MADRID, 20 Dic. (EUROPA PRESS) -
La genética del huésped es un factor importante en las diferencias individuales en la respuesta a la vacuna contra la gripe, según investigadores del Instituto Médico Howard Hughes de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford que han utilizado este conocimiento para diseñar una forma de hacer que las vacunas contra la gripe estacional sean más eficaces y posiblemente protejan de nuevas variantes de gripe con potencial pandémico.
En concreto, su estudio que se publica en 'Science' presenta una nueva plataforma de vacuna que logra mejorar la protección contra diversos subtipos de gripe en modelos animales y organoides humanos.
La gripe se cobra anualmente cientos de miles de vidas y causa millones de hospitalizaciones en todo el mundo, lo que subraya su importante carga sanitaria mundial. Las infecciones humanas son causadas en gran medida por subtipos específicos de virus de la gripe A (H1N1 y H3N2) y B (linajes Victoria y Yamagata), cada uno de los cuales comprende múltiples cepas.
Sin embargo, muchas personas vacunadas provocan una mayor respuesta a una cepa de la mezcla y, por lo tanto, son más vulnerables a la infección por otras. Un fenómeno conocido como "pecado antigénico original" (OAS, por sus siglas en inglés) destaca cómo la memoria del sistema inmunológico de su primera exposición a la gripe puede sesgar las respuestas a futuras vacunas, lo que podría limitar su eficacia.
Además, las variaciones genéticas en el sistema del antígeno leucocitario humano (HLA, por sus siglas en inglés) determinan cómo los individuos procesan y presentan los antígenos de la vacuna, lo que influye en los resultados inmunológicos. Las contribuciones relativas de las exposiciones previas y la genética del huésped en la eficacia de la vacuna contra la gripe son poco conocidas.
Para abordar esta cuestión, los investigadores analizaron las respuestas de anticuerpos en gemelos monocigóticos, bebés vacunados y modelos de ratón, y descubrieron que el sesgo del subtipo de gripe está impulsado principalmente por la genética del huésped, en particular los polimorfismos de clase II del complejo mayor de histocompatibilidad (MHC, por sus siglas en inglés), y que la exposición previa desempeña un papel secundario.
Posteriormente, desarrollaron un método para acoplar antígenos heterólogos de diferentes cepas virales a través de un andamiaje, que mejoró la activación de las células T CD4 +, ampliando la respuesta de anticuerpos. Las pruebas en ratones y organoides de amígdalas humanas mostraron una mayor producción de anticuerpos en todas las cepas, lo que demuestra el potencial de la plataforma para mejorar la eficacia de la vacuna, incluidas las respuestas a las cepas de influenza aviar.