MADRID 14 May. (EUROPA PRESS) -
Las personas con una estructura y una función cardiaca más saludables parecen tener mejores capacidades cognitivas, incluida una mayor capacidad para resolver problemas de lógica y tiempos de reacción más rápidos, según una investigación dirigida por la Universidad Queen Mary de Londres y el Departamento de Medicina Radcliffe de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y publicada en la revista 'European Heart Journal Cardiovascular Imaging'.
La doctora Zahra Raisi-Estabragh, becaria de formación en investigación clínica de la BHF en la Universidad Queen Mary de Londres, recuerda que "las cardiopatías y la demencia son problemas de salud pública importantes y crecientes, sobre todo en poblaciones que envejecen".
"Ya sabíamos que los pacientes con enfermedades cardíacas tenían más probabilidades de padecer demencia, y viceversa, pero ahora hemos demostrado que estos vínculos entre la salud del corazón y del cerebro también están presentes en las personas sanas --prosigue--. Hemos demostrado por primera vez, en un grupo muy amplio de personas sanas, que los individuos con una estructura y una función cardiaca más saludables tienen un mejor rendimiento cognitivo".
"Con más investigaciones, estos hallazgos podrían ayudarnos a establecer estrategias de prevención temprana y a reducir la carga de enfermedades cardíacas y cerebrales en el futuro", asegura.
Anteriormente se había propuesto que el cerebro era el objetivo de los daños causados por las enfermedades del corazón, y los factores de riesgo que conducen a las enfermedades del corazón también se han asociado a la demencia vascular y al Alzheimer. Sin embargo, no se conocen bien los mecanismos por los que se producen estas asociaciones, y los estudios no se habían realizado en grandes grupos de personas ni en personas sin enfermedad.
El nuevo estudio examinó los vínculos entre la salud del corazón y la función cognitiva en más de 32.000 participantes del Biobanco del Reino Unido. El equipo evaluó la salud del corazón mediante medidas de anatomía y función obtenidas a partir de resonancias magnéticas. La función cognitiva se evaluó mediante pruebas de inteligencia fluida (la capacidad de resolver problemas basados en la lógica) y el tiempo de reacción.
Los resultados muestran que, en este amplio grupo de individuos mayoritariamente sanos, los que tenían una estructura y una función cardiaca más saludables obtuvieron resultados significativamente mejores en las pruebas de capacidad cognitiva.
Para investigar los mecanismos subyacentes a las relaciones observadas, el equipo también estudió si los vínculos entre la salud del corazón y del cerebro podían estar relacionados con factores de riesgo compartidos de enfermedades vasculares, como la diabetes, el tabaquismo, la hipertensión arterial y la obesidad.
Descubrieron que, aunque estos factores eran importantes para determinar tanto la salud del corazón como la del cerebro, no proporcionaban una explicación completa de las asociaciones observadas. Esto sugiere que otros mecanismos alternativos pueden ser importantes en la mediación de las interacciones entre el corazón y el cerebro.
Por ejemplo, otros estudios han demostrado que las proteínas que se depositan anormalmente en el cerebro en la enfermedad de Alzheimer también pueden acumularse y causar la enfermedad en el músculo cardíaco. Otra posibilidad es que el empeoramiento de la salud del cerebro y del corazón sea una consecuencia del envejecimiento acelerado.
Los investigadores advierten que, al tratarse de un estudio de observación, no es posible hacer ninguna conclusión definitiva sobre la causalidad y no se puede afirmar que las enfermedades cardíacas causen un deterioro de la cognición, o viceversa. También es posible que haya una confusión residual (es decir, que la salud del cerebro y del corazón parezcan estar conectadas debido a su asociación común con un tercer factor).