MADRID 5 Mar. (EUROPA PRESS) -
Los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh y del Centro Oncológico Hillman de UPMC (Estados Unidos) han identificado un nuevo objetivo para el desarrollo de inmunoterapias: las células B de memoria doblemente negativas. Estas se llaman así porque son negativas para dos marcadores que se encuentran en la superficie de sus hermanas más comunes. También pueden ser un marcador diagnóstico útil a la hora de crear planes de tratamiento.
De esta forma, el hallazgo, descrito en la revista 'Science Translational Medicine' describe un nuevo subconjunto de células inmunes que combaten el cáncer que residen fuera de su vecindario normal, conocido como estructura linfoide terciaria, donde se vuelven frustrantemente disfuncionales cuando están en estrecho contacto con los tumores.
"La capacidad de respuesta de las células B es un factor importante para determinar si un paciente con cáncer evoluciona bien o no", cuenta la autora principal, la doctora Tullia Bruno, profesora adjunta de inmunología en Pitt y miembro del Programa de Inmunología e Inmunoterapia del Cáncer y del Centro de Microambiente Tumoral en UPMC Hillman. "Al comprender mejor los diferentes tipos de células B y su ubicación, podemos intentar revitalizarlas y liberar su potencial antitumoral".
Los linfocitos B son glóbulos blancos que se producen en la médula ósea y que neutralizan los patógenos (como bacterias, virus y células cancerosas) y los marcan para eliminarlos del cuerpo. Los linfocitos B de memoria tienen una vida especialmente larga y "recuerdan" los patógenos, lo que prepara al sistema inmunitario para responder rápidamente si se encuentra con el patógeno nuevamente. Cuando alguien tiene cáncer o una infección crónica, su cuerpo puede formar estructuras linfoides terciarias cerca o dentro del cáncer. Las estructuras contienen células inmunitarias (predominantemente linfocitos B) y los pacientes con estas estructuras tienden a tener mejores resultados.
Mientras realizaba su trabajo de posgrado en el Programa de Microbiología e Inmunología de Pitt, la coautora principal Ayana Ruffin, ahora investigadora postdoctoral en la Universidad Emory (Estado Unidos), observó que las células B de memoria abundaban en la sangre de los pacientes con cáncer de cabeza y cuello, particularmente en aquellos que estaban bien. Ante este hallazgo, decidió estudiar las investigaciones existentes y descubrió que, si bien las células B de memoria doble negativas estaban bien caracterizadas en los estudios de infecciones crónicas y autoinmunes, se sabía poco sobre su papel en el cáncer.
Pasó de la sangre a las muestras de tumores y también encontró allí células B de memoria doblemente negativas, pero eran más disfuncionales y mostraban características de agotamiento. El agotamiento es algo en lo que se han centrado los inmunólogos del cáncer con las células T, células inmunes que destruyen patógenos, como el cáncer. Pero Ruffin fue uno de los primeros en observar este agotamiento en las células B de memoria dentro y cerca de los tumores, fuera de la estructura linfoide terciaria.
"Históricamente, las células B han sido ignoradas en gran medida en el campo de la investigación del cáncer, y los científicos han favorecido la investigación sobre las células T 'asesinas'", agrega la coautora principal Allison Casey, candidata a doctorado en el programa de posgrado de Genética Molecular y Biología del Desarrollo de Pitt, que se hizo cargo de la investigación cuando Ruffin se graduó. "Pero las células B son realmente únicas: son como la persona genial de la escuela que habla con todos. Pueden usar anticuerpos para neutralizar patógenos y comprometer a otras células inmunes. Educan a las células T para que sepan destruir el cáncer o las infecciones".
Casey y el equipo de investigación están explorando las inmunoterapias existentes contra el cáncer (que en su mayoría están destinadas a ayudar a las células T a combatir el cáncer) para ver si hay formas de modificarlas para que también estimulen las células B de memoria. También están investigando las terapias con células B utilizadas en enfermedades autoinmunes para ver si se pueden aprovechar para combatir el cáncer.