Los bebés prematuros no se habitúan al dolor repetido

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Publicado: martes, 21 marzo 2023 7:19

MADRID 21 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los bebés prematuros no se acostumbran al dolor repetido del mismo modo que los bebés nacidos a término, los niños y los adultos, según un estudio dirigido por investigadores del University College London (UCL), en Reino Unido, y publicado en la revista 'Current Biology'.

Los autores afirman que si los bebés prematuros aún no han desarrollado el mecanismo que permite a las personas acostumbrarse al dolor moderado, los procedimientos médicos en sus primeras semanas de vida podrían afectar a su desarrollo.

El doctor Lorenzo Fabrizi, profesor de Neurociencia, Fisiología y Farmacología de la UCL y autor principal del estudio, explica que "la forma en que podemos acostumbrarnos a las cosas puede considerarse el ejemplo más sencillo de plasticidad conductual y cerebral, y es una parte básica de la memoria y el aprendizaje".

"La habituación al dolor es importante porque nos permite preservar recursos físicos, emocionales y cognitivos al no reaccionar de forma exagerada ante un dolor inevitable o que no pone en peligro la vida --prosigue--. Nuestros hallazgos sugieren que la capacidad de habituarse al dolor repetido podría desarrollarse durante el tercer trimestre del embarazo, de modo que los bebés nacidos prematuramente aún no han desarrollado esta capacidad que los bebés nacidos a término tienen desde el nacimiento".

En el estudio participaron 20 bebés de los hospitales University College London (UCLH). La mitad de ellos eran prematuros (y se sometieron a la prueba cuando aún no habían cumplido las 35 semanas de edad gestacional), mientras que la otra mitad habían nacido a término (siete bebés) o eran prematuros pero se sometieron a la prueba a término (tres bebés). Los dos grupos eran comparables en cuanto a la edad postnatal real, ya que los prematuros tenían una edad media de 14 días, frente a los 10 días del grupo nacido a término.

Los investigadores midieron la respuesta de los bebés a una dolorosa pero clínicamente necesaria punción en el talón (análisis de sangre), que se realizó dos veces (con un intervalo de tres a 18 minutos) a cada bebé (a veces son necesarias dos punciones para extraer suficiente sangre; esto no es necesario en la mayoría de los bebés, por lo que sólo se incluyeron en el estudio los que necesitaron una segunda punción).

Las punciones en el talón pueden provocar respuestas de dolor importantes en los lactantes, pero hasta ahora no se sabía si éstas disminuían con las punciones repetidas. Para averiguarlo, los investigadores registraron la actividad cerebral de los bebés con electrodos de EEG (electroencefalografía) colocados en el cuero cabelludo, así como su frecuencia cardiaca mediante ECG (electrocardiografía), al tiempo que vigilaban sus expresiones faciales y sus reflejos al retirar la pierna.

Los investigadores descubrieron que la actividad cerebral no era tan intensa inmediatamente después de la segunda punción en el talón, en comparación con la primera, lo que sugería una respuesta de habituación, pero esto sólo ocurría en los bebés nacidos a término.

Observaron un patrón similar en la frecuencia cardiaca y las expresiones faciales, ya que los niños prematuros reaccionaban con la misma intensidad a ambas punciones, mientras que los niños nacidos a término parecían habituarse al dolor.

El equipo afirma que esta respuesta de habituación puede deberse a que los niños nacidos a término anticipan el dolor inminente cuando reciben una segunda punción en el talón, por lo que su reacción es menos pronunciada, o bien puede deberse a que sus cerebros modulan sus respuestas reflejas de supervivencia.

Añaden que la habituación al dolor podría proteger a los recién nacidos a término, pero no a los prematuros, de posibles consecuencias para su desarrollo.

El doctor Mohammed Rupawala, profesor de Neurociencia, Fisiología y Farmacología de la UCL y autor del estudio, señala que, "aunque los procedimientos clínicos desagradables y dolorosos son necesarios para muchos lactantes pequeños, existe la posibilidad de que repercutan en su desarrollo, por ejemplo, mediante la alteración de la percepción del dolor o la posible reducción de la materia gris o la alteración de la materia blanca en el cerebro".

Por su parte, la coautora del estudio, la doctora Judith Meek, neonatóloga consultora del UCLH, subraya que "este trabajo aumenta la concienciación sobre la vulnerabilidad adicional de los bebés prematuros al dolor. Los médicos deben hacer todo lo posible para protegerlos de experiencias dolorosas repetidas. Esto debería considerarse un componente esencial de los cuidados neonatales orientados al cerebro", añade.