MADRID, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los defectos cardíacos congénitos son la forma más común de malformación congénita en los seres humanos, pero aún no se comprende del todo qué los causa. Investigaciones anteriores habían sugerido que algunos defectos cardíacos podrían ser provocados por problemas con la placenta, el órgano que proporciona oxígeno y nutrientes al embrión en desarrollo.
Investigadores de la Universidad de Nanjing, en China, han confirmado que algunos defectos cardíacos podrían ser provocados por problemas con la placenta, centrándose en una proteína cuyos niveles están reducidos en muchos pacientes con defectos cardíacos congénitos, llamada SLC25A1. Los investigadores publican su estudio en la revista 'Development'.
SLC25A1 desempeña un papel clave en el transporte de ácido cítrico, un metabolito importante cuyos derivados pueden afectar la expresión genética, a diferentes regiones de nuestras células. Sin embargo, no estaba claro cómo la pérdida de la proteína podría estar relacionada con los defectos cardíacos congénitos. Al alterar esta proteína en diferentes tejidos en ratones en desarrollo, los investigadores han demostrado que la pérdida de SLC25A1 no afecta directamente al corazón en desarrollo. En cambio, conduce a problemas con el crecimiento de la placenta y esto, a su vez, causa defectos cardíacos en los ratones.
Los investigadores utilizaron herramientas de edición genética para producir embriones de ratón que carecían por completo de la proteína SLC25A1. Como era de esperar, estos embriones desarrollaron defectos cardíacos. Sin embargo, también tuvieron problemas con sus placentas, que eran más delgadas de lo habitual.
"Un número cada vez mayor de estudios en ratones ha sugerido que la placenta está involucrada en la regulación del desarrollo del corazón embrionario", explica el profesor Zhongzhou Yang de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nanjing, cuyo grupo de investigación llevó a cabo el estudio "Sin embargo, la base molecular de esta relación no estaba clara".
El equipo de investigación quería explorar esta posible relación entre los defectos placentarios y los defectos cardíacos. Para identificar en qué parte del embrión se necesita la proteína, decidieron eliminar la SLC25A1 de tejidos específicos, en lugar de simplemente interrumpirla en todo el embrión. Primero, crearon embriones de ratón que carecían de la proteína SLC25A1 solo en su corazón en desarrollo.
Sorprendentemente, estos ratones no desarrollaron defectos cardíacos, lo que sugiere que la SLC25A1 no desempeña un papel importante en las células cardíacas. En cambio, cuando los investigadores generaron ratones que carecían de la proteína SLC25A1 solo en su tejido placentario, descubrieron que los ratones desarrollaban tanto defectos placentarios como defectos cardíacos. Esto sugirió que la SLC25A1 desempeña un papel clave en el desarrollo de la placenta y, si el desarrollo placentario va mal, pueden producirse defectos cardíacos como resultado. De hecho, las mediciones mostraron que la pérdida de SLC25A1 altera el equilibrio del ácido cítrico en las células placentarias, lo que da como resultado cambios en el ADN de las células que alteran el desarrollo placentario.
Los investigadores exploraron a continuación cómo estos cambios en la placenta podrían causar problemas en el desarrollo del corazón. Encontraron que las placentas que carecían de SLC25A1 tenían niveles bajos de PSG1, una proteína que producen las células placentarias y que se sabe que ayuda a regular el desarrollo de los endotelios (capas de células que recubren el interior de ciertas estructuras del cuerpo, incluidos los vasos sanguíneos).
"Mostramos que la administración de PSG1 humana a ratones preñados mejora los defectos placentarios y cardíacos en embriones que carecen de SLC25A1", condensa la información el profesor Yang. "Por lo tanto, el PSG1 podría convertirse en un fármaco potencialmente eficaz para ayudar a mejorar el desarrollo placentario y cardíaco del feto en el útero". Si bien es necesario realizar más investigaciones, estos hallazgos podrían conducir al desarrollo de una nueva estrategia de tratamiento para prevenir los defectos cardíacos congénitos en fetos que presentan problemas placentarios.