MADRID, 31 Ago. (EUROPA PRESS) -
El deporte inclusivo puede tener grandes beneficios para el autoestima y autoconocimiento de quienes lo practican, de hecho, según el director de la Cátedra Fundación Sanitas de Estudios sobre Deporte Inclusivo, Javier Pérez, "el deporte inclusivo en las escuelas produce un mayor sentimiento de pertenencia al grupo por parte de los menores con discapacidad".
"Les ayuda a mejorar la imagen que tienen de sí mismos y mejora de la actitud de los jóvenes sin discapacidad hacia sus compañeros, desarrollando la empatía y el respeto", añade.
El deporte y la actividad física tienen muchas repercusiones positivas, tanto en el ámbito individual como en el ámbito social. Su poder de acercar o alejar a las personas, dentro de unas sociedades cada vez más multiculturales, produce un gran impacto en la construcción de las identidades personales.
El punto fuerte del deporte es que, independientemente de las capacidades de cada persona o de las adaptaciones que se necesiten, supone una herramienta muy valiosa para establecer relaciones sociales y, por lo tanto, favorecer la inclusión.
Aun así, muchas personas con discapacidad siguen teniendo que enfrentarse al reto que suponen las barreras del día a día, tanto dentro del deporte como fuera de él. En el caso de los menores, el deporte inclusivo es un elemento indispensable.
En este sentido, en la Fundación Sanitas se fomenta la práctica del deporte inclusivo desde las escuelas. Por ese motivo se creó el Programa Deporte Inclusivo en la Escuela (DIE), un programa educativo que tiene por objetivo dar a conocer la práctica deportiva inclusiva en centros educativos. Además, esta actividad se presenta como una herramienta para el profesorado de Educación Física como medio para trabajar con sus alumnos la sensibilización hacia la discapacidad.
Una iniciativa a la que ya se han adherido más de 400 colegios, que cuenta con más de 1.100 profesores formados en deporte inclusivo y en la que han participado más de 50.000 alumnos con y sin discapacidad.
Por otro lado, cabe tener en cuenta el papel clave que la autoestima juega en todo este asunto. "En la mayoría de las ocasiones, el deporte ayuda a aumentar considerablemente la autoestima, ya sea por motivos físicos o emocionales", asegura la psicóloga de BluaU de Sanitas, Diana Camín.
"La actividad física puede ayudar a las personas a lograr un autoconcepto positivo y promover el bienestar psicológico a través de la mejora de las percepciones físicas y la satisfacción corporal.
Para las personas con discapacidad, este trabajo es doblemente duro ya que, muchas veces, los prejuicios de la sociedad y la falta de apoyo a la que se enfrentan pueden hacer que sientan una profunda frustración o tristeza", explica la psicóloga de BluaU de Sanitas.
En los casos de personas con algún grado de dependencia, el complejo de inferioridad o el miedo son sentimientos habituales que pueden llegar a afectar seriamente a la concepción que tienen de sí mismos.
"Conocer cómo somos nos ayuda a trabajar en nuestros defectos y nuestras virtudes. El deporte es la manera perfecta de fomentar las relaciones sociales positivas y la pertenencia a un grupo más allá de la propia familia y, además, empuja a la toma de decisiones sobre sus propias vidas, ayudando a las personas con discapacidad a estar más seguras de sí mismas y a sentirse mucho más valoradas", concluye.