MADRID, 27 Sep. (EUROPA PRESS) -
La artritis idiopática juvenil o AIJ, antes llamada 'artritis reumatoide juvenil' es, "sin duda", la más frecuente de las enfermedades reumáticas en los jóvenes, si bien hay procesos crónicos en la infancia más frecuentes como el asma, la obesidad, la dermatitis atópica, la celiaquía o el trastorno por déficit de atención.
Así lo aseguran en una entrevista con Infosalus los coordinadores del grupo de Enfermedades Reumáticas de la Infancia y la Adolescencia de la Sociedad Española de Reumatología (ERNA-SER), el doctor Jenaro Graña y la doctora Palmou, durante una entrevista con Infosalus.
El doctor Jenaro Graña Gil, también jefe de Sección de Reumatología del Complejo Hospitalario Universitario de A Coruña (CHUC), precisa que en Europa se ha estimado que la AIJ afecta entre 3,8 a 400 menores de 16 años de cada 100.000. "Desde el punto de vista práctico se considera que 1 de cada mil jóvenes tiene AIJ con aparición de 1 caso por 10.000 cada año", precisa.
Mientras, la doctora Palmou, reumatóloga del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander apunta al estudio epidemiológico EPISER de 2016 (publicado en 2018) donde no se estudiaron las enfermedades reumáticas en la infancia, pero dice que sí se sabe que la Artritis Reumatoide afecta al 0.82% de la población, la Artritis Psoriásica al 0.58% y la Espondilitis Anquilosante al 0.26%, "proporciones más altas que las de la infancia".
Sobre sus síntomas, la doctora resalta que el más importante es el dolor articular asociado a dificultad para mover la articulación al levantarse de la cama: "Suele presentar signos inflamatorios locales como hinchazón, calor, limitación de la movilidad completa, pero a veces pasan desapercibidos para los padres y eso puede retrasar el diagnóstico. Además, puede haber lesiones en la piel, en los ojos, fiebre, entre otros".
El doctor Graña, por su parte, lamenta que por el momento no se ha identificado un agente causal de la AIJ, si bien se baraja la hipótesis de que hay factores genéticos múltiples que ejercen una predisposición a la enfermedad y que algún factor desencadenante, probablemente un agente infeccioso ubicuo, hace la función de desencadenante de la enfermedad. "Se produce una alteración en alguna parte del sistema inmune que regula la respuesta inflamatoria en funciones de defensa o de reparación del organismo", apostilla.
PUEDE APARECER A CUALQUIER EDAD
En cuanto al diagnóstico precisa que este se basa en la identificación de la artritis que debe de durar más de 6 semanas para considerarse crónica. "La artritis puede aparecer en una o en varias articulaciones grandes o pequeñas y prácticamente a cualquier edad. El número y la localización de las articulaciones inflamadas y la presencia de alteraciones en los análisis como que tenga o no anticuerpos antinucleares o factor reumatoide nos permiten clasificar al paciente en alguno de los distintos subtipos de AIJ", aclara.
La doctora Palmou subraya por su parte que algunos pacientes pueden tener una AIJ sin artritis, como ocurre en alguna AIJ de inicio sistémico que se llama 'Enfermedad de Still', o no es fácilmente reconocible como cuando hay inflamación de la articulación sacroilíaca.
Por ello, los coordinadores del grupo de Enfermedades Reumáticas de la Infancia y la Adolescencia de la Sociedad Española de Reumatología (ERNA-SER) destacan que el diagnóstico precoz es muy importante: "El pediatra de Atención Primaria tiene que estar atento y pensar en que un niño con queja dolorosa articular puede tener una artritis y necesitar un tratamiento especial. Aunque, como ya comentamos, son casos poco frecuentes, los pediatras suelen iniciar el estudio y derivan pronto a los pacientes. Por esto también es importante hacer jornadas formativas para los pediatras de Atención primaria".
En lo que respecta al tratamiento, Palmou indica que en la actualidad se disponen de herramientas terapéuticas efectivas para controlar la mayoría de los casos, y como son enfermedades crónicas, los pacientes suelen necesitar tratamiento prolongado y revisiones frecuentes.
"Cuando conseguimos controlar completamente la enfermedad usamos el término 'remisión con tratamiento', y tras un periodo prolongado así, intentamos reducir poco a poco la dosis del tratamiento para intentar alcanzarla. En concreto, como tratamiento utilizamos medicamentos que modifican la respuesta inmune alterada del paciente. Son medicamentos muy bien estudiados, y que claramente tienen más ventajas que inconvenientes, pero que necesitan una supervisión, ya que pueden tener algún efecto tóxico o favorecer algo las infecciones", agrega.
Eso sí, la reumatóloga precisa que, en general, son medicinas "muy eficaces" y por eso el objetivo que los especialistas se fijan con cada paciente es alcanzar la remisión y que el paciente logre la edad adulta sin secuelas o con mínimas lesiones.
De hecho, el doctor Graña resalta que, aproximadamente, la mitad de los pacientes mantiene alguna actividad al hacerse adulto: "En algunos casos persiste la actividad en las articulaciones y en otros casos puede ser en los ojos. Algunos casos que curaron en la infancia pueden reactivarse en la edad adulta".
Por ello, ambos especialistas mantienen que la atención a la AIJ necesita de una colaboración multidisciplinar, siendo el pediatra de Atención primaria el que actúe en primera línea, aparte de contar con un referente en el hospital de referencia, que será un pediatra o un reumatólogo, o un equipo de ambos según las circunstancias especiales de cada centro.
Además, subrayan que tiene que haber una colaboración estrecha con los oftalmólogos, deben de formar parte del equipo multidisciplinar la enfermera, los rehabilitadores y los fisioterapeutas, así como los ortopedas infantiles, los psicólogos, o los dermatólogos, entre otros.
En este contexto, Graña hace referencia a la adolescencia de estos pacientes, ya que a su juicio necesita de una atención especial, y de estar atentos a la correcta cumplimentación del tratamiento en estas edades.
"También es muy importante que no se produzca una desatención en el paso de la atención pediátrica a la adulta. Este periodo se llama 'de transición', y lo ideal es que esté bien estructurado y coordinado entre ambos niveles asistenciales con una colaboración estrecha", apostilla.
Es más, el doctor Graña menciona que la enfermería especializada es una "figura clave" que ayuda en el día a día con las distintas tareas de evaluación de los pacientes, los cuestionarios de actividad y autoevaluación, la adherencia a los tratamientos, la formación y educación de padres y pacientes, el contacto confidencial.