MADRID, 25 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los animales carnívoros carecen de los genes clave necesarios para detectar y responder a la infección por patógenos, según un estudio. La cría de un gran número de ejemplares de carnívoros, como el visón, podría permitir la formación de 'reservorios de enfermedades' no detectados donde un patógeno podría extenderse a muchos animales y mutar hasta convertirse en un riesgo para la salud humana.
Una investigación dirigida por la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y publicada en la revista 'Cell Reports'. ha descubierto que los carnívoros tienen un sistema inmunitario defectuoso, lo que les hace susceptibles de ser portadores asintomáticos de patógenos causantes de enfermedades.
Se descubrió que tres genes clave de los carnívoros, críticos para la salud intestinal, habían perdido su función. Si estos genes funcionaran, producirían complejos proteínicos llamados inflammasomas para activar respuestas inflamatorias y luchar contra los patógenos.
Los investigadores señalan que se cree que la dieta carnívora, rica en proteínas, tiene propiedades antimicrobianas que podrían compensar la pérdida de estas vías inmunitarias en los carnívoros: cualquier infección intestinal es expulsada mediante la producción de diarrea. Pero la deficiencia inmunitaria significa que otros patógenos pueden residir sin ser detectados en otras partes de estos animales.
"Hemos descubierto que en los carnívoros falta toda una cohorte de genes inflamatorios, algo que no esperábamos en absoluto --afirma la profesora Clare Bryant, del Departamento de Medicina Veterinaria de la Universidad de Cambridge, autora principal del artículo--. Creemos que la falta de estos genes funcionales contribuye a la capacidad de los patógenos de esconderse sin ser detectados en los carnívoros, para mutar potencialmente y transmitirse convirtiéndose en un riesgo para la salud humana".
Los patógenos zoonóticos son aquellos que viven en huéspedes animales antes de saltar para infectar a los humanos. La pandemia de COVID-19, que se cree que se originó en un animal salvaje, ha demostrado el enorme daño que puede causar una nueva enfermedad humana. Entre los carnívoros se encuentran los visones, los perros y los gatos, y son los mayores portadores de patógenos zoonóticos.
Tres genes parecen estar en proceso de perderse por completo en los carnívoros: el ADN sigue presente pero no se expresa, lo que significa que se han convertido en "pseudogenes" y no funcionan. Un tercer gen importante para la salud intestinal ha desarrollado una mutación única, que hace que dos proteínas llamadas caspasas se fusionen y cambien su función, por lo que ya no pueden responder a algunos patógenos en el cuerpo del animal.
"Cuando hay una gran población de animales carnívoros de granja, como el visón, pueden albergar un patógeno -como el SARS-CoV-2 y otros- y éste puede mutar porque el sistema inmunitario del visón no se activa. Esto podría extenderse a los seres humanos", añade Bryant.
Los investigadores afirman que los resultados no son una razón para preocuparse por el contagio de COVID-19 por parte de perros y gatos. No hay pruebas de que estos animales domésticos lleven o transmitan el COVID-19. Es cuando un gran número de carnívoros se mantienen juntos en estrecha proximidad que un gran reservorio del patógeno puede acumularse entre ellos, y potencialmente mutar.