MADRID 6 Ago. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio (Japón) han identificado un prometedor inhibidor de la tirosinasa a partir de 'Corynebacterium tuberculostearicum' ('C. tuberculostearicum'), una bacteria que suele encontrarse en la piel humana, y que puede aclarar la piel de forma segura.
El estudio, dirigido por el profesor adjunto Yuuki Furuyama, del Departamento de Biociencia Aplicada de dicha universidad, se ha publicado en la revista 'International Journal of Molecular Sciences'.
La melanina protege la piel --el órgano más grande del cuerpo y un componente vital del sistema inmunitario-- de los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV). Cuando la piel se expone a la radiación UV, se estimula la producción de melanina en los melanocitos, y la tirosinasa desempeña un papel clave en la vía biosintética.
Sin embargo, las alteraciones de esta vía causadas por la exposición a los rayos UV o el envejecimiento pueden conducir a una acumulación excesiva de melanina, con la consiguiente hiperpigmentación. Para hacer frente a esta situación, los inhibidores de la tirosinasa que suprimen la síntesis de melanina han adquirido un gran valor en la industria cosmética.
Sin embargo, se ha descubierto que algunos de estos compuestos, como la hidroquinona, son tóxicos para la piel humana y provocan problemas como síntomas similares al vitíligo y erupciones cutáneas. En consecuencia, ya no se recomienda el uso de hidroquinona.
La creciente demanda de alternativas más seguras ha desencadenado una carrera por descubrir inhibidores de la tirosinasa a partir de microbios que produzcan compuestos de baja toxicidad, tal y como han conseguido estos investigadores.
"Las bacterias que residen en nuestra piel y eluden las respuestas inmunitarias suelen convertirse en comensales, sin beneficiarnos ni perjudicarnos. Decidimos investigar los metabolitos producidos por estas bacterias comensales por su potencial como inhibidores de la tirosinasa. Estos productos naturales derivados de la piel presentan una toxicidad baja, lo que los hace intrínsecamente más seguros", ha dicho Furuyama.
Tras analizar más de 100 bacterias derivadas de la piel, el equipo identificó a 'C. tuberculostearicum' como productora de un potente compuesto inactivador de la tirosinasa. En sus ensayos utilizaron tirosinasa del hongo 'Agaricus bisporus' para confirmar la inhibición. Los experimentos posteriores identificaron el compuesto activo como ciclo(L-Pro-L-Tyr). A continuación, los investigadores realizaron simulaciones de acoplamiento tridimensional (3D) para dilucidar cómo funciona el ciclo(L-Pro-L-Tyr).
"Nuestro estudio es el primero en identificar y dilucidar el mecanismo de un inhibidor de la tirosinasa derivado de una bacteria de la piel", ha dicho Furuyama.
El equipo es muy optimista sobre el potencial de su descubrimiento. La literatura científica avala su idoneidad como probiótico cutáneo para combatir la hiperpigmentación.
Además, el metabolito presenta otras propiedades beneficiosas, como actividades antimicrobianas, antioxidantes y anticancerígenas, lo que aumenta aún más su potencial terapéutico en diversas aplicaciones, y el descubrimiento podría allanar el camino para una posible producción a escala industrial. Esta capacidad es crucial para garantizar la viabilidad financiera de la fabricación de principios activos a gran escala.
A pesar de las prometedoras perspectivas, Furuyama reconoce que hay importantes obstáculos que superar antes de que estos principios activos naturales puedan llegar a los estantes de los consumidores, subrayando la necesidad de una investigación exhaustiva.
"Es crucial realizar pruebas con tirosinasa humana, que difiere estructuralmente de la tirosinasa del hongo. También son necesarios análisis detallados de sus mecanismos de acción para garantizar la eficacia y la seguridad", explica el doctor.