MADRID 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis (Estados Unidos) han revelado cómo los cerebros sanos suprimen las respuestas inmunes inadecuadas logrando un equilibrio saludable; el estudio, publicado en la revista 'Nature', tiene el potencial de mejorar los tratamientos para enfermedades como la esclerosis múltiple (EM) y la enfermedad de Alzheimer, entre otras.
El cerebro mantiene un diálogo constante con el sistema inmunológico del cuerpo. Esta comunicación parece tener como objetivo garantizar un delicado equilibrio entre la defensa contra lesiones e infecciones y la protección del tejido sano.
El estudio, realizado en ratones, descubrió que el cerebro y la médula espinal del sistema nervioso central producen fragmentos de proteínas inmunoestimulantes (denominadas péptidos guardianes) para mantener el equilibrio inmunológico del cerebro y permitir un intercambio saludable de información con el sistema inmunológico. "Hemos descubierto péptidos guardianes del cerebro que interactúan activamente con el sistema inmunológico para mantenerlo bajo control, posiblemente previniendo respuestas inmunitarias destructivas", comenta Jonathan Kipnis, profesor de Patología e Inmunología e investigador del BJC en WashU Medicine .
"Creemos que estos péptidos ayudan al sistema inmunológico a mantener un estado de 'privilegio inmunológico'. Nos intriga la posibilidad de desarrollar estas proteínas a partir de cerebros sanos para una terapia que suprima las respuestas inmunitarias inadecuadas y desarrolle mejores terapias modificadoras de la enfermedad para las enfermedades neuroinflamatorias", añade.
La vigilancia inmunitaria implica un subconjunto de células T que pueden iniciar una respuesta inmunitaria cuando se les advierte de una amenaza. Esa alerta se presenta en forma de un pequeño fragmento de proteína (una muestra de la amenaza potencial) que se muestra en la superficie de otro grupo de células inmunitarias que se presentan. Si las células T consideran que el fragmento de proteína es amenazante, organizan un ataque.
Los investigadores descubrieron que los péptidos guardianes eran presentados por las células inmunes en la interfaz de los límites del cerebro, donde atraían y activaban un subconjunto de células T inmunes cuya función es reguladora, de modo que estas células amortiguan las reacciones inmunes anormales.
Min Woo Kim, estudiante de posgrado del Programa de Formación de Científicos Médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington e investigador del laboratorio de Kipnis, examinó las células inmunitarias del cerebro y sus tejidos inmunitarios asociados en ratones sanos. Así, encontró una gran cantidad de proteínas cerebrales presentadas por dichas células, siendo la proteína dominante un componente de la vaina de mielina, la cubierta protectora de las neuronas que se daña en la EM.
Los investigadores descubrieron que en los ratones con EM, dichas proteínas se habían reducido drásticamente. Al añadir los péptidos cerebrales faltantes mediante la inyección de vesículas (compartimentos unidos a la membrana) en el líquido cefalorraquídeo de ratones con EM, los científicos descubrieron que la terapia activaba y expandía un subconjunto de células T supresoras. La función motora mejoró y la progresión de la enfermedad se ralentizó en los ratones tratados en comparación con los ratones que recibieron vesículas de control.
"Hemos identificado un nuevo proceso en el cerebro en el que el órgano interactúa activamente con el sistema inmunológico para presentar una imagen saludable de sí mismo. Esa imagen se ve diferente en ratones con esclerosis múltiple. Creemos que otras enfermedades neuroinflamatorias e incluso neurodegenerativas pueden tener firmas proteicas únicas presentadas al sistema inmunológico, lo que abre la emocionante posibilidad de usar dichas firmas como una herramienta de diagnóstico para el diagnóstico temprano", concluye Kim.