Nuestro cerebro no es perfecto (y eso es bueno)

Cerebro.
Cerebro. - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / PRACHA - Archivo
Publicado: lunes, 19 agosto 2019 8:26

   MADRID, 19 Ago. (EDIZIONES) -

    El cerebro es el órgano más complejo de todos los que componen el cuerpo. El de los humanos es muy poderoso pero, aunque se tiende a considerar que funciona como una máquina perfecta, en realidad no. Y esa es una de sus ventajas.

   En la no perfección del cerebro insiste el doctor en Neurociencia Henning Beck en una entrevista con Infosalus. Beck, que acaba de publicar 'Errar es útil' (Ariel), explica que, precisamente, como no está diseñado para trabajar de manera perfecta se adapta "constantemente" al entorno, lo que posibilita la invención de ideas nuevas.

   "Si fuese perfecto funcionaría en una situación concreta, pero a lo mejor mil años después o un millón de años después dejaría de funcionar bien, porque estaría diseñado perfectamente para esa situación", indica Beck, que ejemplifica sus palabras con un campo de monocultivo. "Es súper funcional si nada cambia; pero si de da un minicambio el campo se desmorona".

   En cambio, lo que ocurre es que "fracasamos, podemos caernos y levantarnos y aprender de nuestro fracaso", apunta el experto. Y sí: el cerebro comete errores. De hecho, "al cerebro se le dan muy mal muchas cosas", según Beck, pero lo interesante es que el cerebro no funciona de manera lineal ni lógica como una máquina, sino que continuamente "genera muchas oportunidades, muchos pensamientos diferentes, muchas posibilidades".

   Lo difícil es, en este contexto, filtrar las buenas decisiones. Cuando el filtro falla "cometemos un error", explica el experto. Pero "aprender de nuestros errores es más importante que el evitarlos", según Beck, y ahí radica una de las fortalezas de nuestro cerebro.

   "Mucha gente quiere comportarse como si fueran máquinas, estar concentrados, no cometer errores, trabajar de manera perfecta. Pero se nos da mucho mejor desarrollar cosas nuevas", hace hincapié Beck. Para trabajar como máquinas ya existen las máquinas. Si "nos obligamos a pensar como si fuésemos ordenadores, de manera rápida y eficaz, no debería sorprender que los ordenadores sean capaces de generar estas tareas de manera mucho más eficaz que nosotros", especifica el neurocientífico.

   Así, una persona puede no recordar el número de teléfono de su madre, pero no hace le falta porque lo tiene guardado en el móvil. Sin embargo sí sabe cuándo la tiene que llamar. "Esta es la diferencia entre recordar y trabajar como una máquina o trabajar como un ser humano. Si almacenamos información en nuestro ordenador no es necesario que la recordemos, pero lo que es más importante es comprenderla y saber lo que tenemos que hacer con esa información", clarifica Beck.

UN EJEMPLO: EL TIEMPO

   La manera en la que el cerebro percibe el tiempo es una muestra de su gran flexibilidad. "El cerebro no percibe el tiempo como percibe otros sentidos", explica el experto, que añade que, en realidad, lo subestima. Sin embargo, lo que a priori puede parecer un defecto, se convierte en una virtud. "Por otro lado, podemos saltar de un recuerdo a otro sin restringirnos a un marco temporal", según el neurocientífico. Esta capacidad, en cambio, no la tienen las máquinas.

   Lo que percibe el cerebro en relación al tiempo son "eventos y cosas que suceden a nuestro alrededor", agrega. "Normalmente, cuando hay muchas cosas nuevas que nos sorprenden, cuando lo recordamos parece que teníamos mucho tiempo. Los recuerdos se alargan, parece como si hubiera durado mucho", indica el experto.

   La rutina recordada en retrospectiva, como no es una sorpresa, "cuando la recuerdas parece que fue muy corto, no duró nada", subraya Beck. Esta es la razón por la que parece que 'el tiempo vuela' según envejeces. "Cuanto más mayor eres, las cosas ya no te sorprenden como te sorprendían cuando eras un niño. Entonces, el cerebro lo procesa como un tiempo corto", concluye el experto.