MADRID, 14 Ene. (EDIZIONES) -
"No conozco a nadie inmune al envejecimiento. Tampoco creo que exista nadie inmune al cáncer de manera radical. Si viviéramos lo suficiente creo que todos tendríamos cáncer. Todos es todos. Puede haber alguna excepción, una persona que ha tenido la suerte de heredar las variantes genómicas más potentes para defendernos del cáncer. (...) Todos podemos tener cáncer y para no ser clientes tempranos debemos insistir en las medidas preventivas".
Así lo afirma con rotundidad en una entrevista con Infosalus uno de los mayores investigadores españoles, y de relevancia internacional, en el campo del cáncer, pero también del envejecimiento, el catedrático de Bioquímica en la Universidad de Oviedo, el profesor Carlos López-Otín.
¿Y por qué tenemos cáncer? Todo es consecuencia de la evolución, que "no solo nos dejó la posibilidad de tenerlo como un producto secundario", sino también esta se ocupó de proporcionarnos centenares de genes cuya función, directa o indirecta, no es otra que la de protegernos del cáncer.
Habla de los llamados genes supresores tumorales, no descubiertos hasta hace tres-cuatro décadas. "¿Qué hemos aprendido en estos años? Que estos genes nos ayudan pero a nadie le toca la lotería del genoma completamente en este sentido. Luego todos tenemos la posibilidad de tener cáncer", explica el científico español.
Precisamente acaba de publicar 'Egoístas, inmortales y viajeras' (Paidós), su último libro con el que pretende esclarecer cuáles son las principales claves del cáncer, así como sus nuevos tratamientos.
LAS TRES CARACTERÍSTICAS DE LAS CÉLULAS MALIGNAS
Según nos confiesa, ha concedido este título al manual porque estas representan las tres principales características de las células tumorales malignas: "'Egoístas, inmortales y viajeras' son las tres características esenciales de las células tumorales malignas y que las diferencian de las células sanas que tenemos en el cuerpo".
El cáncer surge de nuestras imperfecciones, se nutre del azar, del ruido molecular, de las toxicidades ambientales, "de la entropía que gobierna el universo", según aclara; y el nutrirse de todo esto conduce a que una célula acumule algún tipo de daño, primero en el genoma, y luego en otros lenguajes, de forma que estas células se vuelven 'egoístas' y adquieren la capacidad de crecer y de dividirse ininterrumpidamente.
"Se convierten en entidades autónomas. Crecen cada vez más y se dividen sin cesar con libertad total porque han logrado vencer a los controles internos del organismo. Pero no les basta: necesitan convertirse en inmortales porque una célula por muy egoísta que sea sigue siendo mortal. Las células mutadas siguen mutando, pero siguen muriendo también porque sus telómeros se siguen perdiendo", agrega.
Sin embargo, apunta que los nuevos cambios sufridos por algunas células egoístas les permiten obviar esas señales que las impulsan hacia la senescencia ("una especie de cadena perpetua por la que no te divides nunca más"), o bien hacia la apoptosis o muerte celular (cada segundo, un millón de células mueren en nuestro organismo de esta manera). "Las que logran escapar de estas señales reactivan la telomerasa y se vuelven inmortales", prosigue el investigador del cáncer.
Dice que el ser egoístas e inmortales no es suficiente para crear un tumor maligno y avanzar hacia la siguiente propiedad es sinónimo de viajar por el interior de nuestro organismo, colonizar otros territorios y generar metástasis; de ahí lo de 'viajeras': "Esta última propiedad es la que distingue a un tumor maligno (implica el 0,1% de todas las células que inician su viaje hacia otros tejidos u órganos, y con consecuencias fatales) de un tumor benigno, que son solo células egoístas e inmortales".
LA CURACIÓN DEL CÁNCER
Por otro lado, una de las principales reivindicaciones que realiza este investigador español es que el cáncer "no se puede curar con la medicina alternativa, ni con dietas concretas, ni con emociones positivas, ni con pócimas extrañas, ni con equipos de nombres rimbombantes pero de fundamento poco claro".
Según destaca, este grupo de enfermedades se cura con el conocimiento de las claves moleculares y celulares, que contribuyen a generar estas tres propiedades que las células normales no tienen. Sobre si veremos la cura del cáncer algun día, López-Otín cree que al no ser una única enfermedad, sino más de 200 distintas, y formar parte de nuestra esencia molecular (cualquier organismo pluricelular la tiene), no lo desalojaremos mientras haya vida con soporte biológico.
"La respuesta a la que más nos aproximamos es que los tratamientos del cáncer seguirán progresando. Hoy en día es más frecuente sobrevivir al cáncer que sucumbir ante él, porque más de la mitad de los tumores malignos se curan. Aparte de que también hay entidades que se vuelven crónicas", celebra el experto.
Con todo ello, este científico español considera que hay que mirar hacia el futuro del cáncer con la esperanza de que "el conocimiento científico irá abriendo grietas por las que vaya entrando la luz".
Reseña que "hace 30 años la curación global del cáncer a lo mejor no llegaba ni al 25%", cuando en la actualidad estamos en el 50%; el avance todavía va a ser importante, una lenta marea creciente, pero continua".
"Esto no significa la erradicación del cáncer como si fuera la erradicación de un virus", según precisa, porque la mayor parte de los tumores surgen de alteraciones en el interior del organismo, "provocadas por un mal diálogo con el ambiente, por una infección, por cuestiones hereditarias, etc, y otros muchos por el azar replicativo".