MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto de Investigación Scripps en LaJolla (Estados Unidos) han descubierto una nueva pista sobre el origen de las metástasis en cáncer tras observar que algunos tumores comienzan a enviar células tumorales a través del torrente sanguíneo antes de lo que se pensaba.
Según detallan en un artículo en la revista 'Cell Reports', estas células tumorales que llegan a la sangre entran en los vasos sanguíneos desde el núcleo del tumor y serían las responsables de provocar segundos tumores que luego tardan años en dar la cara.
"El proceso actual de diseminación de las células tumorales a través de las vías hematógenas es un proceso relativamente poco estudiado, pero finalmente tenemos una respuesta sobre dónde se lleva a cabo", ha explicado Elena Deryugina, una de las investigadoras del estudio.
El crecimiento de un tumor pasa por diferentes etapas. En las primeras el tumor es más o menos sólido hasta que en una segunda etapa comienza a invadir tejidos próximos y ya en una tercera fase es cuando comienza a expandir células tumorales por otros órganos. La última fase es la que se conoce como metástasis, y se caracteriza por la formación de segundos tumores lejos del núcleo tumoral.
En este trabajo, los investigadores querían indagar en estas fases de propagación tumoral y, para ello, recurrieron a una línea de células tumorales generadas a partir del fibrosarcoma humano y otros carcinomas.
De este modo, vieron que los tumores primarios son capaces de enviar células cancerígenas a otras zonas, con independencia de la invasión del cáncer en el tejido adyacente, lo que podría explicar que, en ocasiones, se suelen detectar segundos tumores antes de lo previsto.
Este hallazgo también puede arrojar luz sobre por qué los pacientes con tumores en una fase temprana también tienen riesgo de desarrollar enfermedad metastásica, que puede haberse desarrollado "cuando el tumor primario era demasiado pequeño como para ser visto", según han detallado los autores.
En modelos animales desarrollados para este experimento se llevó a cabo un análisis microscópico para observar la diseminación de células tumorales y así vieron como éstas escapan del núcleo del tumor.
En concreto, lograron etiquetar las células tumorales con una proteína fluorescente para distinguirlas del resto de células y, gracias a un microscopio de alta resolución, mapearon todos los vasos sanguíneos desde el núcleo hasta de sus 'vástagos' invasores para seguir el camino de las células tumorales.
La sorpresa fue que la gran mayoría de las células tumorales entraron en los vasos sanguíneos procedentes del núcleo tumoral y no de los zarcillos invasivos.
Los investigadores también encontraron que los niveles de la proteína llamada EGFR podría ser un buen indicador de si las células tumorales proceden a esta invasión, ya que parece regular la capacidad de un tumor para inducir a los vasos sanguíneos a apoyar la fuga de sus células tumorales.
El siguiente paso es investigar los roles funcionales de diferentes tipos de células dentro de un tumor primario, como los leucocitos inflamatorios, que también pueden ser críticamente importantes para apoyar la intravasación de células de cáncer intratumoral.