MADRID, 23 Sep. (EUROPA PRESS) -
Los microplásticos están por todas partes, desde el polvo de interiores hasta los alimentos y el agua embotellada, por lo que no es extraño que los científicos hayan detectado estas partículas en las heces de personas y animales domésticos. Ahora, en un pequeño estudio piloto, los investigadores han descubierto que los bebés tienen mayores cantidades de un tipo de microplástico en sus heces que los adultos.
No obstante, de momento los efectos sobre la salud, si los hay, son inciertos, según advierten los autores del estudio publicado en que informan en la revista 'Environmental Science & Technology Letters', de la Sociedad Química Americana (ACS, por sus siglas en inglés).
Se sabe poco sobre la magnitud de la exposición humana a los microplásticos o sus efectos sobre la salud. Aunque antes se pensaba que los microplásticos pasaban inofensivamente por el tracto gastrointestinal y salían del cuerpo, estudios recientes sugieren que las piezas más pequeñas pueden atravesar las membranas celulares y entrar en la circulación.
En las células y los animales de laboratorio, la exposición a los microplásticos puede provocar la muerte de las células, inflamación y trastornos metabólicos. Kurunthachalam Kannan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York, y sus colegas querían evaluar la exposición humana a dos microplásticos comunes -el tereftalato de polietileno (PET) y el policarbonato (PC)- midiendo los niveles en las heces de bebés y adultos.
Los investigadores utilizaron la espectrometría de masas para determinar las concentraciones de microplásticos de PET y PC en seis muestras de heces de bebés y 10 de adultos recogidas en el estado de Nueva York, así como en tres muestras de meconio (las primeras heces de un recién nacido). Todas las muestras contenían al menos un tipo de microplástico.
Aunque los niveles medios de microplásticos PC fecales eran similares entre los adultos y los bebés, las heces de los bebés contenían, de media, concentraciones de PET más de 10 veces superiores a las de los adultos.
Los investigadores afirman que los bebés podrían estar expuestos a niveles más altos de microplásticos por el uso extensivo de productos como biberones, mordedores y juguetes. Sin embargo, señalan que se necesitan estudios más amplios para corroborar estos resultados.