MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
Los adolescentes que consumen cigarrillos electrónicos (e-cigarrillos) son más propensos a probar el tabaco real un año más tarde que aquellos que no fuman e-cigarrillos, según indica un estudio publicado en la edición digital de 'Tobacco Control'. Sin embargo, fumar de manera regular posteriormente está sólo vinculado a niveles altos de consumo del e-cigarrillo inicialmente.
Ante ello, puede ser beneficioso restringir el acceso de los adolescentes a los cigarrillos electrónicos, concluyen los investigadores, que llevaron a cabo su estudio a la luz del debate actual acerca de los beneficios para la salud pública de los cigarrillos electrónicos y su impacto potencial en la prevalencia del tabaquismo en los adolescentes.
En un intento de averiguar si este tipo de cigarillos entre los adolescentes está vinculado a un mayor riesgo de comenzar a fumar posteriormente o si podría ayudar a los adolescentes fumadores a dejar el hábito de fumar, los investigadores interrogaron a 2.338 adolescentes en siete escuelas secundarias en 2013, y de nuevo un año más tarde, sobre sus hábitos de consumo de e-cigarrillo y el tabaquismo.
En 2013, los adolescentes, que residían en Hawai, tenían una edad promedio de poco menos de 15 años. Se les pidió que informaran a fondo sobre la frecuencia de su uso e-cigarrillo y el tabaco, optando entre respuestas de: nunca; un par de veces al año; al día, en ambos puntos de la encuesta.
También se evaluaron factores que influyen en el hábito de fumar, como el ambiente del hogar, el nivel educativo de los padres y el grado de rebeldía.
Los resultados mostraron que aquellos adolescentes que habían consumido cigarrillos electrónicos en 2013 tenían casi tres veces más probabilidades de haber comenzado a fumar un año más tarde que los que no lo habían probado en el momento de la primera encuesta.
Estos resultados fueron independientes de otros factores que influyen en la adicción a fumar. En general, poco menos de un tercio (31 por ciento) de la muestra, había probado los e-cigarrillos en 2013, elevándose a poco menos de cuatro de cada 10 (38 por ciento) en 2014. Un 15 por ciento había fumado al menos un cigarrillo en el año en 2013, subiendo a cerca de uno de cada cinco (21 por ciento) al año siguiente.
La mayoría (98 por ciento) de los encuestados en la primera oleada había oído hablar de los cigarrillos electrónicos y más de dos tercios (68 por ciento) de ellos los consideraba más saludables que fumar. Entre los no usuarios de e-cigarrillos y tabaco al comienzo del estudio, uno de cada 10 habían probado los cigarrillos electrónicos en la segunda ola, mientras que el 2 por ciento había experimentado con el tabaco, y menos de uno de cada 20 (4 por ciento) habían probado ambos.
La transición de no usuario de los e-cigarrillos o el tabaco a consumidor de ambos en el año 2014 se asoció con los de mayor edad, blancos o nativos hawaianos y una mayor rebeldía. Los adolescentes con mayores niveles de apoyo familiar y la educación eran menos propensos a hacer esta transición.
Un análisis complementario demostró que cualquier nivel de uso e-cigarrillo en 2013 se asoció con fumar una vez o dos veces, o tres o cuatro veces, para el año 2014. Pero el consumo regular de tabaco --definido como anual o mensual-- se asoció solamente con niveles más altos de consumo del e-cigarrillo en 2013.