MADRID 10 May. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado sobre veteranos del Ejército de Estados Unidos es el primero en investigar los patrones de conectividad cerebral en reposo con dolor crónico y trauma y ha encontrado tres subtipos cerebrales únicos que indican potencialmente una alta, media y baja susceptibilidad a los síntomas de dolor y trauma.
Los resultados, publicados en la revista 'Frontiers in Pain Research', proporcionan una medida objetiva de la susceptibilidad al dolor y al trauma y podrían allanar el camino para tratamientos personalizados y nuevas terapias basadas en los patrones de conectividad neuronal.
El dolor crónico y el trauma suelen coincidir. Sin embargo, la mayoría de las investigaciones anteriores las estudiaban de forma aislada y utilizando medidas subjetivas como las encuestas, lo que daba una imagen incompleta.
El nuevo ha llenado algunos de los espacios en blanco al encontrar tres firmas únicas de conectividad cerebral que parecen indicar la susceptibilidad o resistencia de los veteranos al dolor y al trauma, independientemente de su diagnóstico o historial de combate. Así, según los investigadores, esta investigación podría allanar el camino para realizar mediciones más objetivas del dolor y los traumas, lo que permitiría establecer tratamientos específicos y personalizados.
"El dolor crónico es un importante problema de salud pública, especialmente entre los veteranos --recuerda la primera autora, la profesora Irina Strigo, del Centro de Atención Sanitaria de Asuntos de Veteranos de San Francisco--. Además, los enfermos de dolor crónico casi nunca presentan un único trastorno, sino que a menudo presentan múltiples comorbilidades, como traumas, estrés postraumático y depresión".
Los investigadores ya saben que tanto el dolor como el trauma pueden afectar a las conexiones de nuestro cerebro, pero nadie lo había estudiado en el contexto del trauma y el dolor concurrentes. Además, gran parte de las investigaciones sobre el dolor y el trauma se basan en mediciones subjetivas, como los cuestionarios, y no en mediciones objetivas, como los escáneres cerebrales.
Con un enfoque diferente, los investigadores de esta nueva investigación estudiaron a un grupo de 57 veteranos con dolor de espalda crónico y traumas. El grupo presentaba síntomas muy variados en cuanto a la gravedad del dolor y del trauma.
Al escanear los cerebros de los veteranos mediante imágenes de resonancia magnética funcional, los investigadores identificaron la fuerza de las conexiones entre las regiones cerebrales implicadas en el dolor y el trauma. A continuación, utilizaron una técnica estadística para agrupar automáticamente a los veteranos en función de sus firmas de conexiones cerebrales, independientemente de los niveles de dolor y traumatismo que declararan.
Basándose en la actividad cerebral de los veteranos, el ordenador los dividió automáticamente en tres grupos. Sorprendentemente, estas divisiones eran comparables a la gravedad de los síntomas de los veteranos, que se clasificaban en un grupo de síntomas bajos, medios o altos.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que el patrón de conexiones cerebrales encontrado en el grupo de síntomas bajos permitía a los veteranos evitar algunas de las secuelas emocionales del dolor y el trauma, y también incluía capacidades naturales de reducción del dolor. Por el contrario, el grupo de síntomas altos mostró patrones de conexión cerebral que pueden haber aumentado sus posibilidades de ansiedad y catastrofismo al experimentar dolor.
Curiosamente, según los síntomas de dolor y trauma autodeclarados, el grupo de síntomas medios era en gran medida similar al grupo de síntomas bajos. Sin embargo, el grupo de síntomas medios mostró diferencias en su firma de conectividad cerebral, lo que sugiere que eran mejores para centrarse en otras cosas cuando experimentaban dolor, reduciendo su impacto.
"A pesar de que la mayoría de los sujetos de cada subgrupo tenían un diagnóstico comórbido de dolor y trauma, sus conexiones cerebrales eran diferentes", afirma Strigo.
"En otras palabras --prosigue--, a pesar de las similitudes demográficas y de diagnóstico, encontramos grupos neurobiológicamente distintos con mecanismos diferentes para gestionar el dolor y el trauma. Los subgrupos basados en la neurobiología pueden proporcionar información sobre cómo responderán estos individuos a la estimulación cerebral y a los tratamientos psicofarmacológicos".
Hasta el momento, los investigadores no saben si las características neuronales que encontraron representan una vulnerabilidad al trauma y al dolor o una consecuencia de estas condiciones. Sin embargo, consideran que la técnica es interesante ya que proporciona un distintivo objetivo e imparcial de la susceptibilidad o resiliencia al dolor y al trauma. No se basa en medidas subjetivas como las encuestas. De hecho, las medidas subjetivas del dolor en este estudio no diferenciarían entre los grupos bajo y medio.
Las técnicas que utilizan medidas objetivas, como la conectividad cerebral, parecen más sensibles y podrían proporcionar una imagen global más clara de la resistencia o la susceptibilidad de una persona al dolor y al trauma, orientando así el tratamiento personalizado y allanando el camino para nuevos tratamientos.