Biomarcadores de la 'edad del cerebro' predicen la recuperación del ictus

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Archivo - Stroke - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / STOCKDEVIL - Archivo
Publicado: miércoles, 11 mayo 2022 7:39

MADRID 11 May. (EUROPA PRESS) -

Expertos en accidentes cerebrovasculares han identificado cómo la radiómica, una tecnología emergente de cuantificación de imágenes, puede utilizarse para extraer biomarcadores de las exploraciones clínicas de resonancia magnética del cerebro de los pacientes con accidentes cerebrovasculares y estimar la "edad cerebral" relativa de un paciente.

La técnica demuestra que el uso de la edad cerebral relativa, en lugar de la edad cronológica, puede mejorar la vigilancia de los accidentes cerebrovasculares y mejorar las predicciones sobre la recuperación después del accidente cerebrovascular.

El estudio, presentado en la Conferencia de la Organización Europea del Ictus (ESOC 2022), ha analizado a 4.163 pacientes con ictus isquémico de Estados Unidos y Europa. En él se observó que los pacientes con cerebros de apariencia más antigua, caracterizados por una edad cerebral prevista superior a la edad cronológica, eran más propensos a padecer hipertensión, diabetes mellitus o tener antecedentes de tabaquismo o de accidentes cerebrovasculares previos.

Además, los pacientes con cerebros de apariencia más antigua tenían menos probabilidades de obtener resultados favorables tras el ictus en comparación con sus homólogos de apariencia más joven.

Dirigido por el doctor Martin Bretzner, de la Facultad de Medicina de Harvard (Estados Unidos), el equipo de investigación consideró que, aunque la edad cronológica mide el tiempo que ha vivido una persona, es menos probable que capte con precisión el grado de envejecimiento de un paciente.

Al estimar la edad del cerebro de un paciente, este novedoso biomarcador permite conocer la resistencia del cerebro al paso del tiempo y a los factores de riesgo cardiovascular, así como el grado de recuperación de los pacientes tras un ictus.

La técnica -radiómica- aprovecha el análisis matemático avanzado para explorar los datos de neuroimagen de que disponen los médicos, lo que permite a los expertos predecir la edad relativa del cerebro de los pacientes en comparación con otros supervivientes de ictus y analizar su salud cerebral general.

La edad es uno de los factores más determinantes de los resultados tras un ictus, pero se sabe poco sobre el impacto de la "edad cerebral" biológica derivada de las neuroimágenes", comenta el doctor Martin Bretzner.

"Nuestros resultados demuestran que la cuantificación de la edad cerebral relativa en pacientes con ictus puede ser beneficiosa para evaluar la salud cerebral del paciente de forma global, y útil para predecir lo bien que se recuperará el paciente de un ictus --añade--. También sería muy fácil comunicar este biomarcador a los clínicos y a los pacientes, ya que todos comprenden instintivamente las implicaciones negativas de un proceso de envejecimiento cerebral acelerado".

El estudio descubrió que la edad relativa del cerebro influía en los resultados del ictus independientemente de la edad cronológica y la gravedad del mismo. Haber sufrido previamente un ictus era el factor clínico que más influía en la edad cerebral relativa, seguido de la diabetes.

Según las investigaciones, uno de cada cuatro supervivientes de un ictus sufrirá otro y, sin embargo, hasta el 80% podría prevenirse con los tratamientos adecuados y cambios en el estilo de vida. Se estima que el número de personas que viven con un ictus aumentará un 27% entre 2017 y 2047 en la Unión Europea, principalmente debido al aumento del número de personas mayores de 70 años.

"Estos resultados subrayan la importancia de minimizar los factores de riesgo cardiovascular y también ponen de manifiesto cómo la salud cardiovascular y la salud cerebral están estrechamente interrelacionadas --añade el doctor Bretzner--. La identificación de los factores de riesgo potencialmente modificables que repercuten en la salud del cerebro mediante el uso de la radiómica y la edad relativa del cerebro como biomarcador podría conducir al desarrollo de intervenciones de prevención del ictus y ayudar a la recuperación".

"Esperamos que esta investigación sirva de apoyo para identificar a los pacientes frágiles con ictus que requieran técnicas de prevención, tratamientos y vigilancia más intensos en el futuro", concluye.