MADRID 28 Jun. (EUROPA PRESS) -
Cuando a los niños se les dan dispositivos digitales para calmar sus rabietas, no aprenden a regular sus emociones, lo que podría provocar problemas graves en el futuro, según se recoge en 'Fronteras en psiquiatría infantil y adolescente' por parte de investigadores de Hungría y Canadá.
Los niños aprenden mucho sobre la autorregulación (es decir, respuestas afectivas, mentales y conductuales ante determinadas situaciones) durante sus primeros años de vida. Algunos de estos comportamientos tienen que ver con la capacidad de los niños para elegir una respuesta deliberada en lugar de una automática. Esto se conoce como control esforzado, que se aprende del entorno, principalmente a través de la relación de los niños con sus padres. Sin embargo, en los últimos años, se ha vuelto común darles a los niños dispositivos digitales para controlar sus respuestas a las emociones, especialmente si son negativas.
"Aquí mostramos que si los padres ofrecen regularmente un dispositivo digital a sus hijos para calmarlos o detener una rabieta, el niño no aprenderá a regular sus emociones", comenta la doctora Veronika Konok, primera autora del estudio e investigadora en la Universidad Eötvös Loránd en Hungría. "Esto conduce a problemas más graves de regulación de las emociones, específicamente problemas de manejo de la ira, en el futuro".
"A menudo vemos que los padres utilizan tabletas o teléfonos inteligentes para distraer la atención de sus hijos cuando están molestos. Los niños están fascinados por los contenidos digitales, por lo que es una manera fácil de detener las rabietas y es muy eficaz a corto plazo", explica la profesora Caroline Fitzpatrick, investigadora de la Universidad de Sherbrooke (Canadá) y autora principal del estudio. Sin embargo, los investigadores esperaban que, a largo plazo, esta práctica tuviera pocos beneficios.
Para confirmar su tesis, realizaron una evaluación en 2020 y un seguimiento un año después. Más de 300 padres de niños de entre dos y cinco años completaron un cuestionario que evaluaba el uso de los medios de comunicación por parte de los niños y los padres.
Descubrieron que cuando los padres usaban la regulación digital de las emociones con más frecuencia, los niños mostraban peores habilidades para manejar la ira y la frustración un año después. Los niños a los que se les dieron dispositivos con más frecuencia porque experimentaban emociones negativas también mostraron menos control con esfuerzo en la evaluación de seguimiento.
"Las rabietas no se pueden curar con dispositivos digitales", señala Konok. "Los niños tienen que aprender a gestionar sus emociones negativas por sí mismos. Necesitan la ayuda de sus padres durante este proceso de aprendizaje, no la ayuda de un dispositivo digital".
Los investigadores también encontraron que las habilidades básicas de manejo de la ira más deficientes significaban que a los niños se les daban dispositivos digitales con más frecuencia como herramienta de manejo. "No es sorprendente que los padres apliquen con mayor frecuencia la regulación digital de las emociones si su hijo tiene problemas de regulación de las emociones, pero nuestros resultados resaltan que esta estrategia puede llevar a la escalada de un problema preexistente", puntualiza Konok.
Es importante no evitar situaciones que puedan resultar frustrantes para el niño, señalaron los investigadores. En cambio, se recomienda que los padres asesoren a sus hijos en situaciones difíciles, les ayuden a reconocer sus emociones y les enseñen a manejarlas.
Para equipar a los padres de niños con problemas de manejo de la ira para que tengan éxito, es importante que reciban apoyo, dijeron los investigadores. Por ejemplo, los profesionales de la salud que trabajan con familias podrían proporcionar información sobre cómo los padres pueden ayudar a sus hijos a gestionar sus emociones sin darles tabletas o teléfonos inteligentes. "A partir de nuestros resultados se podrían desarrollar nuevos métodos de formación y asesoramiento para los padres. Si aumenta la conciencia de la gente acerca de que los dispositivos digitales son herramientas inadecuadas para curar las rabietas, la salud mental y el bienestar de los niños se beneficiarán", concluye Fitzpatrick.