MADRID 9 Oct. (EUROPA PRESS) -
El daño al tronco encefálico -el 'centro de control' del cerebro- es la causa de los efectos físicos y psiquiátricos duraderos de la infección grave por Covid-19, sugiere un estudio realizado por investigadores de las Universidades de Cambridge y Oxford (Reino Unido) y publicado en 'Brain'.
Utilizando escáneres de ultra alta resolución que pueden ver el cerebro vivo con gran detalle, los investigadores puideron observar los efectos dañinos que el Covid-19 puede tener en el cerebro. El equipo de estudio escaneó los cerebros de 30 personas que habían sido hospitalizadas con casos graves de Covid-19 al comienzo de la pandemia, antes de que las vacunas estuvieran disponibles. Los investigadores descubrieron que la infección por Covid-19 daña la región del tronco encefálico asociada con la disnea, la fatiga y la ansiedad.
Los potentes escáneres de resonancia magnética utilizados para el estudio, conocidos como escáneres de 7 Tesla o 7T, pueden medir la inflamación en el cerebro. Sus resultados ayudarán a los científicos y médicos a comprender los efectos a largo plazo de la COVID-19 en el cerebro y el resto del cuerpo. Aunque el estudio se inició antes de que se reconocieran los efectos a largo plazo de la COVID, ayudará a comprender mejor esta afección.
El tronco encefálico, que conecta el cerebro con la médula espinal, es el centro de control de muchas funciones vitales básicas y reflejos. Los grupos de células nerviosas del tronco encefálico, conocidos como núcleos, son responsables de regular y procesar funciones corporales esenciales como la respiración, la frecuencia cardíaca, el dolor y la presión arterial.
"Lo que ocurre dentro y alrededor del tronco encefálico es vital para la calidad de vida, pero había sido imposible analizar la inflamación de los núcleos del tronco encefálico en personas vivas, debido a su pequeño tamaño y a su difícil posición. Por lo general, los científicos solo pueden observar bien el tronco encefálico durante los exámenes post mortem", expone la primera autora, la doctora Catarina Rua, del Departamento de Neurociencias Clínicas.
"El tronco encefálico es la caja de conexiones fundamental entre nuestro yo consciente y lo que sucede en nuestro cuerpo. La capacidad de ver y comprender cómo cambia el tronco encefálico en respuesta a la COVID-19 ayudará a explicar y tratar los efectos a largo plazo de manera más eficaz", añade el profesor James Rowe, también del Departamento de Neurociencias Clínicas, quien codirigió la investigación.
En los primeros días de la pandemia de COVID-19, antes de que existieran vacunas eficaces, los estudios post mortem de pacientes que habían muerto por infecciones graves de COVID-19 mostraron cambios en sus troncos cerebrales, incluida la inflamación. Se pensaba que muchos de estos cambios eran resultado de una respuesta inmunitaria posterior a la infección, más que de una invasión viral directa del cerebro.
"Las personas que estuvieron muy enfermas al principio de la pandemia mostraron cambios cerebrales duraderos, probablemente causados por una respuesta inmunitaria al virus. Pero medir esa respuesta inmunitaria es difícil en personas vivas", comenta Rowe. "Los escáneres de resonancia magnética normales de tipo hospitalario no pueden ver el interior del cerebro con el tipo de detalle químico y físico que necesitamos".
"Pero con los escáneres 7T, ahora podemos medir estos detalles. Las células inmunes activas interfieren con el campo magnético ultraalto, de modo que podemos detectar cómo se comportan", añade Rua. "Cambridge fue especial porque pudimos escanear incluso a los pacientes más enfermos e infecciosos, al comienzo de la pandemia".
Muchos de los pacientes ingresados ??en el hospital al comienzo de la pandemia informaron que presentaban fatiga, falta de aire y dolor en el pecho como síntomas persistentes y preocupantes. Los investigadores plantearon la hipótesis de que estos síntomas eran en parte resultado del daño a los núcleos clave del tronco encefálico, daño que persiste mucho después de que haya pasado la infección por Covid-19.
Los investigadores observaron que varias regiones del tronco encefálico, en particular el bulbo raquídeo, la protuberancia y el mesencéfalo, mostraban anomalías compatibles con una respuesta neuroinflamatoria. Las anomalías aparecieron varias semanas después del ingreso hospitalario y en regiones del cerebro responsables del control de la respiración.
"El hecho de que observemos anomalías en las partes del cerebro asociadas con la respiración sugiere firmemente que los síntomas duraderos son un efecto de la inflamación en el tronco encefálico después de la infección por Covid-19", insiste Rua. "Estos efectos se suman a los efectos de la edad y el género, y son más pronunciados en quienes han tenido Covid-19 grave".
Además de los efectos físicos de la COVID-19, los escáneres 7T proporcionaron evidencia de algunos de los efectos psiquiátricos de la enfermedad. El tronco encefálico monitorea la disnea, así como la fatiga y la ansiedad. "La salud mental está íntimamente relacionada con la salud cerebral, y los pacientes con la respuesta inmunitaria más marcada también mostraron niveles más altos de depresión y ansiedad", aporta Rowe.
"Los cambios en el tronco encefálico causados por la infección por COVID-19 también podrían conducir a malos resultados en la salud mental, debido a la estrecha conexión entre la salud física y mental", señala.
Los investigadores afirman que los resultados podrían ayudar a comprender otras enfermedades asociadas con la inflamación del tronco encefálico, como la esclerosis múltiple y la demencia. Los escáneres 7T también podrían utilizarse para controlar la eficacia de diferentes tratamientos para enfermedades cerebrales.