MADRID, 30 Sep. (EDIZIONES) -
La enfermedad inflamatoria intestinal o EII es una patología crónica que se manifiesta como un proceso inflamatorio a nivel intestinal, registrándose principalmente dos entidades: la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn.
Según datos de la Confederación de Asociaciones de Enfermos de Crohn y Colitis Ulcerosa de España (ACCU), en nuestro país la colitis ulcerosa es más frecuente que la enfermedad de Crohn, habiendo un 58% de afectados en la primera frente al 42% en la segunda, una diferencia que se cree que aumentará ligeramente en los próximos años.
El doctor Vázquez es doctor en Medicina, especialista en Aparato Digestivo, y experto en EII y recuerda que estas entidades aparecen en personas con predisposición genética, si bien subraya que para que aparezca la enfermedad tienen que entrar en juego una serie de factores ambientales.
"Los hay más o menos conocidos pero realmente no se sabe por qué ocurre la enfermedad. Sí se conoce que quienes fuman tienen el doble de probabilidades de padecerla. Otro factor que podría influir en su aparición es la toma de anticonceptivos orales, al mismo tiempo que se intuye que modificaciones en la microbiota intestinal provocan un estímulo negativo del sistema inmune y esto hace que se desencadene la inflamación y que ésta se perpetúe", agrega el también coordinador del grupo andaluz de trabajo en la EII.
Sobre si se puede evitar o prevenir reconoce que es "difícil" porque hay que seguir una serie de hábitos que a día de hoy no son fáciles de mantener, si bien considera que probablemente si desde joven se sigue una dieta adecuada o se evita el tabaco se puede hacer mucho para prevenirla.
Por otro lado, el doctor Vázquez resalta que la EII se encasilla con una enfermedad típica de los países industrializados: "Las nuevas conductas de alimentación o de contaminación, factores relacionados con la industrialización y el desarrollo influyen en que aparezca la enfermedad".
En concreto, el también especialista de Quirónsalud Huelva y del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva indica que hoy en día se registran de 15 a 30 casos de EII por cada 100.000 habitantes, "pero su prevalencia e incidencia están aumentando de manera progresiva en todos los países industrializados y cada vez hay más pacientes al ser una enfermedad crónica".
No obstante, este experto celebra que en la actualidad cada vez se disponen de más tratamientos, estos a su vez son cada vez "más efectivos", a la par que se están generando también tratamientos "más seguros".
"Dependiendo del tipo de EII (Crohn o colitis ulcerosa) hay diferentes tipos de tratamiento, pero cuando vamos a tratamientos más potentes, a tratamientos biológicos, estos sirven para ambos tipos. Con ellos se busca actuar lo antes posible. Cuanto antes se diagnostique la enfermedad y haya un tratamiento eficaz que logre alcanzar la remisión profunda de la misma mucho mejor irá la enfermedad, menos brotes tendrá el paciente y este tendrá una calidad de vida y una enfermedad controlada en el largo plazo", detalla Vázquez.
Suele ser frecuente en gente joven, por debajo de 40, según prosigue el experto de Quirónsalud, y no hay diferencias en cuanto al sexo, aunque señala que un porcentaje importante se puede dar en edad avanzada, por encima de 60.
"El perfil típico de EII es un paciente joven que si por ejemplo padece Crohn presentará dolor abdominal y diarrea, a veces con algo de sangrado o rectorragia cuando se afecta el colon, así como con fiebre y pérdida de peso. En el caso de la colitis ulcerosa sangrado y diarrea", añade.
DIAGNÓSTICO
El diagnostico de certeza se alcanza con la colonoscopia, la toma de una biopsia y por imágenes endoscópicas y en algunos casos la resonancia. "Las pruebas de imagen pueden ayudar porque la enfermedad de Crohn puede afectar desde la boca hasta el ano, y con mucha frecuencia al intestino delgado, donde además la resonancia nos da datos de inflamación que en esos tramos no podemos alcanzar con las pruebas endoscópicas", resalta el experto en EII.
Ahora bien, el especialista de Quirónsalud advierte de que puede ser una enfermedad de difícil control, si bien subraya que el objetivo siempre es lograr la calidad de vida del paciente gracias a los tratamientos.
Se trata de una enfermedad que cursa con brotes y con periodos de remisión, según prosigue, y donde el paciente que debuta lo hace en un primer brote, donde se ponen en marcha los tratamientos, normalmente corticoides para disminuir esa inflamación.
"Pero muchos de estos pacientes requieren tratamientos inmunosupresores. A día de hoy los que se han visto más potentes para controlar la enfermedad, sobre todo en los pacientes con peor evolución, son los tratamientos biológicos, los más conocidos los 'anti-TNF', pero no todos los pacientes lo requieren pero un porcentaje importante sí", resalta.
En última instancia, el doctor en Medicina y coordinador del grupo de trabajo andaluz de EII destaca que cada vez hay más ensayos clínicos sobre esta enfermedad, en los que se buscan tratamientos eficaces a la hora de inducir la remisión rápida de la enfermedad y que los tratamientos sean seguros y duraderos, reduciendo así el riesgo de eventos adversos.