MADRID, 9 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos) han constatado los riesgos que puede conllevar el acoso o 'bullying' durante la infancia para la salud en la edad adulta, desde problemas psicosociales o de tipo cardiovascular tanto para víctimas como para agresores, según un trabajo publicado en la revista 'Psychological Science'.
El trabajo se basó en un análisis a más de 300 hombres desde que estudiaban el primer grado, cuando tenían entre 6 y 7 años, hasta que cumplieron los 30, para ver si haber sufrido algún episodio de acoso o intimidación o, por el contrario, haberlo protagonizado como parte activa, puede tener alguna repercusión en su estado de salud.
De este modo, vieron que los hombres que eran agresores durante la infancia eran más propensos a fumar tabaco o marihuana, tener una actitud agresiva y sufrir situaciones de estrés después de más de 20 años. En cambio, quienes habían sido víctima de un episodio de 'bullying' tenían más problemas económicos, se sentían injustamente tratados y eran menos optimistas.
Unos resultados especialmente críticos, según constataron los investigadores, porque situaban también a estas personas en un mayor riesgo de tener más problemas de salud, sobre todo de tipo cardiovascular.
"La mayoría de las investigaciones sobre el 'bullying' se han basado en el abordaje de los resultados en salud mental, pero queríamos examinar el impacto potencial que también podía tener para la salud física", ha explicado Karen A. Matthews, autora del estudio.
De hecho, investigaciones previas ya han vinculado los factores de riesgo psicosociales como el estrés, la ira y la hostilidad con un mayor riesgo de problemas de salud como infarto de miocardio, ictus e hipertensión.
EL RIESGO DE VIVIR SITUACIONES ESTRESANTES
Por lo que, teniendo en cuenta que el caso provoca relaciones interpersonales estresantes tanto para los agresores como las víctimas, Matthews y su equipo creían que ambos podrían verse afectados por un mayor riesgo de los problemas de salud derivados del estrés.
Junto con las evaluaciones regulares sobre los factores de riesgo psicosocial, conductual y biológico de tener problemas de salud, los investigadores recopilaron información también procedente de padres y profesores para saber como los participantes se comportaban cuando tenían entre 10 y 12 años.
Además, entre los indicadores estudiados en los participantes cuando ya eran adultos incluyeron analíticas de sangre, pruebas cardiovasculares y mediciones del nivel de inflamación, altura y peso.
Inesperadamente, la intimidación en la infancia no se relacionó con una mayor inflamación o síndrome metabólico en la edad adulta. Sin embargo, tanto los agresores como las víctimas aumentaron el riesgo psicosocial fruto de su mala salud física. Y el hecho de que los agresores de pequeños fumaran más de adultos les predisponía a un mayor riesgo cardiovascular.