Cardiopatías congénitas y los entornos de gran altitud, ¿cuál es su relación?

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MADRID 26 Sep. (EUROPA PRESS) -

La prevalencia mundial de cardiopatías congénitas es mayor entre las mujeres que viven en grandes altitudes, según un nuevo estudio de la Red Latinoamericana de Medicina en la Altitud e Investigación (REDLAMAI) que se presentará en ACC Latinoamérica 2024 en Punta Cana, República Dominicana.

Pese a este dato, la realidad es que las cardiopatías congénitas en estas regiones están subestimadas y subdiagnosticadas debido al escaso acceso a la atención médica y a sistemas de salud que carecen de herramientas esenciales. Por ello, el trabajo incide en que es fundamental implementar políticas de salud pública cardiovascular para garantizar que estas comunidades reciban atención efectiva, detección materna, intervención temprana y mejores tasas de supervivencia relacionadas con las cardiopatías congénitas.

"Existe una prevalencia subdiagnosticada de cardiopatías congénitas porque no todas las regiones de gran altitud cuentan con los recursos de salud para su evaluación, manejo y seguimiento", señala el autor principal Jean Pierre Eduardo Zila-Velasque, médico de la Red Latinoamericana de Medicina en la Altitud e Investigación (REDLAMAI).

Los autores realizaron un análisis sistemático de estudios transversales sobre la prevalencia de cardiopatías congénitas en personas que viven en regiones que se encuentran a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar. El análisis incluyó a 1.180.544 participantes de ocho países: Bolivia, China, Turquía, Colombia, Ecuador, Etiopía, Estados Unidos y México. Los participantes fueron 52,4% hombres y 47,6% mujeres, y las edades oscilaron entre el nacimiento y los 20 años. El estudio se realizó durante un período de siete meses.

"En relación a las variables sociodemográficas, pudimos realizar análisis por lugar de residencia (área urbana o rural), tipo de residente (autóctono o inmigrante) y el nivel de altitud en el que residen", indica Zila-Velasque. "La información sociodemográfica tuvo mayor impacto en la prevalencia, a diferencia del género, donde se evidenció que la mayoría de los pacientes con algún tipo de CC eran mujeres", señala.

En todas las poblaciones de gran altitud, la prevalencia de cardiopatías congénitas fue del 8,97% en general y más frecuente en mujeres. Desglosando por niveles de altitud, la cardiopatía congénita prevaleció en el 6,8% de las personas que vivían a una altitud de 1500-2500 metros, el 14,47% en 2500-3500 metros, el 7,26% en 3500-4500 metros y el 1,52% en 4500 metros. El tipo de defecto cardíaco más común fue el defecto del tabique auricular, que se produjo en el 29,9% de los participantes.

La cardiopatía congénita fue más frecuente en entornos rurales, pueblos nativos y países americanos. En comparación, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU, los defectos cardíacos congénitos afectan al 1% de los nacimientos en los Estados Unidos cada año.

"En entornos de gran altitud, las políticas de salud pública cardiovascular deben abordar los desafíos particulares que plantean los niveles más bajos de oxígeno y el mayor esfuerzo físico", expone Zila-Velasque. "Esto se puede lograr mediante una mejor detección y seguimiento. Implementar exámenes de salud cardiovascular regulares para residentes y trabajadores en áreas de gran altitud podría ayudarnos a identificar y controlar la hipertensión, las arritmias y otras afecciones cardiovasculares de manera temprana".

Velasque señala que las políticas de salud pública también deben centrarse en el acceso a la atención médica y en el desarrollo de nuevos programas educativos. Estas comunidades a menudo carecen de acceso a atención médica especializada, como cardiólogos capacitados en medicina de altura, y mejorar el acceso podría ayudar a garantizar que las instalaciones locales estén equipadas para abordar emergencias cardiovasculares relacionadas con la altura.

Las campañas educativas que resaltan los riesgos cardiovasculares asociados con los entornos de gran altitud pueden promover la concienciación sobre los síntomas y las medidas preventivas. "Se necesitan más investigaciones sobre la salud cardiovascular en entornos de gran altitud para comprender mejor los riesgos específicos y las intervenciones efectivas", finaliza Zila-Velasque.

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