Cambio al horario de invierno: cómo evitar que te afecte

Imagen de recurso del cambio de hora
Imagen de recurso del cambio de hora - COLEGIO OFICIAL DE PSICOLOGÍA DE SC DE TENERIFE
Publicado: domingo, 27 octubre 2024 8:14

MADRID 27 Oct. (EUROPA PRESS) -

La pasada madrugada se ha producido el cambio de hora para adaptarse al horario de invierno, una costumbre que algunas personas puede llevarles algunos días adaptarse al nuevo ritmo, lo que afecta a su salud física y mental, lo que puede tener repercusiones en sus rutinas y su vida laboral y social.

"Nuestro cerebro se adapta bastante bien, pero el impacto del cambio de hora puede ser tener más somnolencia, cansancio, o que al día siguiente nos cueste más iniciar el sueño y tener un poco más de embotamiento cognitivo: estar más distraídos o con una sensación física de más cansancio, o incluso en el estado de ánimo puede repercutir", explica Diego Redolar, neurocientífico y director de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

El motivo de estas sensaciones es que "puede haber cierta desregulación de los ritmos circadianos", explica, ya que nuestro cerebro está programado para regular cada veinticuatro horas los ritmos biológicos principales, como el ciclo de sueño-vigilia y la liberación de determinadas hormonas, como la melatonina o el cortisol. Por eso, si introducimos algún cambio horario que implica alterar ese periodo de veinticuatro horas, el cerebro necesitará más tiempo para reajustarse.

"Normalmente, necesitamos un día, desde un punto de vista fisiológico, para volver a adaptarnos a ese cambio de hora --subraya Redolar--, pero hay población más vulnerable, como las personas de edad avanzada o los niños, que quizá necesiten un poco más de tiempo para que el cerebro vuelva a regular esos ritmos circadianos de manera correcta", añade.

Por lo general, la sensación de cansancio, somnolencia o embotamiento mental que sufren algunas personas durante la jornada siguiente al cambio de hora, comparable a una "resaca", es un proceso temporal que simplemente evidencia que su cerebro necesita adaptarse a la nueva situación. "El impacto que puede tener el cambio de hora en la salud de las personas es pequeño", tranquiliza el experto, subrayando que se trata de un proceso natural y temporal.

Recuerda que el Gobierno encargó a una comisión el estudio de la reforma de la hora oficial, que elaboró un informe al respecto y su respuesta fue que había que evitar un "cambio precipitado en los husos horarios mientras no exista un consenso compartido y una difusión práctica a nuestra ciudadanía de los riesgos y oportunidades que comporta". Según señalaron entonces desde esta comisión, "tras mantener el horario actual durante ochenta años, la población española ha desarrollado una adecuación a ese horario y no hay suficientes razones para modificarlo".

También la Unión Europea debate desde hace años la cuestión. El Consejo Europeo ya presentó, en 2018, un proyecto para eliminar los cambios de hora, apoyado por el Parlamento un año después. El proceso está a la espera de la decisión del Consejo, donde se requiere una mayoría cualificada de los Estados miembros que, hasta ahora, se ha resistido, por lo que los europeos seguimos cambiando la hora dos veces al año. Este hecho nos invita a conocer fórmulas para que la población potencialmente más afectada por estos cambios pueda reducir su impacto en su vida cotidiana.

Aunque el grueso de la adaptación al cambio de hora depende del propio cuerpo y de ese periodo de tiempo necesario para ajustarse, sí podemos ayudar a que sea un proceso más cómodo y rápido, como explica un artículo publicado en el blog de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC en el que participa como experto el propio Diego Redolar.

CÓMO ADAPTARSE

Así, entre las principales medidas que podemos adoptar, está el respeto a las rutinas habituales, sobre todo las referentes a la hora habitual de irse a dormir. Otro consejo para adaptarnos al cambio de hora puede ser mantener la mente ocupada, algo que algunos expertos sugieren que hagamos mediante actividades al aire libre. Salir a dar un paseo es un método sencillo para despejar la mente, pero también se puede optar por el ejercicio físico y el deporte, o por actividades relajantes antes de acostarnos. Por último, podemos prestar atención a la alimentación eligiendo para ese día de adaptación una dieta ligera basada en alimentos de temporada.

La realidad es que el cambio de hora puede suponer una incomodidad durante el primer día, pero con un poco de adaptación ayudaremos a nuestro cerebro a gestionarlo mejor para pasar página rápidamente.