MADRID 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
A pesar de que se parecen menos a los cigarrillos que la primera generación de cigarrillos electrónicos, un nuevo estudio encontró que la nueva generación de cigarrillos electrónicos, también conocidos como vaporizadores, estimulan el deseo de fumar tan poderosamente como ver a alguien fumar un cigarrillo de tabaco.
El estudio, publicado este jueves en 'Nicotine & Tobacco Research', encontró que los fumadores adultos jóvenes expuestos al consumo de cigarrillos tradicionales, cigarrillos electrónicos de primera generación o vaporizadores experimentaron un aumento inmediato, significativo y duradero en el deseo de fumar. Este efecto se extendió incluso a las personas que nunca habían utilizado los dispositivos más nuevos.
"Los nuevos cigarrillos electrónicos, conocidos como bolígrafos de vapor, son ahora dispositivos más grandes y más poderosos", afirma la directora del estudio Andrea King, profesora de Psiquiatría y Neurociencia Conductual y directora del laboratorio de investigación de Adicciones Clínicas de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos. "Se parecen poco a los cigarrillos, así que algunas personas esperaban que no produjeran el mismo deseo de fumar", señala.
"Pero descubrimos que estimulan la necesidad -añade--. Los bolígrafos vaporizadores parecen diferentes pero comparten demasiadas características destacadas del acto de fumar, como la inhalación, la exhalación y los comportamientos de llevarlo de la mano a boca, lo que los convierte en un potente detonante que anima a las personas a fumar. Su impacto es casi igual al de ver a una persona encenderse un cigarrillo. Hacen que los adultos jóvenes de nuestro estudio quieran fumar".
Los cigarrillos electrónicos entraron en el mercado de Estados Unidos en 2007. Los bolígrafos de vapor, un sistema electrónico de entrega de nicotina de segunda generación (ENDS), son más recientes. A pesar de las esperanzas iniciales de que los cigarrillos electrónicos, y ahora los vaporizadores, podrían ayudar a los fumadores a dejar el tabaco, los estudios no han sido capaces de confirmar definitivamente que ayudan en los esfuerzos de dejar de fumar.
SÓLO ES POSIBLE RESISTIR EL DESEO UNOS 20 MINUTOS
En el año 2015, la Encuesta Nacional de Entrevistas sobre Salud (NHIS, por sus siglas en inglés) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos encontró que aproximadamente uno de cada seis fumadores de cigarrillos actuales (15,9 por ciento) y casi uno de cada cuatro nuevos fumadores de cigarrillos (22 por ciento) eran fumadores regulares de e-cigarrillos, en comparación con el 2,3 por ciento de los exfumadores de cigarrillos de largo plazo y el 0,4 por ciento de los que nunca fumaron.
Según la encuesta, el consumo de cigarrillos electrónicos está "fuertemente asociado con el uso de otros productos de tabaco entre jóvenes y adultos jóvenes, incluidos los productos de tabaco combustibles". King y sus colegas diseñaron un experimento para probar los efectos del bolígrafo de vapor sobre la necesidad de fumar en adultos jóvenes, hombres y mujeres de 18 a 35 años, un grupo muy susceptible.
Los autores reclutaron voluntarios a través de anuncios en internet para un estudio que describieron como "evaluación de la respuesta del estado de ánimo a tareas comunes", consiguiendo la inscripción de a 108 voluntarios. Los participantes oscilaban entre poco fumadores a fumadores de un paquete diario. En promedio, fumaban 8,7 cigarrillos al día de seis a siete días cada semana, con más del 80 por ciento que había consumido cigarrillos electrónicos y casi el 30 por ciento que había usado uno en el último mes.
Durante una sesión de una hora de duración --con una serie de tareas e interacciones dispares diseñadas para enmascarar los objetivos principales del estudio--, los voluntarios conversaron con un miembro del equipo de investigación que pretendía ser un compañero voluntario "asignado al azar" que consumía diferentes productos.
Durante estas interacciones, el falso voluntario fumaba un cigarrillo combustible o un bolígrafo de vapor, lo que reveló que ambos productos aumentaron el deseo entre los sujetos de investigación de fumar un cigarrillo o un cigarrillo electrónico. El nivel y la duración del deseo de fumar entre los voluntarios era el mismo si observaban a su "colega" fumando un cigarrillo o usando un vaporizador. Cuando el colega bebió agua embotellada, los voluntarios no tuvieron ningún cambio en el deseo de fumar o vapear.
Al final del estudio, los investigadores añadieron un componente conductual para medir la capacidad de 26 de los fumadores diarios de resistirse o posponer el hábito de fumar unos 20 minutos después de que fueran expuestos al vaporizador de su pareja o el cigarrillo. En este momento, se colocó un cigarrillo en una bandeja, junto con un encendedor y un cenicero.
A los voluntarios se les dijo que podían fumar el cigarrillo, o recibir 20 centavos por cada cinco minutos que se resistieran sin fumar, con un valor de dos dólares por más de 50 minutos. La mayoría podía aguantar sólo 20 minutos (80 centavos de dólar), y este retraso fue el mismo si su compañero había estado usando previamente un vaporizador o un cigarrillo.