MADRID 9 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Médico Langone de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, en Estados Unidos, han descubierto que el recuerdo de los olores específicos depende de la capacidad del cerebro para aprender, procesar y recordarlos con precisión y eficacia durante el sueño delta, un profundo sueño caracterizado por ondas cerebrales lentas.
El sentido del olfato es una de las primeras cosas que falla en las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, el Parkinson y la esquizofrenia. De hecho, los investigadores creen que si en el futuro se puede aprender mejor cómo el cerebro procesa los olores, podría conducir a nuevas terapias que se dirigen a neuronas específicas en el cerebro, tal vez mejorando la consolidación y la precisión de la memoria.
Según informa la edición digital de este miércoles de 'Journal of Neuroscience', investigadores en el laboratorio de Donald A. Wilson, profesor en los departamentos de Psiquiatría Infantil y Adolescente y Neurociencia y Fisiología de Langone y científico de investigación en el Instituto Nathan Kline para la Investigación Psiquiátrica afiliado a la Universidad de Nueva York, demostraron en experimentos con ratas que la memoria olfativa se fortalece cuando los olores detectados el día anterior se repiten durante el sueño.
Los recuerdos se hicieron más profundos cuando se produjo el olor de refuerzo durante el sueño que cuando las ratas estaban despiertas. Cuando el recuerdo de un olor específico aprendido mientras las ratas estaban despiertas se repitió durante el sueño de ondas lentas, se logró un recuerdo más fuerte del olor al día siguiente, en comparación con los roedores que no recibieron ningún refuerzo o sólo lo recibieron cuando estaban despiertos.
Sin embargo, cuando los expertos expusieron a las ratas durante el sueño a un patrón de olor que no habían aprendido previamente, éstas tuvieron recuerdos falsos a muchos olores diferentes. Cuando el equipo de investigación farmacológica impidió a las neuronas comunicarse entre sí durante el sueño de ondas lentas, también se vio afectada la precisión del recuerdo del olor.
Las ratas fueron entrenadas inicialmente para reconocer los olores a través del condicionamiento. Mediante el uso de electrodos en el bulbo olfatorio, una parte del cerebro responsable de la percepción de olores, los científicos estimularon diferentes percepciones olfativas de acuerdo con patrones precisos de estimulación eléctrica. Luego, gracias a la reproducción de los patrones eléctricamente, fueron capaces de poner a prueba los efectos de la manipulación del sueño de ondas lentas.
La repetición de olores eléctricos aprendidos durante el sueño de onda lenta mejoró el recuerdo de esos olores. Cuando los olores aprendidos se reprodujeron mientras las ratas estaban despiertas, la fuerza de la memoria disminuyó y cuando se incorporó un modelo falso que la rata nunca aprendió, estos animales no podían discriminar el olor con precisión entre los olores aprendidos.
"Nuestros resultados confirman la importancia de la actividad cerebral durante el sueño para la fuerza y ??la precisión de la memoria", afirma el doctor Wilson, autor principal del estudio. "Creemos que durante el sueño de ondas lentas, las neuronas del cerebro se comunican entre sí, y al hacerlo, fortalecen sus conexiones, lo que permite el almacenamiento de información específica", explica.
Según Wilson, estos hallazgos son los primeros en demostrar que la precisión de la memoria, no sólo la fuerza del recuerdo, se ve alterado durante el sueño de onda corta. En futuras investigaciones, estos investigadores esperan poder examinar cómo los trastornos del sueño afectan a la memoria y la percepción.