MADRID, 28 Jul. (EUROPA PRESS) -
El dermatólogo Álvaro Iglesias Puzas, de la Unidad Multidisciplinar de Piel y Melanoma del MD Anderson Cancer Center, advierte de que la edad pediátrica y la adolescencia son períodos donde la protección de la radiación solar es "de especial relevancia", ya que las quemaduras en este periodo "pueden multiplicar el riesgo de padecer un cáncer cutáneo en la edad adulta".
Por ello, continúa, "conviene mantener una adecuada fotoprotección". "Siempre hay que utilizar un factor de protección de al menos 50, aplicándolo con la suficiente frecuencia en todas las localizaciones expuestas". En el caso de los más pequeños, "puede considerarse la utilización de filtros físicos e, incluso, fórmulas o presentaciones más adecuadas para pieles con necesidades especiales como la dermatitis atópica", subraya Iglesias.
En este sentido, Sonrisas Sin Cáncer ofrece los puntos clave para frenar el aumento del índice de mortalidad por melanoma que desde hace años ha ido aumentando en España. En primer lugar, llama a evitar una exposición solar excesiva. De hecho, señalan que, durante los primeros días, "la exposición al sol debe ser de corta duración para evitar que la piel sufra un gran impacto al cambio excesivo de temperatura".
De hecho, el dermatólogo Iglesias Puzas señala que se ha de evitar la exposición al sol entre las 10 a 18 horas aproximadamente en función de la latitud. Igualmente, añade que se deben llevar a cabo otras medidas físicas, como las prendas de ropa ligeras o el sombrero para la protección solar. "Además, hay que tener en cuenta que la exposición solar en los primeros años de vida (es decir, por debajo de los 2 años) no está recomendada de ningún modo, ni siquiera con protector solar", subraya.
Usar siempre crema con factor de protección mínimo del 30 es otro de sus consejos. Se debe aplicar 30 minutos antes de estar al sol, repitiendo el proceso cada 2 o 3 horas tras bañarse o en caso de que la piel sea muy blanca. Además, se tiene que hacer gran hincapié en las zonas corporales más expuestas como la nariz, hombros, orejas, pies, y nuca.
Además, la hidratación externa e interna son muy importantes. Es aconsejable aplicar cremas para después del baño, sobre todo en los primeros días de sol, donde la piel es mucho más sensible. Tal y como Iglesias Puzas recalca, la exposición al agua de mar o al cloro puede en algunos casos actuar como irritante, especialmente en pacientes con patologías cutáneas. "Por ello, en estos casos debemos potenciar y preservar esta función mediante la utilización frecuente de emolientes que restauren la piel alterada", aconseja.
Asimismo, el uso de gorros, gafas y ropa adecuada para ir a la playa o la piscina es "imprescindible" incluso en los días nublados, "donde se suele bajar la guardia por la falta del sol", alerta el experto.
Finalmente, insta a prestar atención a las pecas y lunares. "A pesar de que no tienen una connotación negativa, la aparición de estas muchas veces se traduce en daño solar", alerta. Por ello, el dermatólogo recomienda tanto a las pieles blancas como a los pelirrojos que se realicen una adecuada autoexploración y vigilancia desde edades tempranas, así como acudir a un médico ante el cambio o detección de cualquier lesión sospechosa.