MADRID, 24 May. (EUROPA PRESS) -
El director de la Unidad de Oftalmología Pediátrica y Estrabismos de Clínica Baviera, Carlos Laria, afirma que seguir una serie de hábitos y rutinas con los pequeños de la casa puede ser "muy beneficioso" para prevenir o mejorar futuros problemas visuales.
"Es recomendable hacer un buen seguimiento de la vista de los niños para detectar posibles defectos visuales e ir a revisión con un oftalmólogo durante el primer año de vida, o incluso desde recién nacido si el pediatra o la familia notan algo raro", explica.
Según el experto, estas revisiones ayudarán a detectar dichos problemas de forma temprana, pudiendo comenzar a tratarlos desde los primeros meses o años de vida, cuando hay una mayor plasticidad cerebral, lo que puede ayudar a mejorar su pronóstico. "Además, también es importante seguir ciertas rutinas en casa que ayuden a un desarrollo visual correcto de los pequeños", insiste.
Para ello, los expertos de Clínica Baviera ofrecen algunos consejos, siendo el primero estar pendiente ante las posibles "señales de alarma". Los padres deben observar el comportamiento de los niños y para detectar señales de alerta de un posible problema visual como, por ejemplo: que giren los ojos, se acerquen mucho a los libros o al televisor, hagan muecas o guiños constantemente, tengan los ojos rojos al final del día, dificultades de aprendizaje en el colegio, padezcan orzuelos de repetición, etc.
Asimismo, en el botiquín de casa no pueden faltar gasas estériles y suero fisiológico, muy prácticos para limpiar y mitigar algunas de las molestias leves más comunes de los ojos, como que le entre un cuerpo extraño o tenga legañas. Al hilo, recuerdan que siempre hay que lavarse bien las manos antes de tocar los ojos y cambiando de gasa cuando se cambie de ojo. En caso de que el problema revista mayor gravedad, hay acudir cuanto antes a la consulta del oftalmólogo.
INCULCAR UN CORRECTO USO DE LAS PANTALLAS
También es preciso tomar una serie de medidas respecto al uso de la televisión, tablets o cualquier dispositivo electrónico es importante, ya que puede afectar a la calidad del sueño, y por supuesto, la propia salud ocular. Limitar el tiempo de exposición, hacer descansos, mantener la distancia adecuada y tener una buena iluminación es clave para mitigar los efectos nocivos del mal uso de las pantallas.
Además, realizar actividades al aire libre con el pequeño no solo ayuda a disminuir el uso de dispositivos electrónicos, mitigando los efectos que pueden hacer en ellos las pantallas, sino que ayuda a ejercitar la visión lejana. "Por supuesto, no hay que olvidar que, ante una exposición prolongada, es recomendable el uso de gafas de sol homologadas que protejan sus ojos", recuerdan los expertos.
Finalmente, aunque en principio el niño no presente alteraciones en la visión, es recomendable realizar la primera visita al oftalmólogo durante el primer año de vida. Actualmente, existen métodos de diagnóstico adaptados a las diferentes edades de los niños para poder conocer cómo es el estado de su visión en las distintas etapas del desarrollo, sin necesidad de que el niño hable o colabore.