El cepillo de dientes contra las enfermedades hepáticas: investigadores vinculan la periodontitis y estas patologías

Archivo - Dentista, boca, paciente. Periodontitis. - ZLIKOVEC / ZLIKOVEC - ARCHIVO

MADRID 15 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un equipo internacional de investigadores, liderados por el Primer Hospital de la Universidad de Jilin (China), han vinculado la periodontitis con las enfermedades hepáticas crónicas como la cirrosis, la enfermedad hepática esteatósica asociada a disfunción metabólica (MASLD) y la enfermedad hepática relacionada con el alcohol, pudiendo llegar a empeorar su pronóstico.

La periodontitis, también conocida como la enfermedad de las encías en su forma más avanzada, se ve agravada por la edad, el tabaquismo, el consumo de alcohol y el acceso limitado a la atención dental, unos factores de riesgo compartidos con los pacientes que ya padecen una enfermedad hepática, quienes suelen dejar su salud mental en segundo plano.

El estudio, publicado en la revista 'eGastroenterology', muestra que la periodontitis es capaz de agravar la enfermedad hepática a través del "eje oral-intestino-hígado', pues las bacterias patógenas de la boca pueden ingerirse o ingresar al torrente sanguíneo durante actividades cotidianas como masticar y cepillarse los dientes.

Una vez en el intestino, estos microbios pueden alterar la composición del microbioma intestinal, provocando disbiosis y un aumento de la permeabilidad intestinal, facilitando que productos bacterianos como las endotoxinas lleguen al hígado, desencadenando inflamación y fibrogénesis.

El sistema inmunitario también tiene un papel "fundamental" en esta interacción, y es que la inflamación periodontal crónica provoca la liberación de citocinas proinflamatorias como el TNF-alfa y la IL-6, implicadas en la progresión de la enfermedad hepática.

Además, las células inmunitarias Th17, activada por patógenos orales, puede igualmente migrar al hígado y agravar la disfunción metabólica; todas estas vías forman un "vínculo vicioso" en el que la enfermedad hepática perjudica la salud bucal y la inflamación bucal acelera el daño hepático.

Aunque los datos clínicos aún se encuentran en desarrollo, muestran que los pacientes con cirrosis muestran "sistemáticamente" una peor salud bucal que la población general, con tasas más altas de sobrecrecimiento gingival, pérdida de inserción y pérdida ósea.

De hecho, la prevalencia de periodontitis entre pacientes en espera de trasplante de hígado puede alcanzar el 72 por ciento, y otros estudios han encontrado vínculos entre la enfermedad periodontal grave y una mayor mortalidad en pacientes con cirrosis.

Los pacientes con periodontitis avanzada también tienen una probabilidad significativamente mayor de presentar la enfermedad hepática asociada con disfunción metabólica (MASLD), incluso después de ajustar por factores de riesgo compartidos como la obesidad y la diabetes.

Durante un "pequeño ensayo clínico" se ha comprobado cómo el tratamiento periodontal produce una mejora a corto plazo en los niveles de enzimas hepáticas, un indicio "prometedor" de que las intervenciones de salud bucal podrían influir en la función hepática.

A pesar de estos hallazgos, los autores han advertido de que la investigación aún se encuentra en su etapa inicial y que es necesaria una mayor investigación para demostrar de forma definitiva la relación causa-efecto, así como para desentrañar los factores socioeconómicos y de estilo de vida compartidos que afectan a la salud bucal y a la hepática.

Por último, han instado a una colaboración multidisciplinar entre gastroenterólogos, hepatólogos y dentistas para lograr una detección más precoz de ambas enfermedades y una mejor atención; del mismo modo, han instado a cepillarse los dientes, a usar hilo dental y a realizar visitas regulares al dentista.