Se realizó en personal sanitario
BARCELONA, 1 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un estudio en personal sanitario codirigido por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), el Institut Catal de la Salut (ICS) y el IDIAP Jordi Gol (IDIAP JG), con la colaboración de la Fundació Privada Daniel Bravo Andreu, apunta que un año después de la infección por SARS-CoV-2 la gran mayoría de personas mantiene anticuerpos anti-Spike independientemente de la gravedad de los síntomas.
Los resultados del estudio también sugieren que la inmunidad generada por las vacunas también será de larga duración, ha informado este jueves en un comunicado el ISGlobal --centro impulsado por la Fundación La Caixa--.
Un número creciente de estudios sugiere que la mayoría de personas genera una respuesta humoral --anticuerpos-- y celular --linfocitos T-- que se mantiene a lo largo de varios meses, quizás años.
Durante la primera ola de la pandemia, el equipo de ICS/IDIAP JG, en colaboración con el grupo de Carlota Dobaño en ISGlobal, comenzó un estudio de seguimiento en una cohorte de personal sanitario con COVID-19, que trabajaba en centros de atención primaria de la Catalunya central --un total de 173 personas--.
La mayoría de las infecciones fueron leves a moderadas, aunque algunos casos fueron hospitalizados, y el equipo realizó tomas de sangre regulares a partir de septiembre para medir el nivel y tipo de anticuerpos frente al SARS-CoV-2 en estos pacientes.
"INMUNIDAD MÁS LARGA"
"Los resultados obtenidos hasta ahora nos hacen pensar que la inmunidad al virus SARS-CoV-2 es más larga de lo que intuíamos al inicio de la pandemia. Al ser un virus tan nuevo, es muy importante poder analizar el comportamiento y la afectación en las personas" ha dicho la investigadora del ICS y coautora del estudio Anna Ruiz Comellas.
Al cabo de los primeros cinco meses no se observó una caída significativa de anticuerpos y, a los 9 meses, el 92,4% de las personas seguían siendo seropositivas: el 90% tenían IgG, el 76% IgA y el 61% IgM específicas de la proteína Spike o del dominio de unión al receptor (RBD).
En aquellas personas que aún no habían sido vacunadas en abril --un año después de la infección--, los resultados fueron muy similares: el 95% tenían IgG, el 83% IgA y el 25% IgM.
"Estos datos confirman la mayor duración de anticuerpos de tipo IgG, pero de manera sorprendente los de tipo IgM, que normalmente duran menos, también parecen mantenerse bastante tiempo", ha señalado la investigadora de ISGlobal y coautora senior del estudio Gemma Moncunill.
El hecho de haber sido hospitalizado, haber presentado fiebre, o haber perdido el olor o el olfato se asoció con niveles más elevados de anticuerpos a los cinco o nueve meses.
Hubo cuatro reinfecciones en la cohorte: dos de ellas, sintomáticas, ocurrieron en personas seronegativas, y otra reinfección asintomática ocurrió en una persona que tenía niveles muy bajos de anticuerpos.
Estos resultados indican que los anticuerpos anti-Spike protegen contra la infección sintomática: "También confirman que las personas que no han sido infectadas deben ser vacunadas en prioridad, ya que las personas que pasaron la infección mantienen anticuerpos por al menos un año", ha señalado la primera coautora del trabajo Anna Ramírez-Morros.
"Considerando que los niveles de anticuerpos que se generan tras la vacunación suelen ser más elevados que los que se generan tras la infección natural, nuestros resultados sugieren que la inmunidad por las vacunas también será duradera", ha subrayado Carlota Dobaño.