MADRID 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
Algunas células cancerosas pueden desplegar mecanismos paralelos para evadir las defensas del sistema inmunitario y resistir el tratamiento de inmunoterapia, según un nuevo estudio del Instituto Garvan de Investigación Médica, en Australia, publicado en la revista 'Nature Communications'.
Los investigadores han descubierto que, al suprimir la acción de las células T asesinas y dificultar la capacidad del sistema inmunitario de señalar las células tumorales para su destrucción, las células del cáncer de mama son capaces de replicarse y hacer metástasis.
"Sabemos que el cáncer de mama no suele responder bien a la inmunoterapia y nos preguntamos si existe un mecanismo intrínseco que permita a las células del cáncer de mama escapar del sistema inmunitario", afirma la primera autora, Louise Baldwin, estudiante de doctorado en el laboratorio del profesor asociado Alex Swarbrick en Garvan.
Los investigadores utilizaron una técnica llamada código de barras de ADN, que marca las células con una secuencia conocida y sigue la evolución de las células tumorales a lo largo del tiempo. "Demostramos que hay raras células cancerosas capaces de escapar al sistema inmunitario y de sustraerse al tratamiento con inmunoterapia", explica Baldwin.
Los mecanismos podrían utilizarse como posibles objetivos de las terapias, para impedir que las células tumorales se adapten y se extiendan. Otra aplicación futura podría ser el pronóstico, ya que un número elevado de células podría indicar qué pacientes podrían no responder a la inmunoterapia.
Aunque la inmunoterapia es un tratamiento eficaz en muchos tipos de cáncer, en algunas personas las células cancerosas evolucionan para burlar las defensas del sistema inmunitario. Este proceso se conoce como inmunoedición, en el que la interacción entre las células tumorales y las inmunitarias hace que muchas células cancerosas sean destruidas por el sistema inmunitario, pero deja algunas sin detectar, que siguen creciendo y extendiéndose.
Los investigadores utilizaron células de cáncer de mama de ratón marcadas con un conocido "código de barras" de ADN, una secuencia que se transmitía de una generación de células a la siguiente.
El código de barras permitió al equipo ver de dónde procedían las células más agresivas y resistentes, ya que podían rastrearlas hasta la célula original para ver si había crecido o se había reducido.
"El autor principal, el doctor Simon Junankar, quería saber si la resistencia era adaptativa -si las células cancerosas se agachan y tejen- o si están preprogramadas para evadir el sistema inmunitario", explica el profesor asociado Alex Swarbrick, jefe de laboratorio y codirector del Programa de Ecosistemas Celulares Dinámicos en el Cáncer de Garvan.
El equipo descubrió que, incluso antes del tratamiento, las células cancerosas se habían diversificado. "Algunas células ya habían adquirido la capacidad de evadir la inmunidad, lo que significa que tienen una capacidad innata para escapar del sistema inmunitario", señala.
Las células parecen hacerlo con enfoques paralelos. Una forma es suprimir la acción de las células T asesinas, que normalmente destruirían las células dañinas. La otra consiste en reducir la expresión del MHC1 en las células, que actúa como bandera para que el sistema inmunitario reconozca las células dañinas.
"La mayoría de las células tumorales desaparecen cuando el sistema inmunitario se activa, pero una pequeña proporción sigue creciendo y expandiéndose --explica el profesor asociado Swarbrick--. Los tumores siguen evolucionando y diversificándose, y la acción del sistema inmunitario o de un tratamiento como la quimioterapia es como la poda de un árbol: las células cancerosas se eliminan pero las ramas restantes del árbol siguen creciendo".
Los investigadores también examinaron la genética de las células, pero no se encontraron genes asociados, lo que sugiere que la epigenética podría estar en juego.