MADRID 22 Dic. (EUROPA PRESS) -
La razón por la que algunas personas no logran recuperar su sentido del olfato después de COVID-19 está vinculada a un ataque inmunitario continuo a las células nerviosas olfativas y una disminución asociada en el número de esas células, según ha descubierto un equipo de científicos dirigido por Duke Health, el centro médico de la Universidad de Duke (Estados Unidos).
El hallazgo, publicado en la edición en línea de la revista 'Science Translational Medicine', proporciona una importante visión de un molesto problema que han padecido millones de personas que no han recuperado plenamente el sentido del olfato tras la COVID-19.
Aunque se centra en la pérdida del olfato, el hallazgo también arroja luz sobre las posibles causas subyacentes de otros síntomas prolongados de la COVID-19, como la fatiga generalizada, la falta de aliento y la niebla cerebral, que podrían desencadenarse por mecanismos biológicos similares.
"Uno de los primeros síntomas que suelen asociarse a la infección por COVID-19 es la pérdida del olfato", recuerda Bradley Goldstein, autor principal del estudio y profesor asociado del Departamento de Cirugía de Cabeza y Cuello y Ciencias de la Comunicación de Duke y del Departamento de Neurobiología y del Departamento de Neurobiología.
"Afortunadamente, muchas personas que tienen alterado el sentido del olfato durante la fase aguda de la infección vírica recuperan el olfato en las siguientes una o dos semanas, pero otras no --afirma Goldstein--. Necesitamos entender mejor por qué este subconjunto de personas seguirá teniendo una pérdida persistente del olfato durante meses o años después de infectarse con el SARS-CoV2".
En el estudio, Goldstein y sus colegas de Duke, Harvard y la Universidad de California-San Diego analizaron muestras epiteliales olfativas recolectadas de 24 biopsias, incluidas nueve pacientes que sufrían pérdida de olfato a largo plazo después de COVID-19.
Este enfoque basado en biopsias, que utiliza sofisticados análisis unicelulares en colaboración con el doctor Sandeep Datta, de la Universidad de Harvard, reveló una infiltración generalizada de células T implicadas en una respuesta inflamatoria en el epitelio olfativo, el tejido de la nariz donde se encuentran las células nerviosas del olfato. Este proceso inflamatorio único persistió a pesar de la ausencia de niveles detectables de SARS-CoV-2.
Además, el número de neuronas sensoriales olfativas disminuyó, posiblemente debido al daño del delicado tejido por la inflamación en curso. "Los resultados son sorprendentes --afirma Goldstein--. Casi parece una especie de proceso autoinmune en la nariz".
Goldstein explica que saber qué zonas están dañadas y qué tipos celulares están implicados es un paso clave para empezar a diseñar tratamientos. Los investigadores consideran alentador que las neuronas parezcan mantener cierta capacidad de reparación incluso tras el ataque inmunitario a largo plazo.
"Tenemos la esperanza de que la modulación de la respuesta inmunitaria anormal o de los procesos de reparación en la nariz de estos pacientes pueda ayudar a restablecer, al menos parcialmente, el sentido del olfato", subraya Goldstein, señalando que este trabajo está actualmente en curso en su laboratorio.
Según Goldstein, los resultados de este estudio también podrían servir de base para nuevas investigaciones sobre otros síntomas de la COVID-19 que podrían estar sufriendo procesos inflamatorios similares.