MADRID, 14 Nov. (EUROPA PRESS) -
Recientes avances en los tratamientos del cáncer de vejiga pueden ofrecer esperanza de atención curativa a más pacientes, incluidos aquellos con enfermedad muscular invasiva localizada de alto riesgo, según un editorial publicado en 'New England Journal of Medicine'.
Matthew Milowsky, experto en cáncer de vejiga de la Facultad de Medicina de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Estados Unidos y del Centro Oncológico Integral Lineberger de la UNC, escribe que la promesa de incorporar nuevos tratamientos y biomarcadores predictivos para seleccionar al paciente para el tratamiento adecuado en cada ocasión ofrece un futuro brillante para los pacientes con cáncer de vejiga.
La quimioterapia basada en platino ha sido durante mucho tiempo el tratamiento estándar para el cáncer de vejiga metastásico y para el cáncer de vejiga invasivo de músculo, en el que la quimioterapia neoadyuvante se administra antes de la cirugía. Sin embargo, el panorama comenzó a cambiar con el desarrollo de inhibidores de puntos de control inmunitarios, que liberan "los frenos" de las células inmunitarias, liberándolas para atacar las células cancerosas.
Cuando se combinan con quimioterapia y nuevas formulaciones de medicamentos, como el conjugado anticuerpo-fármaco enfortumab vedotin, que la FDA aprobó en 2019 para el tratamiento del cáncer de vejiga avanzado, estos tratamientos son notablemente más efectivos que la quimioterapia sola. Ahora, se están explorando estas terapias combinadas para combatir el cáncer de vejiga en etapas más tempranas, con el potencial de salvar vidas y reducir la probabilidad de recurrencia.
Los recientes resultados del ensayo NIAGARA, que evaluó el uso del inhibidor de puntos de control inmunitario durvalumab en combinación con quimioterapia antes y después de la cirugía para extirpar la vejiga, mostraron que los pacientes tratados con la terapia combinada experimentaron una tasa de supervivencia a dos años significativamente mayor que aquellos que recibieron quimioterapia sola. También tuvieron menos recurrencias de cáncer y una mayor probabilidad de progresión sin enfermedad.
NIAGRA es el primer ensayo aleatorizado de fase 3 que revoluciona el actual enfoque neoadyuvante estándar para el cáncer de vejiga con invasión muscular, informa Milowsky. El ensayo NIAGRA tuvo algunas deficiencias importantes. En primer lugar, no fue diseñado para medir la contribución respectiva de los componentes de durvalumab antes y después de la cirugía.
"Los ensayos futuros deben diseñarse para abordar esta limitación porque hemos aprendido una y otra vez que más tratamiento a menudo no es un mejor tratamiento y puede conducir a mayores efectos tóxicos y comprometer la calidad de vida", aporta Milowsky.
De cara al futuro, Milowsky augura que se espera que el uso de biomarcadores predictivos mejore aún más la atención del cáncer de vejiga. Estos biomarcadores pueden ayudar a identificar a los pacientes con alto riesgo de recurrencia, lo que permite a los médicos adaptar los tratamientos de manera más eficaz. Una herramienta prometedora es el ADN tumoral circulante, que puede ayudar a determinar qué pacientes probablemente se beneficiarán con las terapias perioperatorias.
"El objetivo es brindar tratamiento solo a quienes lo necesitan. Al utilizar biomarcadores predictivos, podemos centrarnos en los pacientes que tienen más probabilidades de beneficiarse de una terapia adicional y evitar que otros sufran efectos secundarios innecesarios", finaliza Milowsky.