MADRID 15 Feb. (EUROPA PRESS) -
El corazón es un órgano vital que actúa como una bomba incansable, encargado de impulsar la sangre a través del sistema circulatorio, tiene además una capacidad sensorial inesperada que comparte con la papilas gustativas. ¿Podría esto significar que lo que comemos influye en nuestro ritmo cardíaco de formas que nunca imaginamos? ¿Hasta qué punto nuestra dieta podría estar modulando el funcionamiento del corazón sin que lo sepamos?
En un hallazgo sorprendente, científicos de la la Universidad Loyola de Chicago (Estados Unidos) han descubierto que el corazón posee receptores de 'sabor dulce', similares a los de nuestra lengua. Además, han observado que estimular estos receptores con sustancias dulces puede modular el ritmo cardíaco. Esta investigación abre nuevas vías para comprender la función cardíaca y, potencialmente, para desarrollar nuevos tratamientos para la insuficiencia cardíaca.
Aunque los receptores del gusto se asocian tradicionalmente con la lengua y nuestra capacidad para percibir sabores, estudios recientes han demostrado que estos receptores existen en otras partes del cuerpo, donde probablemente desempeñan funciones diferentes. Este nuevo estudio es el primero en identificar receptores específicos del 'sabor dulce', conocidos como TAS1R2 y TAS1R3, en la superficie de las células del músculo cardíaco.
La nueva investigación descubrió que estos receptores no solo están presentes en el músculo cardíaco, sino que también son funcionales. Cuando los investigadores estimularon estos receptores en células cardíacas humanas y de ratones utilizando aspartamo, un edulcorante artificial común, observaron un aumento significativo en la fuerza de contracción del músculo cardíaco y una aceleración del manejo del calcio, procesos clave para un ritmo cardíaco saludable.
"Se ha demostrado que, después de comer, la frecuencia cardíaca y la presión arterial aumentan", describe Micah Yoder, estudiante de posgrado en el laboratorio de Jonathan Kirk en la Universidad Loyola de Chicago.
"Anteriormente, se pensaba que esto se debía a un eje neural que estaba recibiendo señales. Pero estamos proponiendo una consecuencia más directa, en la que tenemos un pico de azúcar en sangre después de comer, y eso se une a estos receptores de sabor dulce en las células del músculo cardíaco, lo que provoca una diferencia en el ritmo cardíaco", añade.
Curiosamente, los investigadores también descubrieron que estos receptores son más abundantes en los corazones de los pacientes con insuficiencia cardíaca, lo que sugiere un posible vínculo con la enfermedad. Investigaciones posteriores revelaron que la estimulación de los receptores desencadena una cascada de eventos moleculares dentro de las células cardíacas, que involucran proteínas clave que controlan el flujo de calcio y la contracción muscular.
"Durante la insuficiencia cardíaca, el corazón cambia su panorama energético y prioriza la captación y el uso de glucosa. Por lo tanto, es posible que durante este cambio energético, el corazón deba modificar su capacidad de detección de nutrientes para adaptarse a este cambio", explica Yoder.
Además, su investigación puede explicar por qué el consumo elevado de bebidas endulzadas artificialmente está relacionado con la arritmogénesis, o un ritmo cardíaco irregular. No sólo estos receptores del gusto dulce son particularmente estimulados por edulcorantes artificiales como el aspartamo, señaló Yoder, sino que descubrió que la sobreestimulación de estos receptores del gusto dulce conduce a un aumento del comportamiento arrítmico en las células cardíacas.
Pero se necesitan más investigaciones para comprender completamente los efectos a largo plazo de la estimulación de estos receptores en el corazón, así como también cómo estos receptores podrían ser utilizados para fortalecer el corazón en caso de insuficiencia cardíaca.