Conexión social, dormir y actividad física han mantenido la salud mental en los jóvenes en la pandemia

Archivo - Adolescentes con mascarillas.
Archivo - Adolescentes con mascarillas. - LEOPATRIZI/ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 25 enero 2022 6:59

MADRID 25 Ene. (EUROPA PRESS) -

Los datos de una encuesta longitudinal realizada a más de 3.000 adolescentes de entre 11 y 14 años de edad, registrados antes y durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19 en 2020, revelaron que las relaciones de apoyo con la familia y los amigos y los comportamientos saludables, como la práctica de actividad física y un mejor sueño, parecían proteger contra los efectos nocivos de la pandemia en la salud mental de los adolescentes.

La investigación, publicada en el 'Journal of Adolescent Health', contó con el apoyo del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) y otras entidades de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. La investigación se basa en los datos del Estudio sobre el Desarrollo Cognitivo del Cerebro de los Adolescentes (ABCD), el mayor estudio a largo plazo sobre el desarrollo del cerebro y la salud infantil que se ha realizado en Estados Unidos.

Los investigadores también exploraron los predictores del estrés percibido, la ansiedad y los síntomas depresivos, y descubrieron que las chicas eran más propensas que los chicos a experimentar angustia psicológica durante la pandemia.

Los factores psicosociales, como la peor calidad y funcionamiento de las relaciones familiares, el mayor tiempo frente a la pantalla y el hecho de ser testigo de la discriminación en relación con la pandemia, también predijeron la angustia de los jóvenes.

"La adolescencia temprana es una época en la que los jóvenes ya están experimentando rápidos cambios físicos, emocionales y sociales, y la pandemia del COVID-19 ha causado una inmensa perturbación en esta delicada etapa de la vida", apunta la doctora Nora D. Volkow, directora del NIDA.

"Este estudio nos ayuda a entender cómo los factores modificables del estilo de vida afectan a la salud mental y al bienestar de los adolescentes, y puede informar sobre el desarrollo de intervenciones para proteger a los jóvenes durante un estrés vital importante --añade--. Esto es importante ahora, mientras seguimos lidiando con la pandemia, y también en la futura respuesta a la crisis a nivel local o nacional".

En este estudio, los investigadores analizaron los datos de una cohorte longitudinal de más de 3.000 participantes en el Estudio ABCD de 11 a 14 años de edad y sus familias.

Estos jóvenes adolescentes y sus padres completaron las evaluaciones previas a la pandemia en febrero de 2020, que documentaron los informes de referencia de los padres/cuidadores sobre los problemas de externalización (por ejemplo, actuar agresivamente, romper las reglas) y los trastornos del sueño (por ejemplo, la duración del sueño), y los informes de los jóvenes sobre los problemas de internalización (por ejemplo, sentirse ansioso o deprimido).

A continuación, los padres y los jóvenes participantes completaron por separado tres encuestas COVID-19 en línea, realizadas entre mayo y agosto de 2020, que incluían más de 200 ítems en dominios psicosociales y de estilo de vida.

Los investigadores utilizaron métodos de aprendizaje automático para buscar patrones de afecto positivo, ansiedad, estrés y síntomas depresivos en las encuestas. A continuación, interpretaron los resultados mediante un algoritmo para proporcionar una clasificación general de las variables según su importancia para predecir los resultados de la salud mental de los jóvenes.

Las principales variables se clasificaron en ocho ámbitos: demografía; conductas de afrontamiento (por ejemplo, tener un horario de comida regular); actividades físicas; relaciones; recursos (por ejemplo, no poder permitirse la comida), tiempo de pantalla, sueño (por ejemplo, trastornos del sueño prepandémicos) y otros (por ejemplo, problemas psicológicos prepandémicos).

De todos los posibles predictores considerados, las variables de relación positiva, como hablar de los planes para el día siguiente con los padres, participar en actividades familiares y las relacionadas con comportamientos saludables, como las actividades físicas y un mejor sueño, se encontraban entre los principales predictores de un alto afecto positivo y también protegían contra el estrés, la ansiedad y la depresión.

Por el contrario, el mayor número de actividades frente a una pantalla, incluidas las redes sociales y los videojuegos, así como el hecho de ser testigo de racismo o discriminación en relación con el coronavirus, surgieron como importantes predictores del afecto negativo.

El estudio también descubrió que las niñas, y aquellos que entraron en la pandemia con problemas de salud mental o de sueño ya existentes, parecían ser especialmente vulnerables al impacto negativo de la pandemia de COVID-19.

"Centrarse en lo que se puede hacer para apoyar a los jóvenes, como mantener la mayor rutina posible, caminar al menos 10 minutos al día y fortalecer las relaciones familiares, es realmente importante en momentos de estrés", subraya la doctora Fiona C. Baker, directora del Centro de Ciencias de la Salud del SRI International, en Menlo Park, California, e investigadora principal del centro de estudio ABCD en el SRI.

Los autores también señalan que, en comparación con la muestra completa del Estudio ABCD, de unas 11.800 personas al inicio del estudio, este estudio incluyó sólo una submuestra de 3.000 jóvenes con datos suficientes de las evaluaciones ABCD prepandémicas y las encuestas COVID-19.