MADRID 23 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un estudio piloto dirigido por investigadores de UCLA Health, de la Universidad de California Los Ángeles (Estados Unidos), la estimulación eléctrica altamente selectiva del cerebro resulta prometedora como nuevo tratamiento para el tipo más común de ictus, según publican en la revista 'JAMA Network Open'.
El estudio es el primero realizado en seres humanos que prueba la viabilidad de utilizar un tipo específico de corriente eléctrica, denominada estimulación transcraneal transcraneal de corriente directa de alta definición (HD C-tDCS), para tratar el ictus isquémico agudo, que se produce cuando un coágulo bloquea el suministro de sangre a una parte del cerebro y representa aproximadamente el 85% de todos los ictus.
Muchos pacientes no son candidatos a los dos principales tratamientos disponibles actualmente para el ictus isquémico agudo: fármacos disolventes de coágulos y un dispositivo que penetra en el torrente sanguíneo y extrae los coágulos. Incluso entre los que reúnen los requisitos para recibir esos tratamientos, se calcula que sólo un 20-30% están libres de discapacidad tres meses después del ictus.
En su nuevo estudio los investigadores de UCLA Health probaron la HD C-tDCS como terapia novedosa para el ictus isquémico agudo, en la que una serie de electrodos se colocan estratégicamente a lo largo del cuero cabelludo para suministrar una forma de corriente eléctrica inhibidora débil a la parte del cerebro que sufre de bajo flujo sanguíneo.
Esta forma de estimulación no invasiva se ha utilizado para tratar ciertas afecciones neurológicas y psiquiátricas, y los investigadores habían observado que las corrientes eléctricas parecían tener un efecto sobre el flujo sanguíneo cerebral.
Los investigadores teorizaron que sería posible utilizar la HD C tDCS para aumentar el flujo sanguíneo a las partes del cerebro afectadas por un ictus y proteger el tejido cerebral amenazado, conocido como penumbra, de lesiones irreversibles.
En el estudio piloto participaron 10 pacientes con ictus agudo que acudieron al servicio de urgencias o fueron ingresados en unidades de cuidados neurointensivos y de ictus, no eran elegibles para los tratamientos disponibles en la actualidad y se encontraban en las 24 horas siguientes al inicio del ictus. Siete pacientes fueron asignados aleatoriamente para recibir tratamiento activo de HD C-tDCS, y tres recibieron estimulación "simulada".
Utilizando los escáneres hemodinámicos cerebrales que se realizan a los pacientes con ictus agudo a su llegada, los investigadores localizaron la zona del ictus con bajo flujo sanguíneo en la que se administraba el tratamiento HD C-tDCS.
"El objetivo de este tratamiento era que fuera lo más específico e individualizado posible, sólo para la zona del cerebro con bajo flujo sanguíneo o que sufre un ictus --explica la investigadora principal de este innovador proyecto, la doctora Mersedeh Bahr-Hosseini, neuróloga vascular de UCLA Health--. Con esta forma de alta definición de C-tDCS, pudimos refinar este campo eléctrico para centrarlo justo en esta zona".
El primer grupo de pacientes, que incluía 3 pacientes en el brazo de tratamiento y uno en el grupo simulado, recibió 20 minutos de 1 miliamperio de estimulación. En los demás pacientes, la dosis se aumentó a 2 miliamperios durante 20 minutos.
Los investigadores pudieron administrar el tratamiento de forma eficaz en situaciones de emergencia y los pacientes lo toleraron.
Según Bahr-Hosseini, el hallazgo más emocionante fue que en los pacientes que recibieron HD C-tDCS se recuperó una media del 66% de la penumbra (el tejido cerebral amenazado que rodea el núcleo del ictus) en las primeras 24 horas tras el ictus, frente al 0% en el grupo simulado.
Según los escáneres hemodinámicos cerebrales realizados poco después del tratamiento, los pacientes que recibieron HD C-tDCS mostraron signos de mejora del flujo sanguíneo que fue mayor en los pacientes que recibieron 2 miliamperios en comparación con 1 miliamperio. Por el contrario, el flujo sanguíneo disminuyó en el grupo simulado. "Eso también fue muy emocionante, porque mostró un posible efecto biológico verdadero del tratamiento", explica.
Los investigadores están planeando un nuevo estudio multicéntrico con Johns Hopkins, la Universidad de Duke y la Universidad de Pensilvania para reunir más datos sobre la seguridad y eficacia del tratamiento. El próximo estudio incluirá también a pacientes aptos para los fármacos disolventes de coágulos, conocidos como trombolíticos intravenosos.