MADRID, 11 May. (EDIZIONES) -
El lupus es una enfermedad autoinmune crónica, que provoca inflamación y daño en las articulaciones, los músculos y otros órganos. En consecuencia, se produce un impacto en la calidad de vida de quienes lo sufren. No obstante, si la enfermedad está bien controlada, estos pacientes pueden hacer una vida prácticamente normal.
Ayer, 10 de mayo, fue el Día Mundial del Lupus. Según datos de la Federación Española de Lupus, se estima que afecta a más de 82.000 personas en España y a 5 millones en todo el mundo; siendo el 90% de estos pacientes mujeres de entre 15 y 55 años.
Norberto Ortego Centeno es secretario de la Sociedad Española Multidisciplinar de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas (SEMAIS) y le entrevistamos en Infosalus como experto en esta patología. Según destaca, el lupus es una enfermedad con manifestaciones clínicas "tremendamente variadas", pero con una característica común: se trata de una enfermedad crónica, sin tratamiento curativo, que va a implicar someterse a visitas, pruebas complementarias y revisiones médicas, una vez diagnosticado, durante el resto de la vida.
"Este hecho va a suponer, independientemente de que las manifestaciones sean más o menos graves, un importante impacto en la calidad de vida de la mayoría de los pacientes. Independientemente de lo dicho, un paciente con lupus bien controlado va a poder hacer, en la mayoría de los casos, una vida normal o prácticamente normal. El apoyo social es fundamental para afrontar enfermedades como el lupus", considera este experto.
MÁS MUJERES AFECTADAS QUE HOMBRES
Resalta que, por cada hombre afectado aproximadamente 9 mujeres presentan la enfermedad: "Es algo que se reproduce, en general (aunque con diferentes cifras), en las enfermedades autoinmunes, que son más frecuentes en mujeres que en hombres".
Tradicionalmente, explica que esta mayor prevalencia observada en las mujeres respecto a los hombres se ha atribuido al papel de las hormonas. "Entre otras cosas porque en niños, en los que el efecto de las hormonas es mínimo, la proporción mujer/hombre baja a 3/1. No obstante, en los últimos años, se ha visto que buena parte de ese predominio en mujeres se debe al papel del cromosoma X. En este cromosoma se han identificado algunas variantes de genes implicados en el desarrollo de la enfermedad", detalla el doctor Ortego Centeno.
Aunque la enfermedad puede darse a cualquier edad, en 2 de cada 3 enfermos debutará entre los 16 y los 55 años; si bien precisa que en los varones suele ser un poco más tardía.
PRINCIPALES SÍNTOMAS
Con todo ello, el miembro de SEMAIS subraya que se debe sospechar de la enfermedad preferentemente en mujeres con síntomas generales tipo cansancio, fiebre sin venir a cuento, dolores articulares, lesiones cutáneas evanescentes, con intolerancia al sol, trastornos vasomotores en manos inducidos por el frío tipo Raynaud (puntas de dedos que se ponen primero blancos y luego morados), dificultad para concentrarse o cefalea, entre otros. "Es decir, síntomas generales inespecíficos y afectación de diferentes órganos de carácter transitorio en muchos casos", apostilla.
Estos síntomas, según prosigue, se pueden acompañar de alteraciones en las pruebas de laboratorio. Ahora bien, en caso de que el médico de atención primaria realice alguna analítica general dice que pueden hacerse evidentes algunas alteraciones de las que denominamos inespecíficas: anemia moderada, descenso de las cifras de glóbulos blancos, o bien un discreto ascenso de los parámetros inflamatorios como pueda ser la velocidad de sedimentación. "Todos estos datos clínicos y de laboratorio, aunque inespecíficos (que pueden aparecer en multitud de enfermedades), pueden orientar a la presencia de un lupus", agrega.
Así, el también jefe de la Unidad de Enfermedades Autoinmunes Sistémicas del Hospital Universitario Clínico San Cecilio (Granada) relata que esta enfermedad, en general, se instaura de forma progresiva: "Lo normal es que vayan apareciendo síntomas, en muchos casos evanescentes, que afectan a diferentes órganos. Esto hace que, antes del diagnóstico, las enfermas hayan sido visitadas por diferentes especialistas y que el diagnóstico se demore, efectivamente, hasta varios años".
A su juicio, lo peor es que, al predominar el cansancio y la falta de ganas de hacer cosas, con síntomas tipo cefalea, dificultad para concentrarse o conciliar el sueño, y dolores osteomusculares erráticos, con frecuencia se piensa inicialmente en un trastorno funcional más que en uno orgánico. "El diagnóstico final se hace en función de los datos clínicos y de laboratorio. La presencia de autoanticuerpos (anticuerpos dirigidos contra componentes de nuestro propio organismo) son fundamentales", subraya.
¿TIENE CURA?
No obstante, a día de hoy el lupus no tiene cura, según lamenta este especialista, aunque sí resalta que esto no quiere decir que no se disponga de diferentes tratamientos que van a permitir controlar la mayoría de las manifestaciones clínicas de la enfermedad, además de mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Hoy en día, el doctor Ortego sostiene que hay una serie de medidas generales muy importantes para el tratamiento de la enfermedad, como puedan ser: evitar la exposición al sol en las horas de máxima insolación y utilizar fotoprotectores, especialmente en los pacientes con intolerancia al sol; intentar llevar una vida ordenada, con sueño suficiente; evitar tabaco y alcohol; hacer una alimentación sana; y un ejercicio adaptado a las posibilidades de cada enfermo, entre otros.
"En este sentido la dieta mediterránea parece ejercer un efecto antinflamatorio y sería muy recomendable para los pacientes", añade el miembro de SEMAIS, al tiempo que ve importante el controlar posibles comorbilidades como pueden ser la prevención de infecciones mediante las vacunaciones oportunas (entre ellas la COVID-19), el control de factores de riesgo cardiovascular (como puede ser una posible hipertensión arterial o un colesterol elevado), y la osteoporosis, entre otros.
"Y luego, por supuesto, se dispone de un arsenal de fármacos encabezados por los denominados antipalúdicos. Fármacos que ejercen gran cantidad de efectos beneficiosos en los pacientes con lupus y que se pusieron muy de moda durante los primeros tiempos de la COVID-19 al pensar que podían ser útiles en la prevención y tratamiento de dicha enfermedad. No son útiles en la COVID-19, pero sí lo son en el lupus", afirma.
Además de los antipalúdicos, que se recomienda que formen parte del tratamiento de todos los pacientes con lupus, y salvo que tengan alguna contraindicación para su uso, este experto dice que se disponen de otros muchos fármacos, entre ellos los corticoides, y que cada vez se emplean mejor a la hora de minimizar sus efectos secundarios y maximizar los efectos beneficiosos, así como diferentes inmunodepresores.
Agrega el secretario de SEMAIS que en los últimos años se han ido sumando algunos fármacos biológicos como 'rituximab' o 'belimumab', que permiten controlar algunas manifestaciones graves de la enfermedad, y celebra que pronto se sumará alguno más como 'anifrolumab', otro biológico que en los ensayos clínicos ha demostrado reducir la actividad de la enfermedad y disminuir la necesidad de corticoides, aprobado ya en Estados Unidos; o la 'voclosporina', un fármaco que ha mostrado su utilidad en el caso de la nefritis que aparece en hasta en el 30% de los pacientes con lupus.
"Aunque en los últimos años creo que el conocimiento de las enfermedades autoinmunes en general, y del lupus en particular, entre la comunidad médica ha aumentado, lo cierto es que todavía queda por avanzar en este sentido. Hay un aforismo que dice que solo se diagnostica lo que se conoce. Es por eso que si queremos que el diagnóstico se demore lo menos posible es fundamental que los médicos, especialmente los de Atención primaria, se familiaricen con este tipo de pacientes", sentencia el doctor Norberto Ortego Centeno.