes han demostrado ser beneficiosos para tratar algunas afecciones, principalmente las infecciones por 'Clostridioides difficile' (C. diff). Sin embargo, una de las limitaciones del uso de heces de donantes es la variabilidad de la respuesta del huésped, probablemente debido a las diferencias genéticas y ambientales entre el donante y el huésped.
Los trabajos del laboratorio de Yang se centran en la comprensión de la dinámica ecológica y los principios organizativos del microbioma humano para informar sobre el diseño de terapias basadas en el microbioma. OpenBiome, un banco de heces sin ánimo de lucro con sede en Somerville (Massachusetts), es el primero que ofrece la opción de que los individuos guarden sus propias heces para el futuro tratamiento de la infección por 'C. diff.' Yang y sus colegas estudiaron si este enfoque podría ser viable a gran escala para muchas otras enfermedades.
"Conceptualmente, la idea de almacenar heces para un TMF autólogo es similar a la de los padres que almacenan la sangre del cordón umbilical de su bebé para su posible uso futuro --dice Yang--. Sin embargo, el potencial de los bancos de heces es mayor, y prevemos que la posibilidad de utilizar muestras de heces es mucho mayor que la de la sangre del cordón umbilical. Pero hay muchas cuestiones prácticas para aplicar esta idea", añade. El artículo analiza algunas de esas cuestiones, como los métodos óptimos de almacenamiento, la cantidad de heces que debe guardarse y los costes que podría suponer.
"Los trasplantes autólogos evitarían naturalmente, o al menos mitigarían, los problemas de compatibilidad entre el donante y el receptor, pero una de las principales desventajas de los trasplantes autólogos es la necesidad de criopreservar las muestras de heces a largo plazo, lo que suele requerir el almacenamiento en nitrógeno líquido", afirma la coautora Shanlin Ke, investigadora postdoctoral en el laboratorio de Yang.
"El almacenamiento seguro a largo plazo y la posterior reanimación y cultivo de las muestras de heces es una cuestión de investigación fundamental en sí misma --prosigue--. Para informar de las directrices prácticas para el almacenamiento de heces, se necesita más investigación para probar sistemáticamente tiempos de almacenamiento más largos y procedimientos de conservación, reanimación y cultivo".
Yang reconoce que la generalización de los bancos de heces podría conducir a un sistema en el que los que tienen más recursos económicos tengan más probabilidades de tener heces almacenadas para su uso futuro.
"No prevemos que todos los individuos de nuestra sociedad estén dispuestos o puedan pagar el coste asociado al servicio de 'rejuvenecimiento' de su microbioma intestinal, del mismo modo que no todos los padres pagan el coste del banco de sangre del cordón umbilical para sus recién nacidos", admite.
"Pero, como científicos, nuestro trabajo consiste en ofrecer una solución científica que, a la larga, pueda beneficiar al bienestar humano --justifica--. Desarrollar un modelo de negocio y una estrategia de precios razonables para que la solución sea asequible para todo el mundo requeriría la fuerza conjunta de empresarios, científicos y quizá gobiernos".
"Los TMF autólogos tienen el potencial de tratar enfermedades autoinmunes como el asma, la esclerosis múltiple, la enfermedad inflamatoria intestinal, la diabetes, la obesidad e incluso las enfermedades cardíacas y el envejecimiento --asegura el coautor Scott T. Weiss, profesor de Medicina en Harvard y director asociado de la División Channing de Medicina en Red del BWH--. Esperamos que este trabajo impulse algunos ensayos a largo plazo de TFM autólogos para prevenir enfermedades".