Cristina Petratti, experta en salud metabólica: ¿Por qué algunas personas engordan más que otras con los mismos hábitos?

Archivo - Dos amigas comiendo.
Archivo - Dos amigas comiendo. - ZORAN ZEREMSKI/ ISTOCK - Archivo
Publicado: martes, 4 marzo 2025 8:25

   MADRID, 4 Mar. (EDIZIONES) -

   Dentro de una misma casa, dos personas con hábitos alimentarios similares, pero diferente actividad física diaria, y distinto metabolismo basal (la cantidad de calorías que el cuerpo consume en reposo) pueden variar en peso. Y es que, la edad, el sexo y la cantidad de masa muscular influyen en la tasa metabólica individual.

   Así lo asegura en una entrevista con Europa Press Infosalus la experta en Medicina de Obesidad y miembro de la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) la doctora Cristina Petratti, quien explica que "la propensión a ganar peso con mayor facilidad es el resultado de la interacción compleja entre factores genéticos hormonales, metabólicos, y comportamentales".

   Tal y como asevera, comprender estas diferencias es esencial para abordar un manejo en el peso de manera personalizada y efectiva. Aquí resalta esta doctora que la predisposición genética juega un "papel crucial" en la regulación del peso corporal.

   De hecho, sostiene que algunas personas heredan variantes genéticas que afectan al metabolismo, a la distribución de la grasa, y al apetito, lo que hace que almacenen más energía en forma de grasa. "Junto a esto, desequilibrios hormonales (como niveles alterados de leptina hormona de la saciedad o insulina) que pueden influir con facilidad para ganar peso", mantiene esta experta en obesidad.

   A su vez, apunta a la microbiota intestinal, ya que según recuerda, también juega un papel importante a este respecto: "Tener una microbiota menos diversa y desequilibrada puede predisponer al aumento de peso".

   Por otro lado, la miembro de SEEDO señala igualmente a la respuesta cerebral y al comportamiento alimentario, dado que algunas personas con sobrepeso experimentan alteraciones en las señales de la saciedad, debido a la difusión en la señalización cerebral, lo que puede llevar a mayor ingesta de alimentos, y a una mayor dificultad para percibir cuando están satisfechas.

EL ESTRÉS CRÓNICO Y DORMIR POCO O MAL ENGORDAN

   Otro de los aspectos sobre los que esta doctora llama la atención es el estrés crónico, dado que puede contribuir a la obesidad a través de la activación sostenida del eje hipotálamo-pituitario-adrenal (HPA), a alteraciones hormonales que aumentan el apetito, así como por la preferencia por alimentos palatables, y la interacción con los circuitos de recompensa que promueven la adicción a la comida. "Estos mecanismos subrayan la importancia de abordar el estrés crónico en las estrategias de prevención y de tratamiento de la obesidad", agrega.

   Aquí indica Petratti que dormir poco o mal puede hacernos ganar peso: "La calidad del sueño afecta significativamente a la regulación de las hormonas del apetito, como la grelina y la leptina. Dormir poco o mal se asocia con niveles elevados de grelina y a niveles reducidos de leptina, lo que puede aumentar el apetito y contribuir al aumento de peso".

   Precisamente, cita a un estudio publicado en 'Obesity' (Silver Spring, Md.) en el que se constaba que la privación aguda del sueño reduce las concentraciones de leptina y aumenta las de grelina en adultos con peso saludable y obesidad. "Estos cambios hormonales pueden facilitar el aumento de peso si persisten durante períodos prolongados de pérdida de sueño", asevera la doctora.

   Igualmente, menciona una revisión sistemática y meta-análisis en 'Obesity Reviews' que también concluyó que la duración corta del sueño se asocia con niveles elevados de grelina, y con niveles reducidos de leptina: "Estos cambios hormonales pueden aumentar el hambre y la ingesta calórica, contribuyendo al aumento de peso".

   Además, afirma que un estudio en 'Annals of Internal Medicine' demostró que la restricción del sueño en hombres jóvenes sanos se asocia con una reducción del 18% en los niveles de leptina, y con un aumento del 28% en los niveles de grelina, lo que se traduce en un aumento del hambre y el apetito.

   "En resumen, la mala calidad del sueño o la falta de sueño altera la regulación de las hormonas del apetito, aumentando la grelina, y disminuye la leptina, lo que puede llevar a un aumento del apetito y, potencialmente, al aumento de peso", asevera la miembro de la Sociedad Española de Obesidad.

LOS HORARIOS DE LAS COMIDAS INFLUYEN AL ACUMULAR GRASA

   Pero no queda ahí la cosa porque la hora a la que comamos también influye en nuestra báscula, según prosigue esta especialista en Medicina de la Obesidad, remarcando que el momento en el que comemos puede afectar a la regulación del peso y a la acumulación de grasa. "Nuestro metabolismo sigue un ritmo biológico, y la sensibilidad a la insulina varía a lo largo del día", apostilla.

   De esta manera, indica que comer más temprano ayuda a metabolizar mejor los alimentos. ¿Cómo hacerlo? Aconseja hacerlo sobre todo por la mañana, ya que el cuerpo tiene mayor capacidad para utilizar la glucosa de forma eficiente; mientras que por la noche la sensibilidad a la insulina disminuye, favoreciendo el almacenamiento de grasa.

   A este respecto advierte de que cenar tarde puede ser un problema: "Cuando la última comida del día es muy abundante y cercana a la hora de dormir, el cuerpo tiene menos tiempo para metabolizarla antes del descanso; lo que puede contribuir a la ganancia de peso".

   Asimismo, indica que los horarios desordenados afectan el metabolismo: "Saltarse comidas, o comer en horarios irregulares, puede generar desajustes hormonales que afectan el control del apetito y favorecen el acúmulo de grasa".

   Por esto también recomienda priorizar siempre el desayuno y el almuerzo como las comidas más energéticas del día; aparte de mantener horarios regulares de comida para mejorar la respuesta metabólica; a la vez que ve idóneo el evitar cenas pesadas y tardías para no interferir con los ritmos circadianos. "Regular los horarios de las comidas puede ser una estrategia efectiva para mejorar la composición corporal y la salud metabólica", defiende la doctora Cristina Petratti.

EL IMPACTO DEL SEDENTARISMO

   En última instancia, esta experta en medicina de la obesidad llama la atención sobre el sedentarismo, dado que tiene un impacto negativo en el metabolismo y en la composición corporal. "El ejercicio es un hábito esencial no porque nos ayude a perder peso, sino a tener una composición corporal más saludable y mantenerla", argumenta.

   Entre otros beneficios del ejercicio de cara a mantener a raya nuestra báscula la miembro de la SEEDO apunta a los siguientes:

   ·Las personas que realizan ejercicio tienen menor riesgo de mortalidad por todas las causas inclusive de enfermedad cardiovascular.

   ·Mejora la sensibilidad a la insulina, al metabolismo de la glucosa, así como el control metabólico de las personas con diabetes.

   ·Mejora el perfil lipídico disminuyendo las concentraciones del colesterol malo LDL e incrementándolas del bueno HDL.

   ·Mantiene la integridad de la densidad ósea previniendo la osteoporosis.

   ·Mejora el control de la presión arterial, la capacidad respiratoria, la circulación sanguínea.

   ·El ejercicio mejora las funciones cognitivas y reduce el riesgo de demencia.

   ·Previene 35 tipos de enfermedades crónicas metabólicas del hígado renales, digestivas, musculoesqueléticas, autoinmunes, endocrinas, neurológicas, inmunológicas, dermatológicas, entre otras.

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