MADRID 7 Abr. (EUROPA PRESS) -
La flora intestinal o microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan el aparato digestivo, incluida la boca, y que se va desarrollando a medida que avanza la vida, señala especialista en nutrición del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas, el doctor Domingo Carrera, quien advierte de que "hasta el 70 por ciento del sistema inmunológico depende de la microbiota".
Entre las principales funciones de la flora intestinal está el mantenimiento de la salud del sistema inmunitario de forma que éste funcione adecuadamente, protegiendo al organismo de sustancias agresoras como bacterias, virus, hongos, sustancias químicas o metales pesados entren al interior del cuerpo.
Así, recuerda que la relación de la microbiota y el organismo es simbiótica, "mientras que las bacterias realizan una función protectora frente a enfermedades y agentes patógenos y de ayuda en la metabolización de los alimentos ingeridos, el organismo les ofrece un lugar donde vivir".
Si la microbiota se altera o desequilibra, por ejemplo, a causa del estrés, una alimentación poco saludable, falta de sueño, tabaco, ingesta de alcohol en exceso, sedentarismo, uso de antibióticos, etc., la barrera puede volver permeable, permitiendo la entrada al organismo de agentes patógenos y sustancias deletéreas que pueden ser muy nocivas para la salud.
"También tiene una función endocrina importante. Además de generar ácidos grasos libres de cadena corta, muy beneficiosos para bajar el LDL Colesterol y mejorar la salud cardiovascular, también puede regular, por sí sola, la secreción de insulina y los péptidos intestinales endocrinos responsables del metabolismo energético, la sensación de hambre y saciedad", apunta el especialista de CMED.
Por eso, entre otras recomendaciones recuerda que puede ser beneficioso tomar probióticos, microorganismos vivos que, cuando son administrados en cantidades adecuadas, confieren beneficios para la salud del huésped. "Entre estos beneficios está el mantenimiento de una flora intestinal sana", explica Carrera, quien recomienda que se tomen en las cantidades adecuadas y bajo supervisión médica.
Asimismo, aconseja incrementar la ingesta de yogurt, kéfir o kombucha, ya que son alimentos que tienen un proceso de fermentación propio, lo que hace que contengan bacterias beneficiosas vivas en el momento de consumirlas; y aumentar el consumo de frutas, verduras y cereales integrales, ya que tienen un aporte adecuado de fibra dietética que al llegar al intestino es fermentada y estimula la multiplicación de bacterias beneficiosas.
Además, aconseja evitar los azúcares refinados industriales, ya que azúcar por sí mismo puede favorecer que se desarrolle una inflamación crónica de los tejidos, que puede terminar dañándolos; y no tomar en exceso grasas saturadas y las grasas trans, puesto que afectan a la capacidad de defensa del sistema inmunológico favoreciendo la agresión de agentes patógenos externos.