La contaminación del aire por productos químicos y combustibles puede matar a 10 veces más personas de lo reconocido

La neblina sobre Seúl, Corea del Sur, durante un estudio de la calidad del aire de 2016, sugiere que la atmósfera contiene partículas diminutas que pueden dañar los pulmones de las personas.
La neblina sobre Seúl, Corea del Sur, durante un estudio de la calidad del aire de 2016, sugiere que la atmósfera contiene partículas diminutas que pueden dañar los pulmones de las personas. - BENJAMIN A. NAULT / CIRES, CU BOULDER
Publicado: jueves, 29 julio 2021 7:29


MADRID, 29 Jul. (EUROPA PRESS) -

Cientos de miles de personas de todo el mundo mueren demasiado pronto cada año debido a la exposición a la contaminación atmosférica causada por el uso diario de productos químicos y combustibles, incluyendo pinturas, pesticidas, carbón vegetal y gases de los tubos de escape de los vehículos, según un nuevo estudio dirigido por la Universidad de Colorado Boulder, en Estados Unidos.

El nuevo trabajo, dirigido por el antiguo investigador postdoctoral del CIRES Benjamin Nault y el becario del CIRES José-Luis Jiménez, calculó que la contaminación atmosférica causada por el "aerosol orgánico secundario antropogénico" provoca entre 340.000 y 900.000 muertes prematuras. Se trata de pequeñas partículas en la atmósfera que se forman a partir de sustancias químicas emitidas por las actividades humanas.

Y "eso es más de 10 veces más muertes que las estimadas anteriormente", resalta Nault, que ahora es científico de Aerodyne Research, Inc. Su trabajo, publicado en 'Atmospheric Chemistry and Physics', se basa en los descubrimientos de la Universidad de California en Boulder, la NOAA, la NASA y otros, según los cuales las emisiones de productos cotidianos son cada vez más importantes en la formación de contaminantes en el aire urbano.

"La idea más antigua era que para reducir la mortalidad prematura había que centrarse en las centrales eléctricas de carbón o en el sector del transporte --explica Nault--. Y sí, son importantes, pero estamos demostrando que si no se actúa sobre los productos de limpieza y pintura y otros productos químicos de uso cotidiano, no se está actuando sobre una fuente importante".

Los investigadores atmosféricos saben desde hace tiempo que las partículas de la atmósfera lo suficientemente pequeñas como para ser inhaladas pueden dañar los pulmones de las personas y aumentar la mortalidad. Los estudios han estimado que la contaminación por partículas finas, a menudo denominadas PM2,5, provoca entre 3 y 4 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, y posiblemente más.

Por ello, muchos países tienen leyes que limitan la cantidad de esas partículas que llegan a la atmósfera. Por ejemplo, se regula el hollín de las centrales eléctricas y los gases de escape de los motores diesel, que son fuentes "directas" de partículas. Y la normativa también se centra en las emisiones de combustibles fósiles de óxidos de azufre y nitrógeno, que pueden reaccionar en la atmósfera para formar partículas finas, una fuente indirecta, "inorgánica secundaria", de partículas.

El nuevo trabajo sugiere que una tercera categoría amplia de productos químicos -contaminantes orgánicos secundarios antropogénicos- es una importante fuente indirecta de partículas finas mortales.

Para determinar el impacto en la mortalidad de las distintas fuentes de partículas finas, el equipo ha analizado los datos de 11 estudios exhaustivos sobre la calidad del aire llevados a cabo en ciudades de todo el mundo en las dos últimas décadas. Utilizaron bases de datos detalladas de las emisiones químicas de ciudades como Pekín, Londres y Nueva York, y pasaron esas cifras por sofisticados modelos de calidad del aire que también incorporan datos de satélite.

Descubrieron que la producción de aerosol orgánico secundario en esas 11 ciudades estaba fuertemente correlacionada con compuestos orgánicos específicos emitidos por las actividades de las personas. Las sustancias químicas en cuestión -llamadas aromáticas y compuestos orgánicos intermedios y semivolátiles- se emiten desde los tubos de escape y los combustibles para cocinar, como la madera y el carbón vegetal, y cada vez más desde los disolventes industriales, las pinturas domésticas, los productos de limpieza y otras sustancias químicas.

En trabajos anteriores en Los Ángeles, el CIRES, la NOAA y otros científicos han informado de que esos productos químicos volátiles contribuyen tanto como los vehículos a la formación de la contaminación por partículas. "Lo nuevo aquí --destaca el coautor Brian McDonald, científico de la NOAA-- es que estamos demostrando que esto es un problema en ciudades de tres continentes, América del Norte, Europa y Asia oriental".

La normativa sobre calidad del aire ha tendido a centrarse en las sustancias químicas volátiles que producen ozono, otro contaminante peligroso, dijo Jiménez, que también es profesor de química en la Universidad de California en Boulder. Pero cada vez está más claro, sobre todo a partir del nuevo trabajo, que las sustancias químicas que contribuyen poco a la formación de ozono pueden contribuir seriamente a la formación de partículas.

"Como se ha pensado que este efecto es pequeño, no se ha tratado de controlar --reconoce Jiménez--. Pero cuando se tiene en cuenta la química atmosférica y se introduce en un modelo, se descubre que esta fuente concreta está matando a mucha gente".

Nault y Jiménez esperan ampliar su trabajo para incluir más zonas urbanas del mundo, donde aún no se han realizado suficientes mediciones para confirmar que los productos químicos volátiles contribuyen sustancialmente a las partículas finas. Pero la tendencia se mantiene hasta ahora en todos los lugares donde hay suficientes mediciones.

Afirman que esperan ampliar su trabajo para incluir más zonas urbanas del mundo, donde aún no se han realizado suficientes mediciones para confirmar que los productos químicos volátiles contribuyen sustancialmente a las partículas finas. Pero la tendencia se mantiene hasta ahora en todos los lugares donde hay suficientes mediciones.

"Si nos preocupamos por el impacto de la contaminación atmosférica en la salud y la mortalidad, tenemos que tomarnos este problema en serio", concluye Jiménez.

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