Correr o antidepresivos, ¿qué es mejor contra la ansiedad y la depresión?

Archivo - Pareja corriendo.
Archivo - Pareja corriendo. - STANDRET/FREEPICK - Archivo
Publicado: lunes, 9 octubre 2023 8:04

MADRID 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

El primer estudio que compara los efectos de los antidepresivos con los ejercicios de carrera para la ansiedad, la depresión y la salud en general muestra que tienen aproximadamente los mismos beneficios para la salud mental, pero un curso de 16 semanas de carrera durante el mismo periodo obtiene mejores resultados en términos de mejora de la salud física, mientras que los antidepresivos conducen a una condición física ligeramente peor, como han sugerido estudios anteriores.

Sin embargo, la tasa de abandono fue mucho mayor en el grupo que eligió inicialmente el ejercicio, los autores del estudio, publicado en el 'Journal of Affective Disorders'.

"Queríamos comparar cómo afectan el ejercicio o los antidepresivos a la salud general, no sólo a la salud mental", explica la profesora Brenda Penninx, de la Universidad de Vrije (Ámsterdam), que presentó el trabajo en la Conferencia del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología, celebrado en Barcelona.

Los investigadores estudiaron a 141 pacientes con depresión y/o ansiedad. Se les ofreció elegir entre 16 semanas de tratamiento con antidepresivos ISRS o 16 semanas de terapia de carrera en grupo. 45 eligieron los antidepresivos, y 96 participaron en la carrera a pie. Los miembros del grupo que eligió los antidepresivos estaban ligeramente más deprimidos que los del grupo que eligió correr.

Penninx añade que "este estudio dio a las personas ansiosas y deprimidas una opción real: medicación o ejercicio. Curiosamente, la mayoría optó por el ejercicio, lo que hizo que las cifras del grupo que corría fueran mayores que las del grupo que tomaba medicación", comenta.

El tratamiento con antidepresivos obligaba a los pacientes a seguir la medicación prescrita, pero esto no suele repercutir directamente en los comportamientos cotidianos. En cambio, el ejercicio aborda directamente el estilo de vida sedentario que suelen llevar los pacientes con trastornos depresivos y de ansiedad, animándoles a salir al exterior, fijarse objetivos personales, mejorar su forma física y participar en una actividad de grupo.

El grupo de antidepresivos tomó el ISRS Escitalopram durante 16 semanas. El grupo de corredores se propuso realizar de dos a tres sesiones grupales de 45 minutos a la semana, estrechamente supervisadas (durante 16 semanas). La adherencia al protocolo fue menor en el grupo de corredores (52%) que en el de antidepresivos (82%), a pesar de la preferencia inicial por correr frente a los antidepresivos.

Al final del ensayo, alrededor del 44% % en ambos grupos mostraron una mejoría en la depresión y la ansiedad, sin embargo, el grupo de corredores también mostró mejoras en el peso, la circunferencia de la cintura, la presión arterial y la función cardiaca, mientras que el grupo de antidepresivos mostró una tendencia hacia un ligero deterioro en estos marcadores metabólicos.

Según Brenda Penninx, "ambas intervenciones ayudaron con la depresión más o menos en la misma medida. En general, los antidepresivos tuvieron peores efectos sobre el peso corporal, la variabilidad de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, mientras que la terapia de carrera a pie mejoró la forma física general y la frecuencia cardiaca, por ejemplo. Actualmente estamos estudiando con más detalle los efectos sobre el envejecimiento biológico y los procesos de inflamación", añade.

Ambas terapias tienen cabida en el tratamiento de la depresión, según la doctora. El estudio demuestra que a mucha gente le gusta la idea de hacer ejercicio, pero puede ser difícil llevarlo a cabo, aunque los beneficios sean significativos. "Descubrimos que la mayoría de la gente cumple con la toma de antidepresivos, mientras que alrededor de la mitad del grupo que corría seguía la terapia de ejercicio dos veces a la semana --prosigue--. No basta con decir a los pacientes que salgan a correr. Para cambiar la conducta de actividad física se requiere una supervisión y un estímulo adecuados, como hicimos nosotros al aplicar la terapia de ejercicio en una institución de salud mental".

Según recuerda, "los antidepresivos suelen ser seguros y eficaces. Funcionan para la mayoría de las personas. Sabemos que no tratar la depresión conlleva peores resultados, por lo que los antidepresivos suelen ser una buena opción. No obstante --precisa--, necesitamos ampliar nuestro arsenal terapéutico, ya que no todos los pacientes responden a los antidepresivos o están dispuestos a tomarlos. Nuestros resultados sugieren que la aplicación de la terapia de ejercicio es algo que deberíamos tomarnos mucho más en serio, ya que podría ser una buena -y quizá incluso mejor- opción para algunos de nuestros pacientes", añade.

Además, recuerda los posibles efectos secundarios que pueden tener los tratamientos. "Los médicos deben ser conscientes de la desregulación de la actividad del sistema nervioso que pueden provocar ciertos antidepresivos, sobre todo en pacientes que ya tienen problemas cardíacos --recomienda--. Esto también proporciona un argumento para considerar seriamente la reducción progresiva y la interrupción de los antidepresivos cuando los episodios de depresión o ansiedad han remitido. Al final, sólo se ayuda de verdad a los pacientes cuando mejoramos su salud mental sin empeorar innecesariamente su salud física".

Según el doctor Eric Ruhe, de los Centros Médicos Universitarios de Ámsterdam, "se trata de resultados muy interesantes que demuestran una vez más que la salud física puede influir en la salud mental y que el tratamiento de la depresión y la ansiedad puede conseguirse haciendo ejercicio, obviamente sin los efectos adversos de los fármacos antidepresivos. Sin embargo, son importantes varias observaciones".

"En primer lugar, los pacientes siguieron sus preferencias, lo cual es una práctica habitual, pero lo ideal sería aconsejar a los pacientes qué es lo que mejor funciona --señala--. Seguir esta elección es comprensible desde un punto de vista pragmático cuando los pacientes tienen fuertes preferencias, lo que hay que tener en cuenta al hacer un estudio como éste. El inconveniente es que las comparaciones entre grupos podrían estar sesgadas en comparación con hacer esto en un estudio verdaderamente aleatorizado".

"Por ejemplo, los pacientes del grupo de antidepresivos estaban más deprimidos, lo que podría asociarse a una menor probabilidad de persistir en los ejercicios --subraya--. Por lo tanto, hay que tener cuidado de no sobreinterpretar las comparaciones entre grupos, algo que los autores reconocen adecuadamente".

Por último, destaca que un hallazgo muy importante es la diferencia en la adherencia entre las intervenciones: 52% en el grupo de ejercicio y 82% en el grupo de antidepresivos. "Esto demuestra que es más difícil cambiar un hábito de vida que tomar una pastilla --comenta-- y esto no se da exclusivamente en psiquiatría, lo que indica que también tenemos que centrarnos en cómo mejorar el cumplimiento de un comportamiento saludable. Esto podría tener enormes repercusiones en la asistencia sanitaria en general, pero también en las enfermedades psiquiátricas", concluye.