MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El consumo de tabaco no solo representa un riesgo para la salud cardiovascular, respiratoria o el desarrollo de algunos tumores, ya que también puede aumentar el riesgo de ceguera, cataratas o degeneración macular asociada a la edad, al tiempo que también puede acelerar la aparición y empeorar el pronóstico de éstas y otras enfermedades de la vista.
DÍA MUNDIAL SIN TABACO
Con motivo del Día Mundial sin Tabaco que se celebra este domingo 31 de mayo, el Centro Oftalmológico Quirón A Coruña ha alertado de los efectos menos conocidos que produce el tabaquismo en el deterioro de la visión.
En concreto, ha explicado Emanuel Barberá, experto de este centro, multiplica por cuatro el riesgo de padecer ceguera al tiempo que también aumenta la posibilidad de desarrollar enfermedades de la retina como la DMAE o cataratas y empeora el pronóstico de patologías vasculares como la retinopatía diabética.
En el caso de la DMAE, también acelera su inicio hasta diez años frente a los que nunca han fumado, "y su efecto es acumulativo", ha defendido. Además, en estos pacientes la enfermedad progresa más rápido y responden peor al tratamiento, por lo que "cuanto antes se deje de fumar, mejor será el pronóstico".
En España se calcula que más de tres millones de personas están en riesgo de padecerla, y uno de cada tres personas afectados la sufre por la combinación de genes y tabaco. Además, los fumadores con determinado tipo de mutación en el gen HTRA1 tienen 20 veces más probabilidad de desarrollarla.
La clave está en la presencia en el humo del tabaco de más de 4.500 químicos extremadamente tóxicos que son transportados a través del torrente sanguíneo al ojo, donde daña las estructuras celulares. El alquitrán del cigarrillo contribuye a la formación de las "drusas", que son depósitos en la retina que representan los primeros signos de la DMAE.
Además, ha insistido Barberá, inhalar el humo del cigarrillo acelera el proceso de envejecimiento del ojo, ya que aumenta la actividad de los radicales libres, responsables del llamado estrés oxidativo y, por tanto, la habilidad de regenerar las células.
De ahí que a los pacientes con DMAE se les recomiende una dieta rica en antioxidantes como luteína o zeaxantina, que son sustancias que se encuentran en altas concentraciones en la mácula y de las que los fumadores han agotado sus depósitos.