MADRID, 29 Oct. (EDIZIONES) -
La tiroiditis de Hashimoto recibe su nombre del doctor que por primera vez la describió. Se trata de una patología endocrina y autoinmune, por la que el sistema inmunitario produce una inflamación del tiroides que con el tiempo puede producir una disminución de la producción de la hormona tiroidea que se sintetiza en el tiroides, fundamental para muchas funciones de nuestro cuerpo.
Se trata de una patología que padece en torno a un 2% de la población mundial, siendo además de siete a diez veces más frecuente en mujeres que en hombres, con un pico máximo de incidencia entre los 40 y los 60 años.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus la especialista en Endocrinología pediátrica Paula Casano, experta del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, quien indica que esta patología es debida a una inflamación de la glándula tiroides que puede permanecer de manera subyacente en el paciente sin que este lo sepa, o bien diagnosticarse por un bocio (aumento del tamaño del tiroides que lo hace visible y/o palpable), o detectarse en el largo plazo cuando ya se desarrolla hipotiroidismo, es decir, cuando la glándula del tiroides deja de funcionar bien, llegando a necesitarse tratamiento sustitutivo de la hormona tiroidea de por vida.
Advierte también de que esta patología puede aflorar a raíz de un embarazo, fruto de las alteraciones hormonales que tienen lugar, la también miembro del grupo de trabajo de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica.
En cuanto a sus causas, la doctora Casano señala que la inicial se enmarca dentro del espectro de las enfermedades autoinmunes, es decir, aquellas patologías que surgen porque el cuerpo 'se equivoca' y genera anticuerpos contra los propios órganos, en este caso el tiroides.
La tiroiditis de Hashimoto, además, según precisa la experta, es más probable que se presente en personas que padezcan otras enfermedades autoinmunitarias como la diabetes, el lupus o la artritis reumatoide.
PRINCIPALES SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD
Sobre los síntomas, la endocrinóloga pediátrica subraya que, inicialmente, el paciente puede ser que no note nada; si bien con el paso de los años desarrolle bocio, haciendo que en la parte frontal del cuello pueda verse una masa que se desplaza al tragar, así como hipotiroidismo. "La tiroiditis de Hashimoto la causa más frecuente de hipotiroidismo en nuestra población", apostilla la doctora.
"Cuando ya aparece el hipotiroidismo surgen otros síntomas como el cansancio, la caída cabello, la tendencia a estar más adormecido, o la intolerancia al frío. En caso de niños puede haber disminución del crecimiento, y en el caso de algunas mujeres puede darse la amenorrea", agrega.
Aparte de la clínica mencionada, para el diagnóstico, la doctora Casano señala que se suelen realizar analíticas de sangre donde estudiar determinados parámetros indicativos de esta enfermedad, como la presencia de anticuerpos antitiroideos, o la función del tiroides midiendo las hormonas tiroideas, por ejemplo.
El tratamiento dependerá de si la tiroides está lo suficientemente dañada como para ocasionar hipotiroidismo, que en caso de no presentarse, el médico puede ir vigilándolo. Ya si se ha desarrollado hipotiroidismo, como hemos mencionado antes, este se tratará reemplazando la hormona que fabricaba la tiroides y que ahora no puede producir, a través de la administración vía oral una vez al día de 'levotiroxina', una hormona tiroidea exactamente igual a la que fabrica el cuerpo, pero en este caso producida en el laboratorio. Lo habitual es que el hipotiroidismo se pueda controlar con este medicamento.
Un punto importante sobre el que la experta del Hospital Sant Joan de Deu llama la atención es sobre la posible formación de nódulos tiroideos que puede surgir en determinados pacientes de larga evolución: "Los pacientes de larga evolución tienen tendencia a formar nódulos tiroideos, aparte del bocio, lo que se llaman 'bocios multinodulares' sobre los que es necesario realizar con periodicidad un seguimiento a través de ecografías".
Actualmente la doctora lamenta que no tiene curación la tiroiditis de Hashimoto, si bien afirma que se puede tratar el hipotiroidismo que puedan padecer los pacientes de larga evolución, al mismo tiempo que insiste en que deben vigilarse esos posibles nódulos tiroideos a los que estos pacientes tienen predisposición.
Al mismo tiempo, Casano reconoce que es una patología que no se puede prevenir al tratarse de una enfermedad autoinmune para la que sí, en cambio, se puede tener una predisposición a desarrollarla, fundamentalmente familiar. Por eso recomienda que en aquellas mujeres, sobre todo, que se encuentren en edad fértil y cuenten con antecedentes familiares de esta patología lo revisen anualmente.